Fuente: latercera.cl 02-09-2005

La propuesta de Tompkins

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José Miguel Serrano

El empresario Douglas Tompkins planteó recientemente su deseo de que se detenga el crecimiento de la industria salmonera en Chile, debido al supuesto impacto ambiental y social que estaría causando en la zona sur de nuestro territorio. Sin embargo, lo que el ambientalista norteamericano no abordó es la efectiva compatibilidad que se puede lograr entre el progreso económico que ha generado esta industria y el respeto por el medio ambiente y sus recursos, tal como pusiera sobre la mesa La Tercera en su editorial publicado el miércoles pasado.

La salmonicultura se rige en Chile por estándares ambientales cada vez más estrictos y está sujeta en estos y otros aspectos a la fiscalización de organismos como la Dirección General del Territorio Marítimo, la Subsecretaría de Pesca o la Conama, por mencionar a unos pocos. Los que vivimos en Puerto Montt conocemos de cerca los esfuerzos que ha realizado la industria durante los últimos 15 años para avanzar en materias ambientales y sanitarias. Son cada vez mayores los controles internos aplicados por los propios salmoneros orientados a lograr un proceso productivo limpio y ambientalmente compatible. Y si bien todavía quedan cosas por hacer, el progreso es evidente.

Donde los impactos son realmente asombrosos es en el campo del desarrollo económico y social que la industria ha traído para todo ese vasto territorio que se extiende desde Puerto Montt hasta los confines de la Región de Aysén. Puerto Montt es la única ciudad grande del país que tiene pleno empleo, gracias, en gran medida, a la salmonicultura, actividad que genera 35 mil puestos de trabajo directos y 15 mil indirectos. Además, el sector tiene planes de inversión por US$ 1.500 millones de aquí a fines de la década, con una parte importante de los recursos destinados a implementar y mejorar la infraestructura en algunos de los lugares más apartados de nuestra geografía austral.

Estos beneficios socioeconómicos se hacen más evidentes en pequeñas localidades rurales que antes de la llegada del negocio salmonero tenían unos niveles de atraso y abandono brutales y que actualmente son el mejor ejemplo de cómo una industria puede contribuir al desarrollo del país. Allí están Hornopirén, en la Carretera Austral; Quellón, Melinka, Puerto Cisnes o Puerto Chacabuco, testigos presenciales de esta nueva y efectiva forma de colonizar el sur de Chile con centros productivos, caminos, escuelas, telefonía móvil, electricidad y agua potable. Así como en el pasado los intentos de poblar los lugares más remotos de Palena y Aysén fracasaron por falta de apoyo del Estado, hoy el salmón entrega el sustento que permite a la gente de esos territorios acceder a los avances de la modernidad.

Y es aquí donde hay que detenerse un minuto a contrastar el poblamiento efectivo que está realizando lo industria del salmón en los lugares del sur donde más se necesita y las prácticas de despoblamiento llevadas a cabo por Tompkins durante la década pasada, a medida que iba adquiriendo mayores extensiones de territorio en la zona sur de la Décima Región. Fueron cientos de familias desplazadas desde los fiordos Reñihue, Comau, Cahuelmó y Quintupeu, que luego irían a parar a comunidades como Hornopirén o al mismo Puerto Montt. Muchas de esas personas trabajan hoy para empresas salmoneras.

Así las cosas, la propuesta de congelar el crecimiento de la salmonicultura no solo choca con los grandes beneficios que genera la industria para el sur de Chile, sino que tiene todas las características de un intento por ejercer un monopolio tanto territorial como laboral para la zona en cuestión. Una suerte de tuición por parte de Tompkins y sus seguidores sobre las actividades que se podrán desarrollar a futuro en la región y aquellas que estarían vedadas, con las consiguientes ventajas competitivas que todo esto acarrearía para los proyectos de ecoturismo que el empresario norteamericano desea implementar. Pero el sur de Chile puede y debe seguir teniendo una pujante industria del salmón y, también, hermosos bosques de alerce para contemplar.