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Radio Universidad de Chile, 14 de septiembre de 2011
Una investigación detectó altas concentraciones de mercurio en relaves mineros de Andacollo, pero en Chile no existe una norma que regule la presencia de metales pesados en los depósitos. Mientras las leyes tardan, miles de chilenos conviven con relaves y desconocen sus peligros. "Cada vez se acercan más a las ciudades y pueden ser peligrosos", advierten los especialistas. Los 18 antiguos relaves mineros que existen en Andacollo, en la cuarta región, presentan mercurio y en cinco de ellos hay altas concentraciones, según un estudio del Centro Nacional del Medio Ambiente (Cenma), dependiente de la Universidad de Chile. Los depósitos se encuentran incluso en pleno centro de la ciudad y presentan concentraciones de mercurio superiores a 10 mg/kg y hasta 30 mg/kg, dice la investigación. En contraste, lugares como Canadá y el País Vasco permiten hasta 7 mg/kg y 4 mg/kg, respectivamente. Pero en Chile no existe una norma que regule la presencia de este metal pesado. El mercurio, según el académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Andrei Tchernitchin, puede provocar diferentes perjuicios a la salud en concentraciones como las halladas en Andacollo: “Hay riesgo de intoxicación por mercurio para las personas que viven ahí, sobre todo los niños. La exposición prenatal a mercurio produce déficit del sistema nervioso central y daño que puede ser irreversible, no tiene vuelta”, advierte. El doctor Tchernitchin señala que los perjuicios dependen del grado de exposición, ya que “si un niño pequeño juega con tierra, se expone más, y lo que se produce principalmente es disminución del coeficiente de inteligencia. Son niños menos hábiles, que van a tener dificultades de aprendizaje. Y en algunos puede haber parálisis. Por lo tanto, es grave y tienen que remediar el lugar”. En esa ciudad de la región de Coquimbo, ministerio del Medio Ambiente desarrolla un plan de descontaminación que contempla retirar, sellar o fitoestabilizar -plantar árboles encima- los relaves dentro de ocho meses. En ese marco se realizó el estudio del Cenma, que continúa con nuevos resultados en diciembre. Sin embargo, pese a las altas concentraciones de mercurio, las autoridades no se alarmaron. El seremi de Medio Ambiente de Coquimbo, Cristián Felmer, explica que “existen diferentes tipos de mercurio y diferentes formas de que el ser humano pueda absorberlo en su organismo. Una es por la vía respiratoria y eso ya quedó relativamente descartado, porque se hicieron análisis de suelo de material particulado y no encontramos material de mercurio dentro del polvo en suspensión de Andacollo. Las únicas opciones que nos pudiesen quedar es por absorción de la piel o por la vía digestiva, porque algunos productos estén contaminados con polvo, que también estaría descartado”. “A pesar de que existe mercurio, no estamos seguros de que se esté realizando la transmisión. Por los antecedentes que tenemos, por vía aérea no se estaría realizando. La única opción es que gente viviera arriba de un relave o una exposición a largo plazo. Lo estamos viendo y ese estudio está listo en diciembre, pero las medidas las asumimos previamente, porque no podíamos esperar”, añade. Cada vez más cerca ¿Se puede establecer una norma como la canadiense? Según el seremi Cristián Felmer, no parece tan claro: “Uno no puede tener una norma única, porque los suelos son distintos en todas las regiones y el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a ciertos niveles de metales. Si nos comparásemos con la norma canadiense, en Andacollo no podría vivir nadie. Lo que afecta en Canadá no necesariamente tiene que afectar a otros países. No está zanjado”, afirma. Más allá del caso puntual de Andacollo, diversas zonas de Chile, especialmente en el norte, están pobladas por depósitos de desechos mineros cuyos impactos ambientales y seguridad pocas veces están garantizados. A fines de agosto, luego de ocho meses, una comisión investigadora de la Cámara de Diputados entregó un informe de 45 páginas, con diez recomendaciones para regular los tranques y depósitos de relaves. El documento cita cifras del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), que ha catastrado 450 relaves, de los cuales 324 se encuentran activos y 125 inactivos. No obstante, según el mismo servicio, esta es una cifra mínima, ya que no existe un registro acabado de todos los relaves que hay en el país. La PPD Adriana Muñoz, diputada informante de la comisión, señala que una de las conclusiones de la investigación es que Chile, pese a su extendida actividad minera, no posee una estructura regulatoria para los desechos de la extracción: “Existe una ausencia del Estado, de una política pública, para abordar la situación de los pasivos ambientales mineros. Ha habido silencio por cientos de años. La minería es un factor fundamental del desarrollo de nuestro país, fundamentalmente en la zona norte, y hay comunas como Combarbalá -que yo represento-, Punitaqui, Illapel, que son centralmente mineras. En lo que no tenemos definición, es con todo lo que quedó como pasivo, como depósito minero. Hay una ausencia de política pública muy clara, que no se había hecho notar”, dice. La diputada Adriana Muñoz destaca además que el caso de Andacollo, donde existen datos sobre la presencia de mercurio, es un paso adelante en comparación a otras zonas que ni siquiera tienen esa información. “Es un problema serio”, dice el ecólogo Juan Carlos Castilla, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas 2010. Según el especialista, la información disponible no se condice con la enorme cantidad de relaves que existen a lo largo del país: “Hemos vivido con los relaves, vamos a tener que seguir viviendo con los relaves y efectivamente, cada vez se acercan más a las ciudades. Hay relaves sobre todo en las regiones de Coquimbo y Valparaíso y me da la impresión de que están demasiado cerca de sitios con población sustancial”, indica. Juan Carlos Castilla repara en un detalle para graficar la situación: “Me impacta llegar al aeropuerto de Santiago, mirar a la izquierda en el avión y ver cuatro o cinco relaves grandes, grandes. ¿Qué pasa con el polvillo de todos esos relaves, dónde se va? Pienso que se nos están acercando demasiado rápido y pueden ser peligrosos en el futuro”, advierte. La diputada Adriana Muñoz afirma que los efectos de la comisión investigadora podrán verse en la Ley de Presupuesto que el Congreso discutirá en los próximos meses para 2012: “Es muy medible, porque si viene en la partida presupuestaria de cada ministerio, querrá decir que nos escucharon. Si no viene, quiere decir que fue letra muerta”, avisa. “La ciudadanía espera que una vez recogido este informe por las autoridades de Gobierno, se van a tomar medidas, que no van a resolver el problema de una pincelada y de inmediato, pero sí que se inicie un proceso de verdad en que el Estado se hace cargo”, agrega. Así, mientras los diputados esperan y no hay consenso sobre una norma, en Andacollo y otras ciudades del país siguen viviendo junto a relaves y no conocen sus efectos. |