- Internacional - Palestina - Israel:05 de Abril de 2025
Las lecciones de los indígenas sobre cómo cuidar el agua frente a los que especulan con el bien común

Mientras las grandes corporaciones la privatizan, estos pueblos la gestionan como un bien común. Sus prácticas recuerdan que el agua no es solo una cuestión ambiental, sino también de justicia y democracia.
- Por Adhik Arrilucea - publico.es
- Los presocráticos –considerados los primeros filósofos– buscaron hace más de 2.500 años el principio básico de todas las cosas, lo que llamaron arché. Para
Tales de Mileto, el origen del mundo era el agua, pues de ella emanaba todo y todo volvía a ella. Las ideas han evolucionado en los últimos 25 siglos; hoy en día es reconocida como un bien común y
su acceso es un derecho humano. Pero este carácter de dominio público debe competir con otra consideración que amenaza con pervertir su naturaleza, y es que para el sector privado el agua es, por encima de un bien común,
un bien de mercado. En este sentido, los trabajos de preservación que algunas comunidades indígenas llevan a cabo sobre este recurso esencial pone de relieve la necesidad de promoverlo como interés general, lo cual a la postre redunda en una mayor transparencia, participación ciudadana y calidad democrática.
La
Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció en 2010 el acceso al agua y al saneamiento como un
derecho humano fundamental, pero "esto no significa que vivamos en un mundo donde su acceso esté garantizado", puntualiza en una entrevista con este medio
Emanuele Lobina, investigador en la
Universidad de Greenwich especializado en la economía política de los servicios hídricos.
El agua es reconocida como un bien común y un derecho humano, pero su acceso no está garantizado |
"Quizás su belleza y, a la vez, su dificultad residen en que es un derecho humano y un bien común que están siendo construidos, por lo que
no puedes darlos por hecho. Incluso en las sociedades con suerte, donde contamos con
servicios públicos de agua de calidad, debemos ser conscientes de que nos los pueden quitar. Sucede lo mismo con la democracia:
si no estás vigilante, te arriesgas a perderla", advierte el experto.
Una privatización de incógnito
En realidad, el Estado ha sido el encargado de realizar "las grandes infraestructuras" que nos dan acceso al
agua potable "porque tradicionalmente se ha considerado un bien público", explica en otra entrevista con
Público el relator especial de la ONU sobre los derechos humanos al agua potable y al saneamiento,
Pedro Arrojo. Pero los actuales modelos de
colaboración público-privada transforman también la consideración de este elemento, que pasa a entenderse como
una oportunidad de negocio.
Emanuele Lobina: "En la colaboración público-privada, el Estado asume los riesgos y las empresas se llevan los beneficios" |
En este sentido, Lobina subraya que la gestión mixta del agua supone
de facto una privatización formal de la misma. "Incluso si las infraestructuras continúan bajo propiedad pública, lo que sucede en la mayoría de los casos es que
el Estado asume todos los riesgos, mientras que las compañías privadas –que son las responsables de gestionar dichas infraestructuras– se llevan los beneficios".
"La red es pública, pero la gestión se convierte en un negocio", explica Arrojo. "El mercado es miope, mira al corto plazo. No le interesa hacer una inversión a 40 años vista porque no sabe lo que sucederá dentro de uno", añade. El relator especial de la ONU enfatiza que
el sector privado huye de los gastos a largo plazo porque son "riesgos oscuros que se intentan evitar". Este tipo de estrategias suelen corresponder al
dominio de lo público, que trata de priorizar el interés general.
Pedro Arrojo: "El mercado es miope y evita inversiones a largo plazo" |
Por este motivo, la entrada de las empresas en la gestión de lo público "conduce a
procesos de desinversión", indica Arrojo. Esto no solo implica una degradación en el mantenimiento de los equipos, sino también en la calidad de la accesibilidad del servicio. Esto a su vez redunda en "
un aumento muy notable de las tarifas, lo que incrementa el riesgo de impago. Y ante el impago, una empresa, cuyo objetivo es maximizar beneficios, no tiene por qué
ceder el agua gratuitamente. Un Estado, por el contrario, puede hacerlo. Y debe hacerlo porque es un derecho humano".
"
Al sector privado solo le interesa el dinero", remarca Lobina, quien insiste en que las colaboraciones público-privadas son desiguales. "Las compañías conocen todos los tejemanejes legales y alegales para
presionar al sector público, maximizar los beneficios y contentar a las partes interesadas (los stakeholders). E irán a lugares extremos para conseguirlo".
Además, Lobina lamenta cómo a escala global el marco regulatorio actual está estancado "a favor del sector privado". De acuerdo con el experto, la legislación de los Estados "incluye
cláusulas que protegen a las compañías en caso de pérdidas. Y si los servicios son renacionalizados, se contemplan grandes compensaciones económicas", las cuales suelen ahuyentar cualquier intento de promover una política dirigida a la protección de los bienes públicos. De este modo, el investigador de la Universidad de Greenwich manifiesta cómo el acceso un elemento fundamental como
el agua no puede entenderse como un derecho humano garantizado, ni siquiera en los países ricos del norte global.
Lecciones indígenas para el fomento de la democracia
En general, el relator especial de la ONU ha viajado a una gran variedad de países en relación con el agua potable y el saneamiento. Esto le ha permitido comprobar cómo
las comunidades indígenas a menudo cumplen un rol clave en la protección de los recursos naturales. "Han tenido un gran mérito al preservar una sabiduría ancestral, que el desarrollo científico de occidente ha despreciado", valora. Arrojo matiza que no se trata de un conocimiento intrínseco a los pueblos indígenas, sino de una noción universal de la que el norte global se ha desprendido.
