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- Chile:

11 de Marzo de 2014

Las redes del lobby de Enrique Correa vuelven a La Moneda y al Congreso


El ingreso de Carlos Correa Bau a La Moneda, ex gerente de Imaginacción, una de las empresas de lobby más influyente del país, es una señal de que el equipo más estrecho de Michelle Bachelet puede seguir expuesto a los conflictos de interés. Imaginacción, empresa de Enrique Correa, mantiene en secreto a sus clientes, lo que impide saber el historial de las relaciones comerciales con que su hijo aterriza en la Secretaría de Comunicaciones. Los vínculos de esa agencia llegaron también al Congreso, pues regresó a la Cámara el diputado Jorge Insunza (PPD), quien trabajó con Correa hasta 2013.

Este martes 11, en medio de los ritos republicanos del cambio de mando, volvió a ponerse en movimiento la puerta giratoria que une el lobby y la política: funcionarios públicos se convierten en lobistas y viceversa. El ahora ex subsecretario de Gobierno, Mauricio Lob, desembarcó en Azerta, la empresa de comunicación y lobby que dirigen Cristina Bitar y Gonzalo Cordero. Transitando a contramano, Carlos Correa Bau dejó la gerencia de Imaginacción, la empresa líder del mercado del lobby y propiedad de su padre, el ex ministro Enrique Correa Ríos. Correa Bau se instalará en La Moneda como número dos de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), que encabeza la periodista Paula Walker. El equipo será reforzado también por Bárbara Rochefort, quien dejó la gerencia de Burson Marsteller, otra empresa dedicada a las comunicaciones y el lobby que ha representado, entre otros, los intereses del controversial proyecto HidroAysén.

A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Chile no hay regulaciones que limiten la fluidez con que se mueven los protagonistas de estas redes de influencia y poder desde el mundo privado al gobierno o al Parlamento, y viceversa. Quienes dejan el negocio del lobby para convertirse en autoridades tampoco enfrentan leyes que los obliguen a declarar las empresas privadas para las que trabajaron, en qué proyectos las representaron y ante qué autoridades lo hicieron. Todos antecedentes necesarios para fiscalizar eventuales conflictos de interés.

El fenómeno no es nuevo. Al debutar el gobierno de Sebastián Piñera, la periodista Fernanda Otero, quien es fundadora de la Agencia B2O, se transformó en una de las asesoras de mayor confianza del ex mandatario. Fernanda Otero dividió su tiempo entre un contrato a honorarios con la Presidencia por $2.315.555, y sus labores en B2O. Esto generó un bochorno público cuando Piñera llegó a inaugurar una central de Pacific Hydro y se encontró con que su asesora estaba ahí en representación de la empresa eléctrica.

La puerta giratoria se movió en sentido inverso cuando el ex jefe de la Secom y uno de los funcionarios de mayor influencia del gobierno de Michelle Bachelet, Juan Carvajal, fue reclutado por Enrique Correa como consultor asociado del área de Asuntos Públicos de Imaginacción, donde se focalizan mayormente las actividades de lobby de la empresa.

Enrique Correa empleó a varios ex funcionarios de la Concertación que quedaron fuera de los círculos de poder tras el cambio de gobierno de 2010. Además de Carvajal, Imaginacción enroló al dirigente Moisés Valenzuela (DC), quien acaba de suceder a Carlos Correa Bau como gerente de Asuntos Públicos de la empresa. También fichó a Jorge Insunza (PPD) como gerente de Comunicación Estratégica en 2011, un año y medio después de que éste perdió su reelección como diputado en el Distrito 28. Ahora Insunza ha vuelto a ocupar un escaño de la Cámara Baja, esta vez por el Distrito 9.

Tanto en el caso de Insunza como en el de Carlos Correa Bau, resultará imposible saber si impulsarán políticas públicas o normas que favorezcan a sus antiguos clientes, pues la nómina de las empresas y grupos de interés representados por Imaginacción se mantiene bajo estricta reserva. Salvo que Insulza o Correa Bau transparenten esos vínculos de forma voluntaria, no habría posibilidad de detectar eventuales conflictos de interés.

