Conflictos ambientales en Colombia

Fuente: El Tiempo , (26/09/05)

CAR ordena medidas para descontaminar el embalse de Tominé

Relacionado:

Emgesa y la Empresa de Energía de Bogotá deberán retirar una maleza acuática que cubre el embalse y que afecta las actividades del lugar.

La Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR) les dio un ultimátum a la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) y a la firma Emgesa: Tienen un año de plazo para retirar una maleza acuática denominada buchón, la misma que desde hace más de año y medio invadió el 30 por ciento de las aguas del embalse de Tominé, situado entre Sesquilé y Guatavita, en el norte de Cundinamarca.

Ese buchón mantiene en jaque la navegación a vela que los integrantes de ocho clubes practican en la superficie de la represa. Lo peor es que el escenario natural ha servido de escuela a campeones mundiales, panamericanos y nacionales de este deporte.

La maleza también tiene en crisis a las embarcaciones de turismo que los fines de semana hacen recorridos recreativos por la zona; redujo la pesca, afectó el paisaje e impulsó la reproducción de insectos que hoy afectan a los habitantes de las zonas urbanas de ambas poblaciones.

La CAR le impuso el trabajo de limpieza a la EEB por ser la propietaria del Embalse, y a Emgesa (generadora de energía) por ser la beneficiaria de las concesiones de agua.

Las dos empresas podrán utilizar herbicidas para cumplir con la labor.

La resolución de la CAR ordena oficiar a Corpoguavio, la autoridad ambiental de la provincia del Guavio, para que incremente los controles sobre las actividades agrícolas, pecuarias e industriales que se realizan en las cuencas de los ríos Aves, Siecha y Chipatá, y que influyen en la estabilidad del embalse.

Por qué creció la maleza

Como lo denunció EL TIEMPO, en enero de 2004, dos causas produjeron el crecimiento del buchón en las agua de Tominé.
La primera, el vertimiento de sustancias químicas utilizadas en la agricultura y en las aguas residuales de los municipios como Guasca, que están en los alrededores, y que aún no cuenta con un sistema de tratamiento de aguas residuales.

La CAR descubrió además que el embalse estaba recibiendo vertimientos del río Bogotá. Los indicadores son preocupantes. Entre junio y agosto de 2002 llegaron a Tominé 38 millones de metros cúbicos de este caudal; y entre mayo y agosto de 2004, 14,2 millones de metros cúbicos.

Esos contaminantes eutroficaron sus aguas, es decir, produjeron que el líquido se mezclara con nitrógeno, carbono, azufre y fósforo, elementos que comenzaron a actuar como nutrientes y que generaron el crecimiento de las malezas.

Ese aporte de contaminantes se vio impulsado por la muerte de árboles y arbustos que se ahogaron al aumentar el nivel del las aguas de Tominé, un lugar que hoy tiene un dramático parecido a la represa de El Muña, que afrontó una situación similar hace más de 15 años y está convertida en una tragedia ambiental nacional.

Tominé, siete veces el Sisga

El embalse de Tominé es de la Empresa de Energía de Bogotá, que lo construyó hace 35 años para generar energía. Esta obra implicó la inundación del municipio de Guatavita, cuya zona urbana permanece debajo de esas aguas.

Los habitantes tuvieron que mudarse a una población que fue construida como un proyecto piloto y que hoy es una de las más visitadas del departamento por sus atractivos turísticos.

La periferia de la represa está formada por 70 kilómetros y es uno de los embalses más grandes de la sabana de Bogotá.

Puede almacenar 690 millones de metros cúbicos de agua, es decir, su capacidad es 7 veces más grande que la del Sisga y que la del Neusa. Con sus aguas ya no se genera energía.

Hoy la función de Tominé es hacer equipo con Chingaza a la hora de suministrarle agua potable a Bogotá.