Christian Avérous, experto ambiental de la OCDE
"La diplomacia chilena debería jugar un rol más activo en temas medioambientales"

Fuente: www.elmostrador.cl, 28 de noviembre de 2008

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Fue uno de los que diseñó la "hoja de ruta" en la materia en 2005 para impulsar las intenciones del país de formar parte de la organización que agrupa a los países desarrollados. Tres años después hace una positiva evaluación de los avances logrados, especialmente en lo relativo al proyecto que creará el Ministerio de Medio Ambiente y la Superintendencia del rubro. En entrevista con El Mostrador.cl el francés detalla los desafíos pendientes y el rol que le compete a los privados.

Por Claudia Urquieta

Hoy debería estar listo el documento que consolida las indicaciones al proyecto de ley que crea el Ministerio de Medio Ambiente y la Superintendencia del área, lo que abre el camino a uno de los proyectos emblemáticos de la agenda legislativa que queda para el mandato de Michelle Bachelet,

Por eso, la idea es que sea ingresado al Senado lo antes posible, ojalá antes de marzo de 2009. Y aunque nadie puede anticipar si la iniciativa obtendrá luz verde rápidamente, hay mucha urgencia para que así sea porque juega un rol fundamental en las aspiraciones de Chile para ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el próximo año.

Esto, porque la iniciativa forma parte de las 52 recomendaciones que la institución junto a la CEPAL entregó al país en 2005 como "hoja de ruta" para poder ser miembro de esta asociación de países "exitosos".

Para el jefe de la División de Información y Desempeño Ambiental de la Dirección de Medio Ambiente de la OCDE, Christian Avérous, la creación de ambas instituciones está en la línea correcta para concretar la postulación.

Invitado por el programa de Derecho y Política Ambiental de la Universidad Diego Portales (UDP) al seminario "Reforma a la Institucionalidad Ambiental: Implicancias y Desafíos", el francés conversó con El Mostrador.cl y aseguró que es el momento de dar el segundo paso en la materia.

-¿Considera que Chile se ha hecho eco de las recomendaciones que usted ayudó a entregar?

-Dos de las recomendaciones institucionales que en ese momento se hicieron están siendo recogidas actualmente con la creación de la propuesta de Ministerio de Medio Ambiente y la Superintendencia. La atención que ha demostrado Chile con estas recomendaciones externas da muestra de la madurez de la actual democracia en el país.

Lo que también se refleja en el debate público que se dio al momento de realizarse esa revisión y también posteriormente.

-¿Cuál es su evaluación del proyecto?

-Lo considero bueno, porque establece lo necesario si se quiere tener certeza del área de inversión y al mismo tiempo poseer las herramientas de disuasión e incentivo para que no se realicen prácticas atentatorias contra el medio ambiente. Por eso creo que habría que discutirlo rápidamente y aprobarlo. Y por supuesto implementarlo correctamente.

Además, hay que tomar en cuenta que Chile es un país muy largo y con muchas diferencias. Y el proyecto hace bien al establecer cuerpos regionales, ya que el servicio de evaluación de impacto ambiental se va a desconcentrar en regiones. Esto adecua el marco general a las distintas realidades de cada zona del país.

-¿Qué rol juegan los privados en este tema?

-Es muy importante tener responsabilidad empresarial ambiental. Existen una serie de lineamientos de la OCDE  al respecto que muchas empresas en Chile desconocen. Hay muchos sectores que deben mejorar en este ámbito, especialmente entre las Pymes.

No hay que olvidar que cuando se publicaron las recomendaciones, el entonces ministro Secretario General de la Presidencia, Eduardo Dockendorff, habló de que para que exista realmente desarrollo sustentable tienen que haber también cambios en el tema ambiental.

-¿En qué etapa se encuentra Chile para eso?

-Chile está llegando a una segunda generación en que lo que se refiere a políticas y gestión ambiental, así como en las prácticas de productores y consumidores. Y para lograr el desarrollo sustentable no sólo es necesario progresar en lo social sino que debe ir de la mano con mejoras medioambientales.

-¿Y qué áreas incluyen estas mejoras?

-Primero desarrollo, gestión, políticas y normas en materia ambiental. En segundo lugar, integrar consideraciones ambientales en sectores económicos y en relaciones de producción y consumo, en empresas y consumidores. Y tercero que si bien Chile hasta el momento ha cumplido con los compromisos internacionales adquiridos en la materia, en un futuro sería aconsejable que tuviera un rol más proactivo.

Por una parte tiene que implementar mejor algunos compromisos adquiridos. Más allá de eso, su diplomacia debiera jugar un rol más activo en negociaciones en temas relevantes, como el cambio climático. Además, debería tener más protagonismo en tratados internacionales multilaterales como los relativos a desechos peligrosos, químicos y capa de ozono.

Las dos caras del agua

 -Según su percepción ¿cómo se evalúa a Chile en términos medioambientales desde el exterior?

-Hay tres ámbitos en los que ha andado muy bien: la liberalización de las restricciones al comercio, la reforma al tema del agua que parte con el Código de Aguas en 1981 y al que se le introduce un paliativo en 2005. Y también hay un avance en lo relativo a la contaminación del aire.

Entre los pendientes que se ven desde afuera, está el tratamiento de la basura y la creación de leyes que regulen la biodiversidad.

-¿Por qué se ve con buenos ojos el sistema del Código de Agua si ha sido fuertemente cuestionado debido a que ha significado que ciertos grupos económicos, como Endesa, controlen gran parte de este recurso?

-La evaluación es positiva porque se ha logrado implementar un sistema en un periodo corto que tiene como bondades establecer infraestructura necesaria para distribuir el agua, especialmente entre los más pobres. Además, ha sido un importante avance desde el punto de vista sanitario.

Pero el agua se puede concebir desde dos dimensiones: como commodity o como un bien con un contenido más amplio en lo social y ecológico. Y desde ese punto de vista aun puede haber desafíos de cómo se distribuyen los derechos. Por lo tanto, es fundamental tratar de equilibrar el rol económico del agua, con su papel ecológico y social.