EL DOBLE ROL DE ENRIQUE CORREA

Al asumir en la Secretaría de Comunicaciones de La Moneda, Carlos Correa está siguiendo el camino inverso de su padre. Enrique Correa Ríos ingresó muy joven a la política. Aún era un adolescente cuando comenzó a militar en la Juventud Demócrata Cristiana en los tiempos de la mítica Patria Joven. Luego viró a la izquierda para participar en la fundación del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y tras volver del exilio, se integró al Partido Socialista. A su regreso se transformó en uno de los artífices de la transición a la democracia y de la candidatura presidencial de Patricio Aylwin, lo que lo llevó a asumir la Secretaría General de Gobierno durante el primer gobierno de la Concertación. Además de vocero, Correa se transformó –junto a Edgardo Boeninger- en un actor clave en las relaciones cívico militares e impulsor del modelo de la “democracia de los acuerdos”, fórmula que condicionó las metas de la Concertación al entendimiento previo con la derecha.

En 1994 Correa Ríos dejó el gobierno convertido en un consejero imprescindible para los líderes de la Concertación, papel que cumple hasta hoy. En paralelo, en 1996 entró de lleno al mundo privado al fundar Correa y Correa Consultores, empresa que luego sería rebautizada como Imaginacción (vea el resumen de sus empresas de asesorías y consultorías). Su doble rol de asesor político con acceso privilegiado a La Moneda y de influyente consultor privado lo convirtió en el lobista más influyente del país, pero al mismo tiempo se transformó en uno de sus flancos débiles.

En el acápite de los objetivos que registra su sociedad Imaginacción Asuntos Públicos Correa & Correa Consultores Limitada, se lee: “Representación por cuenta propia o ajena de todo tipo de personas o empresa, nacionales o extranjeras; análisis y desarrollo de propuestas de políticas públicas en sectores económicos específicos; elaboración de propuestas para sector privado empresarial e industrial en su vínculo con el regulador; desarrollo y manejo de alternativas de solución a controversias; asesorías en autorregulación de sectores industriales y empresariales; evaluación de impacto y viabilidad de proyectos empresariales frente al regulador; exposición de propuestas técnicas ante el legislador por encargo de sus mandantes; elaboración y propuesta de soluciones a conflictos y situaciones de carácter público y privado”.

Aunque Enrique Correa fue el primero en reconocer públicamente que hacía lobby y siempre lo defendió como una actividad lícita, promoviendo desde el comienzo que se legislara para regular y transparentar los contactos con la autoridad, eso no aminoró las críticas que recibió por su doble rol de asesor político y de proyectos privados que buscaban influir en las decisiones del gobierno y el Congreso.

En 2004 se rumoreó que su empresa representaría al Consejo Minero para oponerse al royalty, lo que iba en contra de la postura del PS. Enrique Correa terminó renunciando al partido. No fue el único cuestionamiento que enfrentó en esos días: Correa asesoraba la precampaña presidencial de la ex ministra Soledad Alvear (DC), aunque el PS ya había levantado como candidata a Michelle Bachelet. Esas heridas, en todo caso, ya sanaron. En esta última campaña, Enrique Correa fue mencionado como una de los consejeros más cercanos a la candidata de la Nueva Mayoría.

CARLOS CORREA: CUBA, CAMIROAGA Y BACHELET

En los últimos años, Carlos Correa Bau ha asumido un rol más público en Imaginacción. Ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile, con un MBA en la Universidad de Tulane (Estados Unidos), se movió entre lo público y lo privado antes de ingresar a la empresa de su padre. De acuerdo al currículo publicado en la red Linkedin, tras un breve paso por Banestado, trabajó en la Superintendencia de Servicios Sanitarios (durante el gobierno de Ricardo Lagos) y luego saltó a la contraparte, como gerente de Estudios de la Asociación Nacional de Empresas Sanitarias, donde se desempeñó durante dos años.

En 2006 volvió al sector público, esta vez como jefe de la división de Administración y Finanzas de la Subsecretaría de Transportes. Desde marzo de 2008 figura como gerente de Asuntos Públicos de Imaginacción, aunque dos personas que fueron parte de la consultora recuerdan que en algún momento se retiró para iniciar un negocio propio y luego volvió.

Una de las cosas que marcó a Carlos Correa fueron los años que pasó en Cuba, donde creció durante el exilio de su madre (Catalina Bau, ex directora de Conaf). El vínculo con su padre se estrechó al volver a Chile, pues Enrique Correa vivió su exilio en Europa. En su círculo lo definen como trabajólico, obsesivo y pragmático. En la empresa la relación entre padre e hijo se mueve en un plano estrictamente profesional e, incluso, se le exige más que al resto. De hecho, debió pasar por todas las etapas dentro de la agencia, desde consultor hasta llegar a la gerencia.

