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Fuente: www.lanacion.cl (12/06/05)

Virtudes públicas y nexos privados de Alberto Etchegaray Aubry
El hombre transversal
Artífice de la visita del Papa a Chile. Pieza clave en la canonización del Padre Hurtado. Ingeniero civil. Católico. Simpatizante DC. Conjuga sin remordimientos sus facetas empresarial y eclesiástica. Desde la Fundación para la Superación de la Pobreza hasta la presidencia de Celco, pasando por Chiletabacos y la Universidad Católica. Nadie, ni sus más cercanos, quieren estar en sus zapatos. Él respira tranquilo.

Carla Alonso
La Nación


Miércoles 8 de junio. Avenida El Golf 150. La prensa se atropella al interior del edificio del grupo Angelini. Todos los medios han sido convocados a una cita de carácter urgente. La misiva de Tironi y Asociados -empresa a cargo de las comunicaciones de Celco- tiene un halo de misterio: “El presidente de Celulosa Arauco y Constitución, Alberto Etchegaray, dará una conferencia de prensa”. Las razones se desconocen. La avalancha comunicacional contra la empresa es un hecho. Días antes, Celco había cometido el peor error “involuntario” de su historia: adjudicar al centro Eula, de la Universidad de Concepción, la autoría de un informe elaborado por la misma empresa y que la desvincula del desastre ambiental del santuario Carlos Anwandter. Todos esperaban novedades, pero ni el más avezado imaginaba que, minutos más tarde, Etchegaray anunciaría el cierre “voluntario” de la empresa.

“La planta Celulosa de Valdivia respeta los parámetros y monitoreos que se han fijado, y no tenemos convicción de que su operación afecte el río Cruces. No obstante, estimamos que la planta no puede operar con el actual grado de incertidumbre”, señalaba Etchegaray, llenando de calma y probidad el ambiente. A su derecha estaba sentado Carlos Kimber, gerente de relaciones comerciales y corporativas de Arauco. A su izquierda tomaba posición Matías Domeyko, recién nombrado gerente general de la celulosa, que reemplazó al polémico y “duro” Alejandro Pérez -uno de los hombres de mayor confianza de Anacleto Angelini-, quien, a pesar de su renuncia, no se alejará del conglomerado.

De pronto, aunque muy sutilmente, el estado de inquebrantable tranquilidad de Etchegray se alteró. Una pregunta sobre su pasada relación con Paulina Saball, directora de la Conama, desvaneció el resplandor de su aura. Todo indicaba que esa respuesta le pesaba tanto o más que anunciar el cierre temporal de la planta. Su rostro tomó un tímido tono rojizo. Rió con desgano.

“PaulinaSaball fue una funcionaria muy destacada, que al final de mi gestión aceptó ser jefa de gabinete”, dijo. “Eso ocurrió a fines del 94. Los epítetos y los bajos términos en que ha sido calificada por una relación que tiene ya más de doce años de antigüedad me parecen muy injustos con ella”.

Extrañas asociaciones

Desde que Alberto Etchegaray asumió como presidente de Celulosa Arauco, el 4 de enero pasado, se le ha vinculado públicamente con Saball. La directora de la Conama fue jefa de gabinete de Etchegaray cuando era ministro de Vivienda y Urbanismo, en el Gobierno de Patricio Aylwin. Desde entonces, las asociaciones entre Celco y el organismo fiscalizador no han parado. Y los epítetos tampoco.

Quizás el único “bajo término” -y el más duro- al que se refiere el ex ministro fue aclarado por la misma afectada en el programa “Última mirada”, de Chilevisión. Luego de hacer una exposición bastante técnica, Saball increpó al conductor porque “en este canal, en ‘Tolerancia cero’, se me ha tratado de empleada de Etchegaray. Quiero aclarar que no he sido empleada de él. Soy funcionaria pública y he pasado por distintos ministerios”, dijo bastante consternada la directora de la Conama.

Pero los nexos no terminan ahí. Otra relación poco grata entre la Conama y Celco es la que protagoniza Pablo Daub, ex jefe del departamento ambiental de la Conama, quien fue pieza clave en la aprobación de la planta y luego contratado como gerente corporativo ambiental de Celco. Este “cambio de pega” se realizó en mayo y recibió las críticas públicas del ministro Dockendorff. Daub renunció el viernes, abrumado por las críticas.

Para ese entonces, este ingeniero civil egresado de la Pontificia, de perfil muy católico, ya ocupaba el sillón presidencial de Celco.

EL ELEGIDO

Pero su relación con el grupo económico del empresario Anacleto Angelini data de mucho antes, de 1987, cuando el Papa Juan Pablo II visitó el país y Etchegaray participaba del comité organizador. Según él mismo reconoció en la prensa, en ese tiempo Angelini le ofreció ser director de la empresa cuando terminara el primer Gobierno de la Concertación.

“Conocí a don Anacleto con la visita del Papa, en la casa del cardenal Fresno. El grupo de empresarios a los que el cardenal les solicitó ayuda para el financiamiento estaba compuesto por Anacleto Angelini, Eliodoro Matte y Andrónico Luksic. Al terminar la visita, él me ofreció trabajar en alguna de sus empresas, pero a mí no se me pasó por la mente dejar mis actividades”.

