Opinión:

Ecologismo de Mercado v/s Ecologismo Social

Lucio Cuenca Berger
Coordinador Nacional
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales - OLCA

No dudamos que es importante sacarle compromisos a los candidatos presidenciales, más aún tratándose de una candidatura que según lo indican las encuestas accederá a la presidencia de nuestra república. Es simplemente una apuesta a ganador. Por ello debiéramos suponer que si se materializan los diez puntos anunciados en el compromiso entre Michelle Bachelet con un grupo de ecologistas, según estos, se “asegura la sustentabilidad ambiental del desarrollo chileno mediante la creación de un Ministerio del Medio Ambiente”.

Surgen dos elementos fundamentales a tener en cuenta para dar lectura a este compromiso y sus reales perspectivas de cambio ofrecido por sus firmantes.

El primero es preguntarse si el conglomerado que representa la candidata Bachelet ha honrado los compromisos adquiridos anteriormente con la ciudadania? La pregunta es pertinente en atención a que el actual gobierno de Ricardo Lagos no cumplió los compromisos ambientales que hizo en 1999 siendo el candidato de la Concertación. Este diagnostico es compartido entre quienes firmaron el reciente acuerdo con Bachelet y quienes hemos sido críticos a él. Incluso coinciden en esto dirigentes de la propia Concertación.

El gobierno de Michelle Bachelet se presenta como de continuidad, ahora bien, ¿cuáles son los elementos que hacen pensar que no estamos nuevamente ante una promesa al calor de las elecciones, similar a la que llevo a designar como directora de Conama a Adriana Hofman?¿por qué se podría pensar que bajo un nuevo mandato de la Concertacion sería distinto?.

Este es un tema no menor, ya que las organizaciones ambientalistas podrían al igual que el 2000 quedar sumidas en un letargo esperando los cambios en las políticas ambientales que nunca llegaron. Y, perder así la posibilidad de articularse mejor levantando un verdadero poder ciudadano con capacidad de exigir socialmente el respeto de los derechos ambientales.

Lo segundo es la verdadera cualidad transformadora que tendrían los diez puntos. El acuerdo carece de algo fundamental, no hace mención al contexto del modelo económico y al débil sistema democrático del Chile actual. Los que firman el acuerdo dicen coincidir “en que es necesario poner condiciones ambientales al modelo de desarrollo” por tanto aparecen renunciando a la crítica fundamental que los ecologistas hemos realizado por más de una década. El principal problema para el medio ambiente en Chile no es abordado por el acuerdo. El modelo neoliberal basado en la sobreexplotación de los RRNN es la base de la insustentabilidad.

Nadie de los que hemos luchado por años en la defensa del patrimonio natural del país, los derechos y la justicia ambiental podríamos estar a priori en contra de los diez puntos, el mejoramiento de la institucionalidad y de algunos instrumentos de gestión ambiental es importante, pero esto debiera ser consecuencia de una política integral. Entonces, lo realmente relevante a considerar es que no se vislumbran cambios de política ambiental en el próximo gobierno. Si no se enfrenta esta realidad estructural y abrumadora, cambios como los propuestos pierden efectividad y se convierten en medidas decorativas.

Lamentablemente, lo que se disfraza con este acuerdo es una negociación para dejar caer exigencias en torno al modelo económico y social e incorporarse al próximo gobierno de la Concertación hipotecando la restringida credibilidad que aun podría quedarles.

Con ello desestiman definitivamente la decisión de construir un movimiento ambiental autónomo, aportando a una alternativa necesaria al actual sistema. Optan por convertirse en un mero apéndice verde en un gobierno que mantiene en lo esencial los pilares neoliberales, la destrucción e injusticia ambiental.

Hemos constatado por la experiencia de los movimientos ambientales y sociales que todo avance en la protección del medio ambiente y de los derechos sociales se realiza a partir de un movimiento ciudadano consiente, organizado y disponible a hacer valer sus exigencias.

La construcción de un movimiento ecologista amplio y autónomo, estrechamente vinculado a las demandas de otros sectores sociales del país es en la actualidad lo único que puede garantizar la debida protección ambiental y sustentabilidad del país. Ello es incompatible con la hipoteca de principios y estilos de trabajo materializados en el acuerdo referido.