Pedro Arrojo: "Si destruimos la naturaleza, nos destruimos a nosotros mismos" |
"
Reniego de la arrogancia tecnocrática que entierra la sabiduría. Después del paradigma de la dominación del medio físico, debe llegar el paradigma de la sostenibilidad: si destruimos la naturaleza, nos destruimos a nosotros mismos", destaca Pedro Arrojo. Esta concepción es precisamente la que se encuentra detrás del reconocimiento del agua como un bien común y un derecho humano. Tal y como explica Lobina, "este reconocimiento no formó parte de un proceso racional y calculado, sino de
una asociación instintiva y emocional que nos viene de generaciones".
Esta sabiduría ancestral que los indígenas preservan y que motivó el reconocimiento del agua como derecho humano es también lo que sostiene la democracia. Pues entender este recurso natural como un bien común requiere "que la participación pública juegue un rol de peso", recalca Lobina. Así, el investigador de la Universidad de Greenwich considera que
la gestión de los recursos hídricos son un reflejo de la calidad democrática, en la medida en la que en ambos casos es necesario "garantizar una mayor transparencia y eliminar las barreras entre tecnócratas y ciudadanos".
Pedro Arrojo: "Debemos considerar el agua como un bien común gestionado bajo dominio público"
Arrojo coincide: "Debemos considerar el agua como un bien común gestionado bajo dominio público. Y ello precisa de transparencia, rendición de cuentas y una cultura participativa". En última instancia, la garantía del suministro hídrico es una cuestión de gobernanza. "
Es un desafío democrático de una envergadura acojonante", declara el relator. De acuerdo con Lobina, todo ello nos aboca a una misión que resulta casi inevitable: "Debemos hacer algo diferente y mejor".
La demacrada situación del sur: de Gaza a Guinea-Bisáu
No obstante, en algunos países del sur global la situación es verdaderamente crítica. El relator especial de la ONU denuncia que
Israel utiliza el agua como arma de guerra contra la población en Gaza. "Han cortado el acceso al agua, alimentos y medicina", alerta Arrojo, quien recuerda que, de acuerdo con el Estatuto de Roma, esta privación es comprendida como un crimen de exterminio.
Pedro Arrojo: "Israel utiliza el agua como arma de guerra contra Gaza" |
La Red de ONG Ambientales de Palestina (PENGO, por sus siglas en inglés) presentaron en octubre un informe en el que registraban
la perpetración de un ecocidio. Algunas de las implicaciones son tierras infértiles que limitan el acceso al alimento o condiciones insalubres en las que los gazatíes se ven obligados a vivir por la
esquilmada gestión de residuos. Asimismo, el agua es otro de los ejes sobre los que el Ejército sionista arremete contra el pueblo palestino.
"El acuífero que Gaza comparte con Israel se ha salinizado y han entrado aguas cloacales", señala Arrojo. En los últimos 15 años las desaladoras funcionaban como fuente principal, pero con la declaración de guerra de
Benjamin Netanyahu, Israel provocó cortes de energía que detuvieron su funcionamiento. "Se estima que la ciudadanía de la Franja dispone de
cinco litros de agua al día. En países como España utilizamos 100 litros diarios", remarca el relator. "Y los cinco litros con los que cuentan están contaminados.
Es una bomba silenciosa".
Palestina vive a causa de Israel una dramática situación en aspectos vitales. En lo que respecta al agua, cabe destacar que sus mermadas condiciones de acceso forman parten de una crisis hídrica que afecta a más de la mitad de la población mundial. En torno a
4.400 millones de personas carecen de agua potable disponible, según lo determina un estudio publicado en el verano de 2014 por la revista Nature, una cifra que los expertos todavía consideran vigente.
Pedro Arrojo: "El agua es el principal alimento" |
Pedro Arrojo ha visitado Guinea-Bisáu, donde "no hay agua potable por ningún lado". Esto lleva a que la consuman de forma contaminada, lo cual "
provoca diarreas que afectan directamente a los niños", indica el relator. Esto impide que los nutrientes que puedan adquirir del resto de comidas no lleguen a tener efecto, de manera que
sufren una acuciante malnutrición y deshidratación. "El agua es el principal alimento", subraya Arrojo.
Casi al estilo de Tales de Mileto, el experto defiende el agua como el punto de partida fundamental de la alimentación y, por extensión, de la preponderancia básica que deberían tener todos los Estados. "
Ni siquiera la pobreza disculpa no dar prioridad a los derechos humanos", declara. "En Guinea-Bisáu, la principal preocupación de las mujeres es encontrar agua de donde sea. Para su gobierno debería serlo también", concluye.
Adhik Arrilucea
Redactor de Medio Ambiente, Crisis Climática y Animalismo en Público. Graduado en Periodismo y Humanidades, mención en Ciencias Políticas y máster en Teoría y Crítica de la Cultura por la UC3M. Tiene experiencia en información científica e institucional, ha colaborado con diferentes medios y pasado por la redacción de la Agencia SINC.
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Imagen: Un grupo de indígenas participa en el levantamiento indefinido en demanda del reconocimiento de la gestión comunitaria del acceso al agua en Ecuador. 25 de junio, 2014. Foto: Robert Puglla/EFEFuente:
https://www.publico.es/sociedad/m-ambiente/lecciones-indigenas-sobre-cuidar-agua-frente-especulan-bien-comun.html69