La principal fortaleza de Correa Bau -añade alguien que trabajó con él- es la implementación de un modelo de negociación que consiste en mapear los objetivos de la empresa y diseñar estrategias para conseguirlos. Tiene la capacidad de detectar muy rápido la visión de la contraparte y negociar en busca de un punto de encuentro.

Uno de los encargos más relevantes que debió asumir fue la cuenta de TVN. El director ejecutivo del canal, Mauro Valdés, necesitaba apoyo especializado para enfrentar la crisis generada por el accidente del avión de la FACh en que murieron Felipe Camiroaga y otros funcionarios del canal, en septiembre de 2011. Por la importancia del encargo, ésta había sido asignada originalmente a un subgerente de Imaginacción, pero muy luego fue el propio Correa Bau quien asumió la tarea, secundado por el ahora diputado Jorge Insunza. Según alguien que conoce a Correa, TVN significó un salto cualitativo en su carrera, pues lo sacó del mundo de las empresas para abocarse de lleno en el de las comunicaciones y el poder político.

Correa Bau aumentó su presencia pública durante la larguísima tramitación de la Ley de Lobby que buscó llenar el vacío de una regulación para esta actividad. A fines de 2008, concurrió a la Comisión de Gobierno del Senado, en representación de la empresa de su padre, cuando se discutía ese proyecto. En esa ocasión, las distintas agencias que reconocen que se dedican al lobby -Imaginacción, Burson Marsteller, ICC Crisis y Hill & Knowlton Captiva- se presentaron en bloque y pidieron que la ley considerara como lobistas no solo a las empresas que hacen este trabajo de manera remunerada, sino también a las asociaciones gremiales y sindicatos, entre otros grupos corporativos que presionan por sus intereses ante las autoridades.

En la última fase de la tramitación de la Ley de Lobby, Correa Bau fue invitado el 18 de junio pasado al programa El Informante de TVN. Ahí explicó que la labor de Imaginacción es representar los intereses de empresas ante las autoridades, una tarea en la que reconoció que han tenido clientes de todos los sectores económicos, incluyendo muchos extranjeros.

“Nos contratan para ayudarlos, para hacer representar sus intereses ante las autoridades de manera legítima. Tenemos un código de ética publicado en nuestra web que lo ponemos en los contratos (…), cuando nos juntamos con una autoridad lo primero que decimos es: señor, vengo en representación de X y por tal tema. Eso en Chile poca gente lo hace y en otras legislaciones es obligatorio”, dijo entonces.

En el mismo programa reconoció que Imaginacción mantiene bajo reserva los nombres de sus clientes. La razón, aseguró, es que los clientes piden firmar acuerdos de confidencialidad. También argumentó que algunos clientes podrían considerar que Imaginacción se aprovecha de sus nombres para hacer publicidad. Sólo si la ley así lo exigiera, dijo, estarían de acuerdo con dar a conocer la nómina de las empresas que asesoran: “En nuestra opinión, es suficiente informar a la autoridad a la que voy a ver para hacer lobby”.

Ahora que asume un importante cargo en el nuevo gobierno de Michelle Bachelet, el secretismo sobre los clientes de Imaginacción cobra un nuevo cariz. La Secom es la encargada de difundir las políticas del gobierno. Si hasta ahora Correa Bau trabajaba en una empresa que hacía justo lo contrario, promover intereses privados ante las autoridades bajo reserva, resulta importante que la opinión pública sepa hoy si puede haber un choque de intereses. ¿Hacía lobby Correa Bau para alguna AFP que bregó por que el Estado no ingresara a ese rubro? ¿O por alguna de las organizaciones gremiales que se oponen a la reforma tributaria? La pregunta corre también para su nueva compañera en la Secom, Bárbara Rochefort, quien representó los intereses de HidroAysén, proyecto que Bachelet ha rechazado.

