Conflictos ambientales en Argentina

Fuente: ecoportal.net - 5 de Agosto del 2006

Qué ingerimos con la soja

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Por Gabriel Arisnabarreta

Vamos a hablar de lo que ingerimos cada vez que consumimos algún alimento que contenga soja o sus derivados. Es necesario aclarar que casi todo lo que comemos hoy en día tiene soja, desde los embutidos, los fiambres, el cacao, las golosinas, los helados, los postrecitos, flancitos y yogures, las harinas enriquecidas con soja, los aceites, casi todo.

La soja es una de los cultivos más antiguos de la humanidad, originario del sudeste asiático, llega a nuestro país en la década de los 70 con el objeto de incorporar nitrógeno a los suelos, por ser una leguminosa, y para que participe en la rotación agrícola-ganadera muy común en esos tiempos en que se hacía 4-5 años de pasturas o praderas naturales y 2-3 años alternando maíz, trigo y soja.

A partir de 1996, año en que se aprueba liberar al ambiente la soja transgénica, pasa a ser inmediatamente el cultivo principal del país, y se transforma en un monocultivo, y en lugar de aportar nitrógeno a los suelos, como lo hace cualquier leguminosa, se ha constituido en la principal causa de pérdida de nutrientes y de fertilidad de nuestras tierras. Quienes apostaron a la soja la presentan como una fuente de proteínas tan importante que es capaz de reemplazar las proteínas de la carne, de la leche, de los huevos, de cualquier otra proteína. Aseguran que además es barata (50 centavos el kilo). Por esta razón los grandes productores la distribuyeron en los comedores infantiles cuando estalló la crisis del 2001, cuando los alimentos se volvieron inalcanzables para los niveles de ingresos de la mayoría de la población, y sobre todo para los desocupados.

¿Pero esto es exactamente así?

Veamos: en un documento de trabajo publicado en el año 2002 por "Presidencia de la Nación" y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales de nuestro país se comenta que la inclusión de la soja en la alimentación, como complemento fue útil en países con baja producción de alimentos y cuya dieta era basada en maíz y arroz. En cambio, en Argentina, un país donde se producen muchísimos alimentos, y que además tiene la mayor tasa de ingesta de proteínas de origen animal de toda Latinoamérica ( 64 grs./hab. por día), la soja no ofrece ninguna ventaja como sustituto, afirma tal documento. Pero además, en cuanto a la proteína de la soja, tan alabada por los intereses sojeros, ese mismo trabajo, elaborado también por el Ministerio de Salud de la Nación, sostiene que es cierto que el poroto en cuestión tiene buen contenido proteico, comparado con otras leguminosas, pero que siempre su aprovechamiento o asimilación, por parte del organismo humano, es mucho menor al de la proteína animal, que consumimos con la carne, con la leche o con los huevos. La FAO, organización mundial de alimentos, dice que si a la proteína del huevo le damos un valor de 100, a la de la soja hay que darle un valor de 49, o sea menos de la mitad. Las proteínas de la leche de vaca, también es siempre mejor asimilada que la de soja. Es cierto que la proteína de soja contiene todos los aminoácidos esenciales para el ser humano adulto, se destaca por la alta cantidad de lisina, pero es deficiente en aminoácidos esenciales azufrados como la metionina y la cisteína.

Su aprovechamiento en el organismo es inferior, siempre, al de las proteínas de origen animal, especialmente en las etapas de crecimiento, es decir en la etapa preescolar y escolar.
Nunca podrá reemplazar a la carne, porque el hierro contenido en la soja posee muy baja disponibilidad, a diferencia del hierro que contienen nuestras carnes, en especial, las producidas a pasto. Tampoco se puede reemplazar la leche de vaca y sus derivados, con el jugo de soja, dado el bajo contenido de éste, de calcio, fósforo y vitamina A, la relación de calcio y fósforo es desbalanceada, y de muy pobre aprovechamiento.

En resumen, nunca la proteína de soja puede reemplazar a otras proteínas, de la carne, de la leche, de los huevos, del pescado; a las proteínas que nuestro país puede producir en cantidad suficiente como para alimentar dignamente a toda su población, y además exportar, por ser un territorio privilegiado en cuanto a climas, extensión y suelos. Tampoco podemos producir soja para darle de comer a nuestros niños mal alimentados, por lo ya dicho de la dificultad de asimilación, y que puede provocar daños irreparables.

