Proyecto Minero Pascua Lama

18 de septiembre 2005

Extracto de la Homilía , Te Deum Copiapó.

El Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA considera importante compartir el capitulo de la Homilía del Obispo de Copiapó, Monseñor Gaspar Quintana, donde hace alusion al Proyecto Pascua Lama. La autoridad eclesiastica de la tercera región, desde una mirada de La Doctrina Social de la Iglesia no podía observar con indiferencia las graves implicancias de este Proyecto Minero

“O sea, se trata de manejar y resolver este delicado asunto con criterios de humanidad y no de mero enfoque comercial o de mercado. Este tema se presta para escuchar y atender a los pobres, que no siempre tienen voz o no siempre son tenidos en cuenta, frente a diversos tipos de poder.”

Gaspar Quintana J
Obispo de Copiapó

Extracto de la Homilía , Te Deum Copiapó.

Servir hasta que duela

Una dimensión de gran importancia para la vida del país será asumir y potenciar al máximo la dimensión de vivir la democracia desde la perspectiva del servicio a los demás, especialmente a los más pobres y marginados. La frase que el P. Hurtado decía, apelando a la generosidad de todos, “dar hasta que duela”, podría transformarse en “servir hasta que duela”, aunque sea a costa de renunciar a intereses o comodidades personales o grupales. Esto vale desde las múltiples formas del servicio público que corresponde a quienes son elegidos para cargos de representación popular, hasta los pequeños gestos de estar atentos a las necesidades de los otros en el transcurso de la vida familiar, laboral, social de cada día.

En este apartado conviene recordar la gran dignidad que tiene en sí la vocación de los que ejercen alguna tarea en el campo de la política, pero también es bueno advertir de las grandes tentaciones que tiene, si pierden de vista el ideal del servicio desinteresado y eficiente a la sociedad, más allá de banderas partidistas o ambiciones personales.

Las palabras de Jesús, “no he venido a ser servido sino a servir” (mc.10,45), y las que dice poco antes de su muerte, “he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10) el P. Hurtado, como un aplicado discípulo suyo, las tomó muy en serio. Sus múltiples y variadas obras, nacidas del amor de su corazón y de su fecunda creatividad, revelan que toda su vida fue un servicio, especialmente a aquellos hombres y mujeres que están sumergidos en niveles de dignidad más precarios. Hay que pensar en las victimas de las drogas, del alcoholismo, de la prostitución, de un manejo confuso o equivocado en el uso responsable de la sexualidad humana.

En este lugar conviene colocar el cuidado responsable del medio ambiente como una forma concreta y efectiva del servicio a la vida humana. Es motivo de alabanza al Dios Creador el comprobar cómo la sociedad de nuestro tiempo ha ido creciendo en una toma de conciencia de que “la tutela del medio ambiente constituye un desafió para la entera humanidad: se trata del deber, común y universal, de respetar un bien colectivo” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 466).

Pensando en nuestra Región todos sabemos de la resonancia regional, nacional e internacional que ha tomado el caso del proyecto Pascua Lama, por las consecuencias de alto riesgo que podría tener su realización, más allá de los informes técnicos que lo defienden o lo rechazan, de las observaciones que se han hecho y del costo político y social que tendría.

Mas concretamente hago una referencia puntual al problema del agua, y su relación directa con lo glaciares. Como dijera en su momento el querido y recordado Juan Pablo II. “como don de Dios, el agua es instrumento vital, imprescindible para la supervivencia y, por tanto, es un derecho de todos” (A los Obispos de Brasil, 19 de enero de 2004). Se puede decir que su calidad y su cantidad tiene que ver con la dignidad humana, es un derecho humano, lo cual hace que “el agua, por su misma naturaleza no puede ser tratada como una simple mercancía más entre otras, y su uso debe ser racional y solidario” (CDSI, 485).

Somos conscientes de que después de un tiempo considerable, los datos científicos disponibles son contradictorios, o no suficientes, por lo que aún no hay una seguridad confiable de que con la realización de este proyecto se evite un alto riesgo para la salud y el trabajo de los habitantes del Valle del Huasco. Me refiero al desequilibrio en el ecosistema del Valle, por la intervención sobre los glaciares y la posible contaminación de las aguas. Una decisión equivocada en este campo podría ser una catástrofe para la vida y el trabajo de los campesinos y moradores de este Valle. Ante esta situación, me atrevo a preguntar: ¿no será conveniente que las autoridades y los empresarios, actúen de común acuerdo, según “un principio de precaución”?. Esto significa detener la ejecución del proyecto, y orientar el estudio y dialogo libre y responsable de las partes involucradas –autoridades, empresa y habitantes del Valle-, con toda transparencia y sin ningún tipo de presiones políticas o económicas, hacia la mayor certidumbre posible, comparando los riesgos y los beneficios hipotéticos de la ejecución de este proyecto.

O sea, se trata de manejar y resolver este delicado asunto con criterios de humanidad y no de mero enfoque comercial o de mercado. Este tema se presta para escuchar y atender a los pobres, que no siempre tienen voz o no siempre son tenidos en cuenta, frente a diversos tipos de poder.