Fuente: The Guardian, 9 de abril de 2010

Propone declarar la destrucción masiva de ecosistemas un crimen similar al genocidio
Activista británica pide a la ONU aceptar el "ecocidio" como crimen internacional

Ver además:

En Inglaterra se lanza una campaña para declarar la destrucción masiva de ecosistemas un crimen internacional contra la paz, junto con el genocidio y los crímenes contra la humanidad.

La propuesta a las Naciones Unidas para aceptar el "ecocidio" como un quinto "crimen contra la paz", que podría ser visto en la Corte Criminal Internacional (CPI), es creación de la abogada-activista británica Poly Higgins.

La innovadora idea tendría un profundo efecto sobre las industrias culpables de daño extenso al medioambiente en los rubros de combustibles fósiles, minería, agricultura, químicos y plantaciones forestales.

Los partidarios de la nueva ley sobre ecocidio creen también que podría ser usada para enjuiciar a los "negadores del cambio climático" que tergiversan la ciencia y los hechos para evitar que los votantes y políticos emprendan acciones para enfrentar el calentamiento global y el cambio climático.

"El ecocidio es en esencia la verdadera antítesis de la vida", dice Higgins. "Lleva al agotamiento de los recursos y cuando se intensifica el agotamiento de los recursos, la guerra está muy cerca. Cuando una destrucción de este tipo surge de las acciones de la humanidad, el ecocidio puede considerarse como un crimen contra la paz."

Higgins, que se desempeñaba como abogado litigante en Londres, tuvo éxito anteriormente en las Naciones Unidas con una Declaración Universal por los Derechos Planetarios, basada en la declaración de derechos humanos. "Mi punto de partida fue '¿cómo creamos el deber de cuidar el planeta, una obligación preventiva de no dañar el planeta?'"

Después de un lanzamiento exitoso en la ONU en 2008, la idea fue adoptada por el gobierno boliviano, que propondrá una votación de todos los miembros, y Higgins llevará adelante su campaña sobre el ecocidio.

El ecocidio está reconocido ya en los diccionarios, pero la definición de Higgins, mas atenida a lo legal, sería: "La importante destrucción, daño o pérdida de los ecosistemas de un territorio determinado, ya sea por acción humana o por otras causas, de una amplitud tal que el disfrute pacífico de ese territorio por los habitantes haya quedado gravemente reducido."

La CPI fue instalada en 2002 para ver casos por cuatro crímenes contra la paz: genocidio, crímenes de guerra, crímenes de agresión (tales como guerra no provocada) y crímenes contra la humanidad.

Higgins arma su caso por ecocidio al unir esa lista con una ecuación simple: la extracción lleva a al ecocidio, lo que lleva al agotamiento de recursos, y el agotamiento de recursos lleva al conflicto. "La conexión está en que si sigues extrayendo demasiado de tus activos de capital, a nosotros nos quedará muy poco e iremos a la guerra por nuestros bienes, por lo último que queda," añade Higgins, quien tiene apoyo de la ONU, la Comisión Europea, científicos del clima, abogados ambientalistas y grupos activistas internacionales.

Aunque hay debate sobre cuán frecuentemente la gente va a la guerra por recursos tales como el agua, un número creciente de voces importantes está discutiendo este caso. Muy recientemente el ex jefe científico del Reino Unido Sir David King predijo un siglo de "guerras por los recursos", y en respuesta a un informe sobre conflictos por recursos, 'Lecciones no aprendidas', del grupo ambientalista Global Witness, la ONU pareció aceptar muchos de los argumentos.

Controversialmente, Higgins está sugirendo que el ecocidio incluiría el daño hecho a cualquier especie -no solamente a humanos. Esto, dice ella, evitaría que las acciones judiciales queden atadas a disputas legales sobre si los humanos fueron perjudicados, como son muchos casos ambientales actualmente: "Si presentas un crimen que es absoluto no puedes gastar años discutiendo: tomas una muestra de suelo y si el resultado del análisis es positivo es un golpe a los derechos."

Bajo una ley de ecocidio, que sería más potente porque las acusaciones serían contra personas individuales, tales como directores, antes que contra las empresas, las productoras de energía tradicional tendrían que volverse empresas de energía mayoritariamente limpia, mucha minería extractiva tendría que reducirse o acabar, los productos químicos que contaminan el suelo y el agua y matan la vida silvestre tendrían que ser abandonados y la deforestación a gran escala no sería posible. "Estoy comenzando recién a visualizar cuán enorme será ese cambio", admite Higgins.

Higgins lanzará su campaña a través de su sitio web -thisisecocide.com- pidiendo apoyo mundial para presionar a los gobiernos nacionales a votar por la ley propuesta si es aceptada por la comisión legislativa de la ONU. El plazo de entrega del texto es enero y se ha programado un votación sobre otras enmiendas en 2012. Se necesitará una mayoría de dos tercios de los 197 miembros para la aprobación.

Higgins espera que el sistema "un miembro, un voto" de la ONU ayudará a superar la probable oposición de algunas naciones y los intereses creados de las empresas. Cree también que muchas empresas favorecerán una normativa clara porque temen una violenta reacción pública. Y menciona como, cuando EEUU entró a la segunda guerra mundial, los productores de automóviles -pese a su oposición inicial- hiceron 10 veces el número de aviones que se les pidió originalmente. "Esto demuestra que la industria puede cambiar muy rapidamente."

(Traducido para el OLCA por RC)

.