En el caso de Imaginacción, la lista no oficial de sus clientes, de acuerdo a diversas fuentes, incluye a Lota Protein, Puerto de Antofagasta, Crystal Lagoons, Colbún y Córpora Tres Montes. Según un estudio académico preparado por el periodista Mario Álvarez para la Universidad de Chile, también habría representado a Cruz Verde, Clínicas de Chile, SMU, CorpGroup, ADT, SQM, Claro, Universidad Santo Tomás y la Asociación Chilena de Seguridad.

Imaginacción también fue contratada para diseñar la estrategia comunicacional frente a las acusaciones y el juicio por el rol de la ex Presidenta en el terremoto de 2010. Carlos Correa estuvo a cargo de esa cuenta, lo que afianzó sus lazos con el bacheletismo y lo llevó luego a trabajar directamente en el comando de campaña presidencial. Esta renovada cercanía pudo influir en su nombramiento en la Secom.

El nombramiento de Correa Bau en la Secretaría de Comunicaciones del gobierno, no pasó inadvertido para los dueños de las agencias de lobby. Uno de ellos afirmó a CIPER: “La llegada de Carlos Correa al corazón de La Moneda es una mala señal para la transparencia e implicará más trabajo para todos. Porque lo que hace Enrique Correa es tratar de mostrar poder instalando a su hijo en Palacio”.

CIPER intentó ubicar a Carlos Correa en sus oficinas de Imaginacción, donde se informó que no tenían contacto con él desde el 4 de marzo pasado, cuando dejó la empresa. También se le enviaron mensajes con personas del nuevo equipo de la Secom, pero no hubo respuesta.

EL DIPUTADO DE LA COMUNICACIÓN ESTRATÉGICA

La vida del diputado PPD Jorge Insunza Gregorio de las Heras (47) ha estado marcada por cuatro hombres: su padre y dirigente histórico del PC, Jorge Insunza Becker; el ex ministro de la dictadura, Francisco Javier Cuadra; el ex ministro de la UP, ex senador PPD y funcionario del gobierno de Piñera, Fernando Flores, y el ex ministro vocero del primer gobierno de la Concertación, Enrique Correa. De su padre heredó, asegura, la pasión por la política, y de los otros tres recibió parte de su formación profesional como consultor.

Enrique Correa lo reclutó en 2011. No fue la primera vez que Insunza se involucraba en consultorías estratégicas. Su debut fue con Francisco Javier Cuadra, cuando en 1992 ingresó a Civitas, la empresa del ex ministro de Pinochet que entonces asesoraba a importantes grupos económicos durante la transición y a quien conoció mientras estudiaba Derecho en la Universidad Diego Portales. Fue su alumno y ayudante en el curso Temas Fundamentales de la Política. En un comienzo, cuando se enteró quién sería su profesor, quiso retirarse del ramo, pues temió que podría ser reprobado, pero finalmente Insunza dice que tuvo “una experiencia de mucho aprendizaje” con Cuadra, entre 1992 y 1996 (vea la web personal de Insunza).

A partir de 1996 y junto al sociólogo y doctor en filosofía Max Colodro, creó su propia empresa: Sistema Consultores, orientada a otorgar asesorías a gobiernos, parlamentarios y empresas, a través de análisis de escenarios políticos, tendencias de opinión pública y élites, manejo de crisis y sistemas de inteligencia de mercados.

Codelco fue uno de sus clientes importantes en 1997, cuando recién comenzaba con su empresa de asesorías comunicacionales. Posteriormente, volvió a ser su cliente entre 2002 y 2004. En 1997 recibió de la cuprífera $ 25 mil dólares por sus servicios, y entre diciembre de 2002 y junio de 2004, $ 55 mil dólares.

Su relación con Codelco le significó a Insunza un duro cuestionamiento público. Al momento de ser designado presidente de una comisión investigadora de la Cámara de Diputados sobre el alza de costos de Codelco (ver informe), el diputado no informó del vínculo laboral que había tenido con la cuprífera estatal. Lo peor vino después, porque la comisión investigadora pidió a Codelco información de las asesorías y servicios profesionales prestados entre 2003 y 2007, y según diputados de la UDI, Insunza se opuso.

Luego, el diputado PPD debió hacer un mea culpa por no haber transparentado sus vínculos laborales con Codelco, materializados en informes diarios y mensuales para la División de Comunicaciones de la cuprífera estatal. Y se puso a disposición de la Comisión de Ética de la Cámara, que presidía el también PPD Enrique Accorsi. Entre sus descargos, Insunza citó la Ley Orgánica Constitucional del Congreso al señalar que las inhabilidades parlamentarias sólo se refieren a los proyectos de ley y no a las facultades fiscalizadoras. Un vacío legal que hasta ahora continúa.

