- México:12 de Marzo de 2022
¡Descrecimiento o colapso! No a los parques eólicos y solares, públicos o privados
Desde hace más de medio siglo[1], emerge con fuerza la propuesta ambientalista de impulsar las “energías renovables” que, además, por motivos de propaganda se les llama “energías limpias”, aunque no lo sean tanto. Esta propuesta se ha traducido principalmente en la promoción de los gigantescos parques eólicos y solares que ahora empiezan a invadir a México.
Por
Miguel Valencia Mulkay
Imagen: Habitantes de Unión Hidalgo se oponen a la instalación de parque eólico en el Istmo. Foto Francisco Olvera, La Jornada
Desde hace algunos años, el agotamiento del gas y el petróleo convencional o de bajo costo de extracción y las recomendaciones del Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático, IPCC, han conducido a los gobiernos poderosos (G-7) a plantear la necesidad de una “transición energética” en la que aparecen estos parques entre las primeras opciones. Además, se les considera un gran instrumento para “reducir costos y tarifas”, privatizar y monopolizar los suministros eléctricos de cualquier pueblo, ciudad o estado, proceso que rinde más utilidades en países del Sur global, como México, cuando lo realizan grandes corporaciones multinacionales, principalmente españolas. En nuestro país, estas corporaciones tienen un poderoso “lobby” que ha puesto en crisis al Estado.
Sus promotores habitualmente alegan que este tipo de energías puede hacer una gran contribución a la reducción del consumo de gas, carbón y petróleo y a la reducción radical de la producción de gases y humos que dañan el clima, además de mejorar el medio ambiente donde se instalan. En su publicidad y propaganda enfatizan, destacan, la “limpieza” lo “renovable” y otros argumentos climáticos y ambientales.
Al comienzo de este siglo, los incentivos para invertir en los parques eólicos y solares cobraron gran fuerza en los países del G-20 debido a los grandes aumentos en los precios del petróleo (agotamiento del petróleo convencional), las dramáticas advertencias de los científicos del IPCC o Panel de Expertos en Cambio Climático de la ONU y por los crecientes costos de los desastres producidos por los eventos climáticos extremos (incendios forestales, sequías, tormentas, olas de calor, nevadas y otros) que, además, facilitaron una mayor aceptación gubernamental de la electricidad generada por otras fuentes “limpias”, como el gas, las nucleares, las presas, la geotérmica, los chips de madera y los biocombustibles.[2]
A pesar del enorme crecimiento que han tenido en este siglo, los grandes negocios realizados con los parques eólicos y solares y otras “energías limpias y renovables”, el consumo de gas, carbón y petróleo no ha dejado de crecer en el mundo a muy altas tasas al igual que la acumulación de gases y humos que dañan el clima en la atmósfera terrestre.
No hay evidencia científica alguna de que estas “energías limpias y renovables”, tan alabadas por el ambientalismo internacional, hayan tenido o puedan tener en los próximos años un efecto significativo en la reducción en el aumento del consumo global de gas, carbón y petróleo que es causante principal del colapso del clima y el medio ambiente. En cambio, sólo han venido a crear nuevos consumos de electricidad, como ha sucedido habitualmente con la tecnología verde (efecto rebote)
Por otra parte, los promotores de estos parques eólicos y solares han ocultado los efectos secundarios de estas tecnologías verdes, que en pocos años se vuelven primarios:
- Por la extracción de metales y otros elementos utilizados en su fabricación, manufactura, colocación en sitio, mantenimiento y eliminación de desechos.
- Por los efectos ambientales derivados de su operación: impacto local- socioambiental-, de sus equipos o instalaciones en la diversidad biológica (aves y otras especies), la limpieza de los suelos, las aguas y los aires y el encarecimiento de los alimentos por la ocupación de suelo cultivable, las contaminaciones de los suelos y el agua, devastación de los paisajes rurales y de la vida silvestre.
- Por los efectos políticos, económicos y sociales que induce: la desmedida corrupción del Estado que requiere la introducción y conservación del uso de estas tecnologías en países como México[3]- debido a su gigantismo-, (aprobación, construcción y supervisión de su operación).
- Por el inmenso sufrimiento humano (muerte, enfermedad y miseria, para decenas o cientos de millones de personas) que puede implicar el diferimiento por varios años en la aplicación de las medidas que verdaderamente reduzcan radicalmente el consumo de gas, gasolinas, electricidad, carbón y petróleo, considerando la Emergencia Climática que empezamos a sufrir.
En México y otros países del Sur global ha sido muy grande y duradera la resistencia de los pueblos, ejidos, barrios y colonias a la instalación de estas Falsas Soluciones Energéticas: han luchado por más de 20 años contra los parque eólicos y solares, y también, contra la energía nuclear, la construcción de grandes presas y las plantaciones para biocombustibles. Los gobiernos neoliberales al servicio de los inversionistas extranjeros han sofocado esta resistencia.
