LUCIO CUENCA: |
Coordinador nacional de OLCA criticó las descalificaciones del secretario de Estado a los ambientalistas.Por Eleazar Garviso. Diario El Día La Serena, 29 de julio de 2003
La denominación de "ecofacistas", "extremistas" y que estaban más preocupados de cuidar las piedras en vez de la gente, palabras pronunciadas por el ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, refiriéndose a los ambientalistas, provocaron el rechazo de las organizaciones ligadas a este sector.
Los cuestionamientos hacia el secretario de Estado no se hicieron esperar. El coordinador nacional de OLCA (Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales), Lucio Cuenca, junto con lamentar los juicios, aseguró que estaban cargados de autoritarismo.
"Tiene que ver con una faceta que proviene de las concepciones dogmáticas que posee este ministro de no entender una sociedad democrática como la nuestra donde se puede tener distintos tipos de opiniones. En varias ocasiones ha abogado en forma permanente a favor de las presiones de las empresas. Hay que recordar la memorable frase que dijo que el Presidente lo había puesto para sacar los lomos de toro en torno a la reactivación económica y eso tenía relación con las normativas ambientales y su papel era flexibilizar lo que denominó todos los escollos que significaba para el desarrollo del proyecto y la inversión".
¿El Gobierno de Lagos ha respetado la temática ambiental más o menos que los anteriores gobiernos de la Concertación?
"El actual Gobierno tiene una deuda mucho más grande que los anteriores respecto a los compromisos que realizó. Hay una gran cantidad de proyectos de alto cuestionamiento por sectores de la sociedad y que tienen un camino expedito. Lo que sucede es que el programa del tercer mandato de la Concertación fue reducido a una agenda procrecimiento del Gobierno y las empresas".
¿Sólo fue un amague colocar al inicio de su gestión a una ambientalista en el puesto de la Conama (Adriana Hoffman)?
"Hay que leer las declaraciones que ella entrega hoy día respecto a la decepción que tiene del Gobierno en materia ambiental y de los problemas que personalmente tuvo. Realmente se utilizó su imagen porque finalmente quienes tomaban las decisiones eran otros".
¿Este intento se convirtió sólo en un saludo a la bandera?
"Era para colocar una contención y de alguna manera crear falsas expectativas de que estando Adriana Hoffman en la Conama, efectivamente resolvería las grandes preocupaciones ambientales, pero como lo ha dicho ella misma, se dio cuenta de que nunca hubo voluntad e intención de remediar esas dificultades. En esa medida ella se siente desilusionada. De hecho hace algunas semanas vuelve a renunciar en otro de los proyectos que el Gobierno la había puesto en Santiago producto de una nueva desilusión. Claramente fue una operación de verdecer un poco la política gubernamental".
DESCONOCIMIENTO
¿Qué más le molestó de los dichos del ministro de Economía: que los trataran de ecofacistas o extremistas?
"No me siento identificado con esas especificaciones. El trabajo que desarrollamos no tiene que ver con ese tipo de categorías. Lo que nos preocupa es el autoritarismo de este ministro que se siente con el derecho de expresar este tipo de calificativos. Eso tiene que ver con una concepción bastante autoritaria de cómo debiera moverse una sociedad democrática. Se afirma en cosas distantes para el ciudadano común y corriente y sufre las consecuencias de las cifras que él maneja y trata de pintar que todo está muy bien y que seguimos creciendo, pero a qué costo".
A los ambientalistas se le ha criticado que recibirían dineros de organizaciones internacionales para reclamar en contra de los proyectos, ¿advierte una campaña de desprestigio?
"Sin duda en los últimos años ha existido una campaña para tratar de incidir en la credibilidad que tienen los grupos ambientalistas en la sociedad y por eso periódicamente personajes como el señor Rodríguez Grossi sacan desde el baúl una serie de calificativos en contra de estas organizaciones. Una forma de defenderse de gente que tiene planteamientos serios apuntado a los pilares más débiles del actual sistema y que no se sustentan en el largo plazo. Es un modelo basado en la sobreexplotación de los recursos naturales para la exportación siendo pan para hoy y hambre para mañana".
¿Descarta que reciben dinero de organismos internacionales para detener proyectos?
"Absolutamente, de hecho esta misma polémica la tuvimos en otras oportunidades. En la Cuarta Región recibimos acusaciones y nosotros hemos contestado. La procedencia de nuestros fondos son totalmente transparentes. Están incluso en nuestra página web y eso también lo sabe el Gobierno. Trabajamos con proyectos de la cooperación internacional y las fuentes que en otros tiempos el mismo Gobierno echó mano para desarrollar sus propias actividades. Entonces estar levantando estos fantasmas es porque alguien se queda sin argumentos y empieza a descalificar. La gente con la que trabajamos o las organizaciones y distintas autoridades locales o de servicios públicos que nos conocen, saben muy bien cuál es nuestro trabajo y la profesionalidad con la que enfrentamos esto".
NI DERROTA NI VICTORIAS
¿A nivel regional, sienten que han perdido batallas como la de El Bato, relaves en el Choapa y la Manganesos Atacama en Coquimbo?
"No es un triunfo o una derrota nuestra. El trabajo que hace el observatorio es de acompañar y apoyar a las organizaciones y comunidades que se ven enfrentadas a situaciones muy desproporcionadas. Por un lado hay grandes empresas, proyectos, mucho dinero y el apoyo del Estado, por lo que se ven pasados a llevar por decisiones que alteran realmente su vida. Ahora en alguno de esos temas no se ha dicho la última palabra. El tema de El Bato que fue aprobado ambientalmente en diciembre de 2000, estamos a julio de 2003 y todavía no se inicia su construcción. Hay un cúmulo de irregularidades en torno a este proyecto y donde hay acciones que estamos propiciando, por lo que no sé si alguien estará sacando cuentas alegres. El Gobierno tiene que dar señales de que sigue en pie porque es una propuesta emblemática. Si el proyecto se llega a realizar en las condiciones que está actualmente los que pierden son todos los chilenos. El caso de Manganesos Atacama no está resuelto. La planta se cerró por lo que el foco de contaminación fue paralizado, pero hoy día está en discusión cómo la empresa se hace cargo de la reparación ambiental por el daño que causó durante tantos años. El Gobierno hizo una negociación donde no se obtuvo nada".
¿Buscaban que la empresa sólo saliera del lugar?
"Eso incluso hoy día no está tan claro. Seguiremos insistiendo en que si en este acuerdo no se hicieron cargo de los daños ambientales causados, estudiaremos otras acciones para que se hagan cargo de ese daño".
¿Percibe que el Gobierno estaría siendo presionado por las empresas y la generación de fuentes de empleos?
"Sin duda aquí hay un privilegio por una agenda entre el Gobierno y las empresas que buscan facilitar el desarrollo de inversiones o negocios del sector privado. Pero eso no se puede dar a cualquier costo. Existe una alianza muy estrecha entre ambos tratando a contrapelo que se desarrollen los proyectos".
¿Que el actual intendente sea empresario hace más o menos complejo enfrentar el tema ambiental?
"Aquí ha quedado demostrado que hay intereses contrapuestos en el caso de algunas autoridades. El intendente anterior también los tenía en el caso de El Bato. No hay que olvidarse que su hijo (Renán Fuentealba Vildósola) era directamente beneficiado con la construcción de este embalse. Incluso el ex intendente tuvo que inhabilitarse en la votación de la Comisión Regional del Medio Ambiente. En el caso actual, a priori, no tengo nada contra los empresarios, pero debe haber claridad".