“Me siento orgulloso de haber asesorado a Codelco. Asumí que era un hecho público y conocido que, antes de ser parlamentario, realizaba consultorías, tenía mi propia empresa y que entre ellas asesoraba a Codelco. Asumo que cometí un error al no explicitar ese punto y la verdad es que no se me pasó por la cabeza”, declaró a La Tercera.

Desde 1983 y hasta la fecha, el diputado PPD se ha movido sin problemas a través de una puerta giratoria que lo sitúa alternadamente entre las asesorías estratégicas vinculadas al lobby y en la política partidista. Comenzó ese largo camino en 1983 en las Juventudes Comunistas, cuando estudiaba en el Liceo Manuel de Salas. Siete años más tarde, en 1990, abandonó esas filas en medio de la deserción masiva de militantes marcada por la crisis del socialismo real y se matriculó en el PS. Sin embargo, esta colectividad tampoco le acomodó y finalmente optó por el PPD, tienda en la que logró hacerse un nombre: fue uno de sus vicepresidentes y asesoró a su entonces presidente Sergio Bitar y también al ex senador Fernando Flores, cuando aún militaba en ese partido.

Acaba de terminar Derecho en la Universidad Bolivariana y hoy pertenece al sector tercerista del PPD, que lidera René Jofré. En las elecciones de 2013, Insunza tuvo un rol gravitante en su partido al estructurar y negociar, junto a Alejandro Bahamondes y Gonzalo Navarrete, la plantilla parlamentaria.

Insunza participó en la definición de los candidatos del PPD cuando aún era empleado de una agencia dedicada al lobby. Uno de los objetivos de Imaginacción es estrechar lazos con diputados y senadores e influir en sus decisiones para beneficio de actores privados, por lo que la actuación de Insunza pudo configurar un conflicto de interés que pasó inadvertido y que revela otro vacío legal en la relación del lobby con la política. La plantilla del PPD fue cerrada el 17 de julio de 2013. Insunza reconoce que trabajó para Imaginacción hasta fines de ese mismo mes. Y dejó la empresa de Enrique Correa porque a última hora asumió como candidato en el Distrito 9, en reemplazo del cuestionado ex ministro Víctor Manuel Rebolledo.

Consultado por CIPER, Insunza desestimó un eventual conflicto de interés por su labor en Imaginacción y, en paralelo, haber negociado la plantilla parlamentaria del PPD:

-Toda negociación tiene un proceso bien complejo que tiene que ver con los candidatos disponibles, con las posibilidades que tiene cada cual, con lo que dicen las encuestas, con las probabilidades de ser electo. Es una evaluación electoral de liderazgos, de potencialidades versus la de los demás partidos. Al final, es un proceso bien institucional en el que el equipo negociador expone una mirada y una habilidad negociadora. Incluso, nuestra interlocución con los parlamentarios es mínima. La plantilla no es una negociación personal, sino colectiva. -dijo Insunza a CIPER.

Junto al candidato Luis Lemus (PS), Insunza consolidó un cómodo doblaje en la votación (obtuvieron en conjunto más del 72%) y pavimentó su regresó a la Cámara tras cuatro años de ostracismo por su derrota de 2008, cuando fue desplazado por el dirigente comunista Guillermo Teillier. En este nuevo periodo participará en las comisiones de Energía, Recursos Hídricos, Defensa y Constitución, Legislación y Justicia. El traje de diputado ahora le permitirá legislar en áreas donde algunos de sus ex clientes pudieran eventualmente tener intereses. Así lo advirtió el abogado Renato Garín, especializado en las normas chilenas sobre lobby y financiamiento de la política, en su artículo Dinero y Poder: la microfísica del modelo chileno:

“Un caso interesante es pensar qué ocurre cuando un sujeto activo de lobby, un lobbista, participa a la vez de un partido político e incluso es candidato a un cargo de representación popular. Podemos mejorar nuestro caso e imaginar que este sujeto trabaja para una empresa dedicada al lobby que no revela su lista de clientes, pues mantiene cláusulas de confidencialidad con sus representados. Este caso existe y ocurre actualmente en Chile: el señor Jorge Insunza, militante del PPD, es gerente en la empresa Imaginacción Consultores y candidato a diputado el próximo 17 de noviembre. Su empresa, propiedad de Enrique Correa, no revela su lista de clientes por lo que no sabemos a quién representa”.



