Celulosa contamina Santuario de la Naturaleza

Fuente: wwww.terra.cl 2 de noviembre de 2005

Valdivia
Santuario Río Cruces: Desolador panorama a un año del desastre ecológico

Según especialistas, más del 90 por ciento de la biomasa de las especies herbívoras del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter se fue o murió. De las dos mil hectáreas de luchecillo y otros vegetales que filtraban y retenían sedimentos, ya no existe prácticamente nada. (TERRA.cl)

Marcelo Calfuquir,
desde Valdivia

VALDIVIA, noviembre 02.- Al cumplirse un año de las primeras denuncias por la muerte y desaparición de cisnes de cuello negro en el Santuario Río Cruces el panorama vegetal y animal que actualmente se aprecia en el lugar es descrito como "desolador".

 
Así lo dijeron a Terra.cl académicos, especialistas y lugareños que en un año han sido testigos del deterioro prácticamente irrecuperable de una zona natural que fue atracción para miles de turistas.

"Es lamentable haber perdido un sector natural de gran belleza. Podría volver a existir vida, pero no lograremos nunca alcanzar una biodiversidad como la que teníamos. Yo lo veo como un desierto de agua", dijo el veterinario Daniel Boroschek, quien ha visitado en reiteradas oportunidades el sector.

Borosheck asegura que jamás imaginó que el santuario y las aves que conoció desde su infancia serían protagonistas de un conflicto ambiental de gran envergadura. "Existía vida y esplendor. Las parejas de cisnes cuidaban sus huevos y polluelos. Un panorama digno del sur de Chile. Ahora no hay nada. Sólo divisamos pantano, agua café, muerte y desolación", señaló.

La imagen que el doctor describe viene empeorando desde noviembre del 2004, momento en que se denunció el problema a las autoridades.

"Más allá de culpar a algo o a alguien siempre supimos de la incompatibilidad de una planta de celulosa (Arauco) y la vida del humedal. Esperemos que no pase a mayores y se contaminen los otros ríos. Hay que trabajar por el bienestar de las personas y de Valdivia", indicó.

LOS RIBEREÑOS DEL CRUCES

Pasear por el estuario del Río Cruces es algo común para los visitantes a partir del mes de octubre. Es en esta fecha cuando se divisaba la mayor cantidad de cisnes junto a sus polluelos, buscando los mejores lugares de anidación y recorriendo grandes extensiones de terreno.

Hoy eso muy diferente. Como pudo comprobar este medio, recorrer hoy este Santuario de la Naturaleza sólo reporta ver restos de troncos y maleza. El agua ha tomado una tonalidad café e incluso en algunos lugares expele mal olor.

Para Manuel Delgado, ribereño del sector por más de treinta años, la situación es inexplicable. "Esto nos llena de pena. Ahora deberían estar los cisnes cambiando sus plumas y anidando. Años atrás esto estaba lleno de fauna. Como puede ver ahora sólo quedan árboles y maleza en las orillas".

Esta misma sensación es la que tiene Albina López. Ella nació en Punucapa -localidad inserta en el corazón del Santuario Carlos Anwandter- hace cincuenta años. Recuerda con tristeza los días cuando los turistas extranjeros y nacionales sacaban fotografías a las aves, cosa que por estos días ya no ocurre.

"Yo nací en este pueblo y me acuerdo muy bien que los cisnes llegaron en bandadas cerca del 76. Cuando viajábamos en botes pequeños había que sacarlos con la mano para poder pasar. Si usted mira para cualquier lado ahora sólo se ve agua".

De la misma forma, Delgado agrega que otro tipo de especies también desaparecieron. "Habían coipos, pollollas, cuervos, taguas, patos y una infinidad de fauna. Eso también desapareció. No sabemos que habrá pasado. La gente le hecha la culpa a la celulosa, pero nunca vimos a alguna ave muerta por estos lados", dijo.

José Lovera, también residente del sector señaló que la abundancia de especies se empezó a ver desde 1980. "Las aguas estaban sobrepobladas de cisnes de cuello negro. Ahora no se ven aves silvestres, bien poquitas. Antes uno miraba el río y se veía blanquito por el plumaje que cambiaban. Es lamentable porque ahora sólo se contara como una historia a los nietos", manifestó.

Montañas, maleza y troncos es la vista que se divisa por estos días. Los pobladores de la ribera están desconsolados. Se les ha ido parte de su historia y parte de la naturaleza con la cual crecieron.

"Los cisnes y el entorno eran parte de mi vida. En ocasiones me levanto a recorrer las orillas para buscar aves y otros animales, pero no veo nada. El agua cambio de color y eso nos da miedo. Es puro barro", agregó Lovera.