En México, la introducción de los parques eólicos y solares se ha sustentado en:
- Fuertes presiones políticas de la Unión Europea y EU, ligadas a la “puerta giratoria” empresarial que permite a presidentes de la República o secretarios de Estado el acceso a muy elevados puestos administrativos en los corporativos multinacionales, como Iberdrola, Repsol y otras, o en sentido contrario, permite el acceso a muy elevados puestos políticos a consejeros o ejecutivos que tienen un gran compromiso con las corporaciones que promueven los parques eólicos y solares y demás “energías limpias y renovables”[4].
- La labor del ambientalismo internacional- grandes ONGs o BINGOS (Big NGOS) que promueven las “energías limpias y renovables” como la gran solución a la “crisis climática y ambiental”, por medio de sus esfuerzos publicitarios y de cabildeo o de Relaciones Públicas y en la defensa que hacen de ellas por todos los medios, inclusive judiciales.
- La labor de muchas décadas, de los países del G-7, en favor de la colonización del imaginario social: el culto a la ciencia y la tecnología- La tecnología resolverá todos nuestros males- y la religión de la economía (la sacralidad de los mercados libres y el crecimiento económico)
La promoción de “energías limpias y renovables” quiere, intenta, proteger y conservar el Sistema político y económico global (los negocios como siempre han sido), un sistema que para funcionar requiere del enorme despilfarro de energía que implican las formas de producir de la industria en general y en particular, la industria agropecuaria ( monocultivos, agroquímicos, grandes granjas y establos) y la urbanización de las megalópolis ( 4 horas diarias perdidas en el transporte urbano) y sobre todo, los estilos de vida consumistas de las clases medias del mundo, especialmente las de los países del Norte global ( auto privado, uso frecuente del avión, dieta alta de carnes rojas, consumismo globalizado)
Los gigantescos parques eólicos y solares y otras “energías limpias y renovables” son quimeras que contribuyen mucho a frenar o impedir la introducción de las medidas gubernamentales que pueden realmente ayudar a la mitigación del colapso del clima y el medio ambiente.
NO A LOS PARQUES EÓLICOS Y SOLARES, PÚBLICOS O PRIVADOS
[1] En los años 70, Jerry Brown, gobernador de California, fue pionero de estas propuestas, no obstante, en 2019 la energía de fuentes eólicas en ese estado sólo cubría el 7.4% de sus consumos de electricidad. Con más de cuatro décadas de heroicos esfuerzos por aumentar el número y el tamaño de sus aerogeneradores, Dinamarca, un país muy pequeño, había logrado en 2017 que sólo el 43.6% de consumo de electricidad fuera de eólicas.
[2] Ciertos partidos verdes europeos y un gran sector ambientalista de los países del Norte global-, profundamente convencidos de las bondades de las propuestas tecnológicas en los asuntos del clima y el ambiente-, ha dedicado enormes esfuerzos en estas últimas décadas en la promoción de los negocios con estos parques de eólicas y solares en diversos países del mundo, como Alemania, Estados Unidos y México.
En este siglo, Alemania se convirtió en el país líder de las eólicas y solares, por la Energiewende: instaló eólicas y solares en cualquier rincón del país hasta contar con una capacidad de producción de electricidad eólica y solar de más del doble de su consumo, sin embargo, no ha dejado de ser el país más contaminante de Europa, con cerca del 70% de su generación eléctrica, con carbón y gas. Hoy día hay un gran rechazo en este país, por las eólicas y las solares. Unos 10 días después del comienzo de la guerra de Ucrania, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania alertó sobre las sanciones al gas ruso “No sirve de nada si en tres semanas descubrimos que sólo tenemos electricidad para algunos días en Alemania y hay que replantearse estas sanciones”, dijo.
[3] La introducción de parques eólicos y solares en México ha sido ampliamente denunciada, por operar fuera de la Ley durante las presidencias de Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto, hasta la Reforma Energética de 2013, impulsada por Enrique Peña Nieto y aprobada en el marco de la mayor opacidad, enormes manifestaciones populares en contra y múltiples denuncias por los enormes sobornos a los legisladores que la aprobaron. Esta Reforma trajo como consecuencia enormes subsidios legales a estos grandes negocios transnacionales.
[4] El actual gobierno mexicano encabezado por López Obrador se ha visto obligado a impulsar una reforma eléctrica que pueda reducir los escandalosos subsidios que reciben las corporaciones multinacionales que operan los parques eólicos y solares y otras medidas: la Reforma Energética de 2013 ha resultado calamitosa para México.
Fuente:
https://descrecimientomexico.blogspot.com/1100