Energía Nuclear: ¿Y los compromisos?

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Lucio Cuenca Berger
Coordinador Nacional
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales-OLCA

El reciente anuncio del Gobierno de Michelle Bachelet de realizar estudios referidos a analizar las posibilidades de desarrollo de una planta de energía nuclear en Chile es una vuelta de tuerca a los “Compromisos para la sustentabilidad ambiental del Desarrollo Nacional” que firmó siendo candidata, con un sector del ambientalismo que la respaldo en su campaña electoral. El N° 7 de dicho documento decía: “No incluir la opción nuclear en la política energética nacional”.

El anuncio de la ahora presidenta sobre los llamados estudios “preliminares”, referidos a factibilidad geográfica (que incluye aspectos sismológicos y climáticos) y a la estructura regulatoria relativa a la energía nuclear en realidad, es un avance concreto para dar inicio a su despliegue en nuestro país. Por tanto, instala de facto en la política nacional energética la alternativa nuclear, sin mediar un debate nacional. ¿Por qué no destinar esos US$ 190.000 a impulsar un completo debate nacional sobre el futuro energético que Chile necesita?

Nos oponemos a la energía nuclear por que es una alternativa sumamente peligrosa. Los riesgos de contaminación radioactiva son conocidos en el mundo, y estos se acrecientan en un país sísmico como Chile. La gestión de los residuos, el manejo y confinamiento de los desechos es carísimo y nadie quiere tenerlos cerca ya que estos siguen siendo radioactivos y peligrosos por miles de años.

Por otro lado, ante “la crisis energética” nacional se pone énfasis en la necesidad de contar con una matriz que garantice la independencia. Pues resulta que la energía nuclear es la más dependiente que hay, tanto por la tecnología a utilizar como por el combustible necesario para su funcionamiento (el Uranio que Chile no tiene).

Ahora, respecto de los costos, la nuclear es la más cara de las alternativas energéticas, más si consideramos un análisis del ciclo de vida completo: minería de uranio, construcción y operación de centrales y el manejo de los residuos.

Sobre el tema es bueno tener una visión global. A nivel mundial, la energía nuclear está sumida en una profunda crisis. Existen 443 reactores nucleares comerciales en operación en 31 países con una potencia instalada de 369 Gigawatios, y eso sólo representa el 5,7% del consumo mundial. Se están construyendo 26 centrales, fundamentalmente en países del Tercer Mundo (China, Rusia, India, Irán, Taiwán, Ucrania, Pakistán , Rumania, Japón). Pero, se debe contrastar con otro dato relevante, ya se han clausurado o desmantelado 110 reactores nucleares en distintos países.

Veamos la situación de la Unión Europea (conglomerado de países que con frecuencia nos gusta admirar por su alto estándar de “desarrollo sustentable”). Sólo en Finlandia se esta construyendo una planta. Pero desde 1990 los 25 países de la UE pasaron de 164 centrales nucleares a 147 hoy. En definitiva, los Países de la UE tienen políticas de desmantelamiento de las centrales nucleares o esta congelada su construcción. Alemania, tenía 36, ya han cerrado 19 y le quedan 17 por cerrar. En España, existe moratoria definitiva desde 1995; se dejaron abandonado 5 proyectos y el gobierno del socialista Zapatero tiene en plan cerrar las 9 centrales que existen. En Suecia, en 1980 en referéndum se decidió cerrar las 13 centrales al 2010, ya se han cerrado 4. Italia, también por referéndum decidió abandonar la energía nuclear y todas (4) ya están cerradas. Austria, en 1986 decidió clausurar la única planta que tenía. Por último, Francia uno de los principales promotores de la Energía nuclear, tiene 59 centrales en funcionamiento, 11 cerradas y ninguna en construcción.

A su vez, en Estados Unidos no ha habido encargo de nuevos reactores desde octubre de 1973 que no hayan sido anulados. En los últimos 40 años se han cancelado 120 proyectos de reactores. Es verdad que existen 104 plantas funcionando, pero nuevamente se han cerrado 23 y no hay ninguna en construcción. En Canadá, la construcción de nuevos reactores está paralizada, existen 18 en funcionamiento, se han cerrado 7.

La Energía Nuclear en países desarrollados, incluso en aquellos que cuentan con la tecnología, está en franca decadencia. Solo en algunos países subdesarrollados tiene alguna consideración, muy probablemente alentados por los grandes intereses económicos involucrados. Surge la legitima pregunta ¿cuales son lo intereses tan poderosos detrás de esta nueva arremetida comunicacional en el país?

Antes de la primera vuelta electoral denunciamos el lobby y las presiones que estaban ejerciendo las empresas de energía nuclear para que se incorpore esta alternativa en la matriz energética del país. Esto fue reconocido en su momento por el ministro de Minería del gobierno anterior, Alfonso Dulanto. Hoy estas presiones las encarnan, paradojalmente, altos dirigentes de la Concertación como el Senador Eduardo Frei y el Presidente de Partido por la Democracia PPD, Sergio Bitar. Otros guardan silencio.

El gobierno, si quiere honrar los compromisos asumidos con el país, debe cancelar los estudios anunciados. Estos no son necesarios para impulsar un debate amplio e informado respecto a la energía nuclear. El gobierno debe hacer honor al principal objetivo de su política energética, cual es “Impulsar un Plan de Seguridad Energética Sustentable” y particularmente cumplir con la meta de llegar al 2010 con un 15% de energía proveniente de fuentes renovables. ¿Qué se esta haciendo para lograrlo?

Ciertamente, hay que estar atentos a las maniobras que ya algunos han levantado al decir que la única alternativa a la energía nuclear, sería el pronto inicio de la construcción de las centrales hidroeléctricas en la región de Aysen. Es el típico chantaje comunicacional del cual nuestros criollos grupos económicos hacen gala para llevar agua a su molino.

Chile para enfrentar la crisis energética requiere políticas que den real impulso al ahorro y eficiencia. Además, requiere políticas y medidas concretas para el desarrollo de energías renovables donde tenemos un gran potencial inexplorado. Hay que impulsar un debate democrático, profundo, participativo relativo a cual es la política energética que Chile requiere.

En definitiva, el paso dado por el Gobierno de Chile va en dirección opuesta a una Política Energética Sustentable, falta a los compromisos contraídos por la Presidenta Bachelet y desconoce una realidad mundial.

La alternativa energética nuclear es la más cara, contaminante, peligrosa y dependiente que existe. Somos categóricos: Chile para su desarrollo no necesita la Energía Nuclear. (fin)