Diputado Jorge Insunza:

“No tengo conflicto de interés con los clientes de Imaginacción”

Horas antes de volver a ocupar un escaño de la Cámara Baja, Jorge Insunza Gregorio de las Heras (PPD) dijo a CIPER que al retomar su rol de diputado podrá escuchar y recibir a los clientes de Enrique Correa e, incluso, tener en consideración sus opiniones, pero que siempre votará en conciencia y en función de los intereses que defiende como parlamentario.

-Usted llega a la Cámara de Diputados después de haber tenido una cartera de clientes en Imaginacción y es probable que su ex empresa llegue al Congreso nuevamente para representar esos intereses. ¿Qué hará en aquellos casos donde se le presentarán temas que afectan los intereses de esas empresas? ¿No se le plantea ahí un conflicto de interés?

Conflicto de interés no tengo ninguno en estricto sentido, porque no tengo interés en ninguna de esas empresas. Lo que sí tengo es el conocimiento y, en algunos casos, algún vínculo humano. Porque en estas relaciones de trabajo se van creando lazos de confianza y amistad. Pero para mí ese es un terreno que está súper claro: podré escucharlos, recibirlos, poner en consideraciones algunas de sus opiniones, pero primero voy a votar en conciencia y en función de los intereses que defiendo como parlamentario. Muchos de ellos conocen mi posición de izquierda y mis planteamientos más progresistas, entonces será un diálogo distinto. En estricto sentido lo que yo trabajaba en Imaginacción era la asesoría de comunicación estratégica, apuntando a la construcción de reputación y, por lo tanto, de legitimidad. Valores que debieran ir promoviéndose en la sociedad y que también debieran permear las empresas. Esa es mi experiencia como analista político y en el mundo de las asesorías. Ese mismo enfoque lo he percibido en personajes como Enrique Correa y Eugenio Tironi. Al final, si hemos ido avanzando en ese terreno, es para que las empresas vayan entendiendo que no pueden comportarse del modo oligárquico y conservador de antaño, sino que tienen que ir comprendiendo cuál es la preeminencia de valores más progresistas en la sociedad. Nunca ha habido un espacio de contradicción entre lo que yo pienso y creo, y las asesorías que he hecho.

-Respecto de las inhabilidades que se van a suscitar dentro de la Cámara de Diputados en el próximo período, ¿qué hará cuando analicen un proyecto de ley en el que tenga interés una empresa que es cliente de Imaginacción? Porque como usted sabe, las empresas a las que asesora es tema secreto debido a una cláusula de confidencialidad.

No hay cláusulas de confidencialidad respecto del nombre de la empresa que es cliente de Imaginacción, por lo menos es lo que yo conozco. Ahora, muchas de estas materias, por cierto, no son siempre del dominio público, pero son puntos en los que yo también voy a tener un especial cuidado.

-El ex gerente de Imaginacción, Carlos Correa, dijo en El Informante (TVN) que sí hay cláusula de confidencialidad en esa empresa.

Entiendo que eso ocurre solo en el área de Asuntos Públicos. En Comunicación Estratégica no teníamos esa cláusula, aunque sí había una que es la misma que se utiliza en las oficinas de abogados, pero respecto de los contenidos de las asesorías y no de los clientes.

-¿Me puede indicar entonces algunos de esos clientes que usted tuvo?

Los recuerdo a todos, pero preferiría tener cuidado y respeto por mi ex trabajo. Darlos a conocer es una decisión de ellos.

-¿Cree que Enrique Correa debiera dar a conocer la nómina de sus clientes?

En lo personal no tengo ningún problema de que haya total transparencia. Y me imagino que nadie lo tiene. El criterio que había en Imaginacción era de no hacer propaganda con los clientes. No pavonearse con los clientes. No decir: “vean todos los que están conmigo, porque así usted va a comprender lo importante que es estar con nosotros”.

-¿Sus electores pueden estar seguros de que en su labor va a prevalecer su rol de parlamentario y no de ex lobista de Imaginacción?

