Conflictos ambientales en Argentina - - - Proyecto Pascua Lama

Fuente: www.lanacion.com.ar - 26/02/2006

Otro conflicto ambiental que crece
La explotación de dos minas divide a la población de San Juan

Chile también hace oír sus críticas

SAN JUAN.– Como si tras desviarse cientos de kilómetros al Oeste las aguas del río Uruguay se hubieran abierto paso por esta provincia y dividido en dos su territorio, los sanjuaninos se debaten hoy entre ser Fray Bentos o Gualeguaychú.

La piedra de la discordia no son aquí las dos papeleras que se construyen sobre la margen uruguaya de aquel río, sino dos megaproyectos mineros –uno ya en funcionamiento– emplazados en la Cordillera de los Andes.

Los primeros creen, como los uruguayos, en las promesas de la empresa de que su moderna tecnología no contaminará y se ilusionan con que la inversión de 2000 millones de dólares dará un empujón inigualable a la economía regional. Los segundos temen, como los entrerrianos, que se produzcan daños irreparables en el medio ambiente y en los seres humanos, y sueñan con que su movilización pueda detener los planes trazados por estas multinacionales.

La canadiense Barrick, líder mundial en producción de oro, explota desde octubre la mina de Veladero, a 4400 metros de altura y a 350 km de esta capital. En los próximos 17 años planea extraer de allí 13 millones de onzas de ese metal (unos 7000 millones de dólares). Pero su principal apuesta es el proyecto binacional Pascua-Lama, ubicado en la frontera con Chile: las reservas estimadas son de 17 millones de onzas (US$ 9500 millones, equivalente a la deuda pagada al FMI).

Son minas a cielo abierto, o sea, que el material es extraído del cerro mediante explosivos y luego el oro y la plata son separados gracias a un producto con nombre de veneno: cianuro. Barrick sube a Veladero un promedio de dos toneladas de cianuro por día; un gramo alcanza para matar a diez personas.

"En términos de contaminación ambiental, estos proyectos son mucho peores que las papeleras de Fray Bentos", dijo Emiliano Ezcurra, director de campañas de Greenpeace Argentina. Además del uso del cianuro, los ecologistas cuestionan el alto consumo de agua en una región donde es un bien escaso (hasta 110 litros por segundo en Veladero, más de 300 en Pascua-Lama) y el hecho de que las explosiones dispersan por el aire minerales tóxicos que luego pueden producir lluvia ácida.

"Cuando en Europa llegue la noticia de que hay plantas de lixiviación [el proceso de lavado con cianuro] cerca de los viñedos, ponele la firma de que en San Juan desaparece la agricultura", dijo Carlos González, de la agrupación ecologista Inti-Chuteh.

Barrick -que en los 90 tuvo al ex presidente norteamericano George Bush padre en su consejo de asesores- sostiene que no hay posibilidades de filtración de cianuro en todo el proceso productivo, que el fuerte viento cordillerano dispersa las mínimas partículas de mineral que puedan producir las explosiones y que la empresa no sólo se ajusta a las leyes ambientales de donde opera, sino que también impone sus propios estándares de protección al medio ambiente, incluyendo más de cien monitoreos diarios en las aguas que rodean la mina.

Sin embargo, no siempre las leyes autorizan el uso de cianuro para la producción de oro. Chubut lo prohibió en 2003 luego de una fuerte movilización (con plebiscito incluido) en Esquel. El año pasado, Río Negro dictó una ley similar y Mendoza dispuso una medida de no innovar cuando recibieron proyectos mineros de este tipo. También fue prohibido en algunos estados de Estados Unidos, como Montana (de fuerte producción minera), y en países de Europa.

San Juan no sólo lo permite, lo alienta. Para el gobernador José Luis Gioja, a las provincias que prohibieron la minería con cianuro les falta información. "Es imposible que se pueda contaminar usando la lixiviación", dijo a LA NACION.

Hernán Vera, gerente general de Veladero, fue aún más enfático. "Tengo 20 años de experiencia, 20 años viviendo alrededor de minas, con mis cuatro hijos tomando agua del lugar y a veces jugando al lado del dique de cola [donde se hace el lavado con cianuro]. Estoy seguro de que no va a pasar nada", afirmó.

Entre los que respaldan los proyectos de Barrick, figuran el gobierno provincial, los empresarios mineros, los gremios, la universidad y los principales medios de comunicación sanjuaninos. La empresa es uno de los mayores anunciantes de la TV local.

Además de varias agrupaciones ambientalistas, rechazan las minas los productores viñateros, los empresarios del turismo y algunos partidos opositores. En Chile, la oposición a Pascua-Lama también está encabezada por la Iglesia.

Poca repercusión

Aunque el tema es ampliamente conocido por la población, hasta ahora las movilizaciones en San Juan por este tema no fueron muy numerosas. Sanjuaninos Autoconvocados (una agrupación similar a la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú) se juntó con los piqueteros del movimiento Aníbal Verón para hacerle un escrache a Barrick y entregarle un petitorio, que no fue recibido.

"Cuando alguien no quiere debatir es porque oculta algo", dijo el ambientalista Hugo González, un ingeniero en minas que en un momento de su vida hizo un clic y dejó su actividad anterior por la lucha ecologista. Hoy se pasea por San Juan con un gorrito que dice "maldito oro" y no usa teléfono celular por los daños que produce a la salud. De todos modos, agrega, por ahora no harán cortes de rutas. "La asamblea no quiere actos violentos", justificó.

¿Por qué San Juan no se movilizó como Esquel o Gualeguaychú? "Es que el sanjuanino es así, mansito", arriesgó Jorge, un remisero que tiene la radio puesta en la única emisora local que habla del tema. "Es por la cantidad de trabajo que crean esas minas", susurran otros. Sólo Veladero empleó a 4000 personas para la construcción y a más de mil para la explotación.

Pero hay también otras explicaciones. "Gualeguaychù y Esquel tienen condiciones sociales muy distintas -sostuvo Ezcurra-. Hay más cultura democrática y menos empleados públicos. En San Juan la movilización no ha sido respaldada por la prensa; es una provincia donde hay mucho miedo."

Por Oliver Galak
Enviado especial