Tres años después de esa visita, Etchegaray fue nombrado ministro por el entonces Presidente Patricio Aylwin. Cuando volvió a la actividad privada, en 1994, “uno de los primeros teléfonos que sonó fue el de Angelini para decirme: ‘Alberto, le ofrezco acompañarme en el tema de la celulosa. Por la construcción le puede interesar la madera y puede hacer un aporte significativo’ ”, contó Etchegaray.

Desde ese tiempo, ambos se tienen más que un profundo respeto. Para algunos cercanos a Etchegaray, ese vínculo lo llevó directamente a asumir el cargo de presidente de la celulosa en tiempos de crisis. “Imagínate que eres parte de un grupo donde has trabajado diez años. Aunque no tengas responsabilidad en el hecho, tienes lazos de compromisos donde no es tan fácil hacer un análisis de costo-beneficio personal y mandarte a cambiar. Él no venía entrando de la calle cuando se hizo cargo de la situación”, indica un ex ministro de Aylwin vinculado a la DC.

Pero Etchegaray está convencido de que fue llamado a la presidencia en un momento de crecimiento de la empresa y no para solucionar el terremoto ambiental que hoy hace tambalear a la plana ejecutiva de Celco. “En Arauco lo nombraron porque abre las puertas a nivel de Gobierno, tiene muy buenos contactos. Era el perfil indicado para una situación de crisis. No tiene que ver con que necesiten un ingeniero; Felipe Lamarca también es ingeniero y lo sacaron de en medio. Para ser presidente no necesitas ser ingeniero, ni abogado, necesitas tener buenos contactos. Pero las dificultades son tan grandes que puedes quemarte. En Arauco están utilizando su imagen”, señala uno de los directores de la Fundación para la Superación de la Pobreza.

LA BUENA VOLUNTAD

Además del nivel de contactos y presencia en varios directorios (ver recuadro), los cercanos a Etchegaray piensan que su imagen de hombre probo y con sensibilidad social fue esencial para que Anacleto lo nombrara presidente.

“Acá, los duros fueron Lamarca y Pérez”, explica un ex ministro de Estado cercano a la Democracia Cristiana; “Angelini se da cuenta y busca alguien más blando para iniciar una transición. Etchegaray es el tipo amable, que pide disculpas a nombre de la empresa, y por otro lado ves que los duros siguen en el poder. En la vida pública no bastan las buenas maneras. Hay que tener poder para aplicar una política de buenas maneras. Etchegaray ha hecho gestos, pero Arauco ha seguido cometiendo errores. Etchegaray aparece como un tipo bueno pero sin poder, al cual el abogado Álvaro Ortúzar y el ex gerente Alejandro Pérez le pasaban por encima”.

EL VÍNCULO ECLESIÁSTICO

Quienes rodean a Etchegaray están seguros de que su labor de “vocero” de Celco no afectará su blanca impronta, construida gracias a su trabajo en la Fundación para la Superación de la Pobreza.

“Él está ocupando un cargo de confianza en una empresa muy importante. Alberto es una persona transparente, yo tengo mucha confianza en su presencia y en lo que está haciendo. No está ocupando un cargo para obtener beneficios de forma torcida. Si uno quiere hacer algo oscuro, lo hace en el anonimato, no pone la cara”, explica el senador DC Andrés Zaldívar.

Respecto a su trayectoria vinculada a causas humanas, Etchegaray fue hombre clave en la visita del Papa a Chile. “Cuando él era presidente de la fundación, nos reuníamos con el Presidente Frei con mucha facilidad”, indica uno de los directores. “Es una persona abrepuertas, una buena llave. Tiene muchos grados de amistad con los jesuitas. Es íntimo amigo de monseñor Cristián Precht. Con los políticos es de apertura total, los conoce a todos. Es muy amigo de Aylwin y Frei. Además, está dentro del Banco del Desarrollo y todos sabemos que ese banco tiene un barniz democratacristiano”.

Sobre la probada transversalidad de Alberto Etchegaray, éste explica que “la superación de la pobreza me preocupa y me seguirá preocupando, ocupe o no la presidencia de Arauco. Soy director de esta empresa desde mayo de 1994 y a mucha honra. A fines de 2004 se me solicitó que asumiera la presidencia y nunca me imaginé lo complejo que iba a ser. Durante los últimos 25 años he acompañado a la Iglesia Católica en distintas actividades que me ha solicitado, y ahora no me complica estar en la Comisión de Canonización del Padre Hurtado, gran santo para Chile. No me complica presidir una empresa y al mismo tiempo expresar con claridad y voluntad que la pobreza me importa y estaré disponible para trabajar por superarla”, dice.
POLIDIRECTORIAL

Alberto Etchegaray Aubry (60 años) está casado con Beatriz de la Cerda y tiene siete hijos -de 33 a 14 años- y tres nietos. Es ingeniero civil de la Universidad Católica y miembro de Consejo Consultivo de la Fundación Copec-PUC. Se desempeña como presidente de Celulosa Arauco desde el 4 de enero. Es vicepresidente del Banco del Desarrollo y de la Compañía Chilena de Tabacos, y presidente de Invesco. Fue vicepresidente de Esval (entre 2002 y 2003) y director de la Corporación Justicia y Democracia, a cuya cabeza está el ex Presidente Aylwin.

“Tengo una gran opinión de Etchegaray, como en general la tiene toda la Concertación. Pero lamento que haya aparecido vinculado a dos empresas que tienen tan mala reputación, tanto en Chile como en el extranjero”, dice el diputado PPD Guido Girardi.