Y vale aclarar que si bien la soja tiene proteínas, éstas no son fácilmente asimilables, sobre todo por los niños. El tan meneado poroto contiene factores tóxicos o antinutrientes que limitan la absorción de una serie de nutrientes reduciendo en más de un 50% su valor nutritivo, y provocando entre otras cosas, efectos digestivos desagradables. Esto está descrito en aquel comentado documento de trabajo, dentro de los factores tóxicos que están
siempre en la soja o en los alimentos que contienen soja, se pueden mencionar a:

-los inhibidores de la tripsina: son sustancias que interfieren en la digestión de las proteínas en el intestino, disminuyendo, no sólo de las proteínas de la soja, sino de la proteínas de cualquier otro alimento que se ingiera junto con la ella.

-otros factores tóxicos son los fitatos, sustancia que se encuentra en el revestimiento externo del grano, y que se une fuertemente a las proteínas dificultando su absorción, y también interfiriendo en la absorción de minerales claves como el hierro, el zinc, el calcio, el magnesio el cobre, limitando su utilidad biológica.

-otro factor tóxico es un grupo de azúcares llamados oligo sacáridos (estaquiosa y rafinosa), presentes en la soja pero que no pueden ser digeridos por el organismo, y entonces son consumidos por bacterias del intestino humano, produciendo gran cantidad de gases, o como dice un informe sobre el tema, realizado por la Comisión de Alimentos del Reino Unido: flatulencias intestinales.

-finalmente existe otro grupo de factores tóxicos muy estudiados, que son las isoflavonas, estas sustancias son fitoestrógenos que se encuentran en forma natural en el grano de soja. Actúan como hormonas sexuales que inciden en los ciclos y en el desarrollo reproductivo, provocando en las niñas menarcas precoces y adelantos de los eventos puberales; aumento de tamaño en los órganos de la reproducción, y tantas otras cosas que ya registran a menudo los médicos del Hospital Nacional de Pediatría Dr. Garraham.

Javiera Rulli, ecologista especializada en los perjuicios que causa la soja en niñas y embarazadas, afirma que cuando se alimenta a chicos desnutridos con soja como única fuente de proteína, ingieren un equivalente a dos pastillas anticonceptivas diarias. También se sabe que las isoflavonas actúan sobre la glándula tiroides, provocando enormes trastornos.
Además, la soja tiene mucha fibra, que si bien puede ser beneficiosa para la salud, existen situaciones donde hay que tener cuidado, como con las enfermedades inflamatorias intestinales y cuadros de malnutrición. Por todas estas causas, la Sociedad Argentina de Pediatría, en el año 2001 desaconseja la utilización de soja en la alimentación de niños menores de cinco años, y está contraindicada para menores de dos años. Finalmente, para adultos, se aconseja usarla solo como complemento de una alimentación completa y variada, nunca como sustituto de ninguna proteína, y en una cantidad que no supere los 25 gramos por porción y hasta dos veces por semana.

Y a todo esto que se comenta aquí hay que agregarle toda la carga de agrotóxicos que son aplicados en la producción de la planta de soja, y que acompañarán al grano en toda su trayectoria. Y hay todavía algo más, toda o casi toda la soja que se consume en este país, es transgénica, por lo tanto, hay que sumarle todas las dudas y los riesgos de comer un organismo artificial como es la soja transgénica. Quedan otras dudas, los problemas de alergias que se han reportado, problemas de cáncer de mamas. Recomendamos que cuando lean que un alimento tiene como ingrediente lecitina de soja, que es la proteína de soja, recuerden lo aquí expresado y busquen otras fuentes de proteínas. Todavía se pueden consumir leguminosas que nos aportan nutrientes naturales y proteínas sin riesgos, tales como las arvejas o las lentejas, carne de animales alimentados a pasto, huevos, leche y sus derivados. www.ecoportal.net

Fuentes de información:
*Documento de Trabajo elaborado en el año 2002 por Presidencia de la Nación, Concejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales y Ministerio de Salud y Ambiente.
*Documento elaborado por la Comisión de Alimentos del Reino Unido (l999)
*Sociedad Argentina de Pediatría (informe 2001)


* Ingeniero Agrónomo Gabriel Arisnabarreta
Grupo Ecos del Saladillo