Por cierto, yo nunca me he puesto en cuestión esa alternativa. Para mí no hay un punto de contradicción, pues lo que he hecho tanto en el campo del análisis político como en las comunicaciones estratégicas, ha sido promover un conjunto de valores progresistas que son parte de mis convicciones.

-En 2008, siendo usted diputado, fue presidente de la Comisión Investigadora de Codelco y usted mismo entregó su caso a la Comisión de Ética de la Cámara porque, antes de ser diputado, a través de su empresa Sistema Consultores asesoró a Codelco y no informó esa labor de asesoría. Además, en dos ocasiones votó en contra de que se supiera cuáles eran los servicios por los que pagaba Codelco.

No, eso no es así y de hecho una resolución de la Comisión de Ética…

-Que no lo sancionó, pero que sí advierte que los diputados deben ser extremadamente prudentes en el ejercicio de sus facultades y expresar por anticipado los posibles conflictos de interés.

Exactamente, para mí era un hecho público que yo había sido director de Sistema Consultores y que ésta tenía una asesoría en Codelco. En muchas de las conversaciones que teníamos con los parlamentarios yo relaté aquello. Pero no es exacta esa afirmación de que yo me hubiera negado a que las empresas que asesoraban a Codelco se conocieran. Eso no es así.

-El diputado Alejandro García Huidobro (UDI), fue categórico al entregar esa información.

Eso no fue así y debo aclarar que lo que pagó Codelco a Sistema Consultores era menos que la caja chica. Lo que ocurrió es que yo me resistía a entregar información sobre Codelco porque consideraba que sus problemas de costo tenían que ver con cuestiones más estructurales de la empresa y que, obviamente, a mi juicio, ha marcado la agenda de los últimos años, pues la conclusión natural de la comisión fue que se debía ir a un cambio en el gobierno corporativo de Codelco y eso fue lo que se hizo.

-¿No habría sido mejor no haber asumido esa presidencia, pese a su argumento de que la Ley Orgánica del Congreso no establece inhabilidades para las comisiones investigadoras, sino sólo para la discusión de proyectos?

Insisto: una de las labores de las que me siento muy orgulloso en mi periodo anterior fue haber encabezado esa comisión por los resultados que tuvo. Y creo que parte de mi experiencia profesional con Codelco, es que permitió que apuntáramos a una discusión sobre sus problemas más estructurales y no la casuística menor a la que nos querían llevar los diputados de la UDI.

-¿Cuándo terminó de trabajar en Imaginacción?

Terminé mí vínculo con Imaginacción antes de asumir la campaña: el 1de agosto, o sea, terminé de trabajar el 31 de julio y, por lo tanto, hecha esa desvinculación, no hay ningún efecto desde el punto de vista de conflictos de interés o de inhabilidad. Creo que una cosa distinta es que siempre se crean vínculos, pero para mí son referenciales. A ellos los escucharé y los podré seguir escuchando como a cualquier otro, pero las decisiones que adopte en esta materia van a estar obviamente siempre hechas en conciencia y con la convicción de los intereses que yo represento como parlamentario.

-Cuando negoció la plantilla parlamentaria del PPD, ¿no consideró que podría resultar inconveniente ejercer esa facultad tomando en cuenta que la empresa para la que trabajaba, Imaginacción, se vincula con parlamentarios para hacer lobby? ¿No le daba cierta ascendencia sobre quiénes resultaron finalmente candidatos del PPD al Congreso?

La verdad, no lo consideré inconveniente, ni en el partido tampoco. El tema sólo lo conversé en su momento con algunos de sus colegas. Toda negociación tiene un proceso bien complejo que tiene que ver con los candidatos disponibles, con las posibilidades que tiene cada cual, con lo que dicen las encuestas, con las probabilidades de ser electo. Es una evaluación electoral de liderazgos, de potencialidades versus la de los demás partidos. Al final, es un proceso bien institucional en el que el equipo negociador expone una mirada y una habilidad negociadora. Incluso, nuestra interlocución con los parlamentarios es mínima. La plantilla no es una negociación personal, sino colectiva.

-¿Recibió aportes de privados para financiar su campaña a diputado?

Sí, hubo gente que me donó dinero, pero no vinculada a las empresas con las que trabajé.

Por Boris Bezama, CIPER

Fuente:
http://ciperchile.cl/2014/03/11/las-redes-del-lobby-de-enrique-correa-vuelven-a-la-moneda-y-al-congreso/

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