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Página 12
16 de agosto de 2011
VARIAS ORGANIZACIONES ABORIGENES DE BOLIVIA RECHAZAN LA CONSTRUCCION DE UNA RUTA EN SUS TIERRAS
Una larga marcha indígena hacia La Paz
Más de 600 personas de todas las edades y pueblos originarios salieron del departamento de Beni a recorrer 640 kilómetros. Pedirán al Ejecutivo que la ruta pase por otro lado y no afecte territorios como Chimán, Yuracaré y Mojeño Trinitario.
Por Sebastián Ochoa
Desde Trinidad
Organizaciones indígenas de todo el país, reunidas en la Confederación de los Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob) y el Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (Conamaq), iniciaron en esta ciudad, capital de Beni, la Octava Marcha Indígena en defensa de los derechos de los pueblos originarios y del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), por donde el gobierno pretende hacer pasar una ruta que –según los movilizados– destruiría su territorio. Más de 600 personas de todas las edades y pueblos originarios salieron a recorrer 640 kilómetros hasta la ciudad de La Paz, donde exigirán al presidente Evo Morales que ese camino pase por otro lado, sin afectar las tierras de los pueblos Chimán, Yuracaré y Mojeño Trinitario.
“Marchamos porque es la única manera de que nos escuchen. Queremos mostrar que los pueblos indígenas estamos unidos, porque sabemos que lo que pase en el Tipnis va a pasar en todos los territorios indígenas. Si hacemos que el Tipnis se respete, todos los territorios serán respetados”, dijo Miriam Yubánore, nacida en el Tipnis y vicepresidenta de la Central de los Pueblos Etnicos Mojeños de Beni (Cpemb).
Los representantes de los 36 pueblos indígenas dejaron la precaria ciudad de Trinidad por la avenida Pedro Ignacio Muiba, bordeada de tajibos en flor amarillos y rosados. Esperan avanzar entre 20 y 30 kilómetros diarios, para llegar a La Paz en la segunda quincena de septiembre. Anoche durmieron junto al río Mamoré.
Las organizaciones informaron que se talarían 550 mil árboles si se construyera la ruta de 306 kilómetros, que uniría las ciudades de Villa Tunari, en Cochabamba, y San Ignacio de Moxos, en Beni. Instituciones cívicas y empresarios de San Ignacio de Moxos –a 88 kilómetros de Trinidad– advirtieron que no dejarán pasar a la marcha porque quieren la carretera. Los indígenas, que resaltaron su ánimo pacífico, adelantaron que en tal caso pueden iniciar cortes de ruta en todo el país, entre otras medidas de confrontación que prefirieron no mencionar.
“En 2009, el presidente Morales nos entregó el título de propiedad del TCO (Territorio Comunitario de Origen). Y nos dijo: ‘Ustedes tienen el deber de defender este territorio’. Eso hacemos ahora. No es desarrollo para nosotros el camino, queremos otro tipo de desarrollo. La ruta es para la gente rica y empresaria. Nuestra vía para movilizarnos es el río, así vamos de comunidad en comunidad”, comentó la vicepresidenta de la Cpemb.
Los 16 suyus quechuas y aymaras de la región andina también se sumaron a la Octava Marcha Indígena. “Conamaq en la marcha está reivindicando los derechos colectivos, de la Madre Tierra y los derechos de los pueblos indígenas. No hay negociación con el gobierno, no hay nada: vamos directo hasta La Paz”, dijo el mallku de Industrias Extractivas del Conamaq, Rafael Quispe Flores, que llegó a la ciudad junto a 100 hermanas y hermanos, muchos con sus pequeños hijos.
“Pedimos a la población solidaria con esta marcha que nos donen alimentos, agua, medicamentos. Hay muchos niños que ya están mal de salud, también hay señoras embarazadas”, contó Lucio Ayala, del pueblo Tacana, secretario de Tierra y Territorio de la Cidob.
El sol plomizo de la Amazonía, con 35 grados permanentes, se fue sobre los marchistas que iban con ropas livianas, algunos bultos y arcos y flechas de dos metros. Los quechuas y aymaras lucían sus ponchos; pese al gran calor aseguraban que su vestimenta los protege.
En las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz hubo marchas, mayormente preparadas por jóvenes, en solidaridad con los defensores del territorio. En la plaza Murillo de La Paz los manifestantes fueron recibidos con gases por la Policía para que dejaran de mostrar sus carteles, del tipo “Evo: El Tipnis se mira y no se toca”.
El Tipnis, que en el mapa parece un triángulo apuntando al sur, tiene 1,2 millón de hectáreas y es una de las zonas más biodiversas de Bolivia. De acuerdo con el Servicio Nacional de Areas Protegidas (Sernap), en esa área protegida hay 108 especies de mamíferos (el 30 por ciento de las especies del país) y más de 470 especies de aves, que son el 34 por ciento del total de Bolivia. También tiene 39 especies de reptiles, 53 especies de anfibios y 188 especies de peces y mamíferos nadadores, como el bufeo, un delfín rosado en peligro de extinción, y otras especies que habitan el territorio, según datos de la Fundación Tierra.
De las 1.236.000 hectáreas del Tipnis, 1.091.000 son del TCO de los indígenas. Las casi 200.000 hectáreas de diferencia están en manos de aproximadamente 20.000 familias de colonizadores, que cultivan mayormente coca.
La ruta requeriría una inversión de 436,2 millones de dólares, de los cuales 332 millones provendrían de un crédito del gobierno de Brasil. Así, cada kilómetro costará en promedio 1,4 millón de dólares.
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