Madrid, 13 de septiembre de 2007

Convención de la ONU de lucha contra la desertificación
Declaración de las ONG en la COP 8 de desertificación

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Las organizaciones no gubernamentales (ONG) reunidas en Madrid con motivo de la octava conferencia de las partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación queremos agradecer su esfuerzo y apoyo a las autoridades españolas responsables de la coordinación de esta conferencia, a la Secretaria de la Convención y en especial a las ONG españolas Asamblea de Cooperación por la Paz, Ecologistas en Acción, Fundación IPADE y WWF/Adena, y demás instituciones que han hecho posible esta conferencia.

Las ONG participantes reiteramos la necesidad de cumplir todos los compromisos adquiridos hasta ahora y la importancia de dar un impulso definitivo y certero al proceso de implementación de medidas en favor del desarrollo sostenible en los territorios desertificados o susceptibles de desertificarse.

Reclamamos un paso a la acción de manera inmediata puesto que hasta el momento la pasividad e inexistencia de intervención ha sido una constante y esta situación ha alimentado la desilusión y frustración de todas las personas que día a día luchamos activamente por la mejora de las condiciones de vida y el desarrollo ambiental, social y económicamente sostenible de las poblaciones afectadas por la desertificación.

El escenario actual de degradación de los suelos afecta a la seguridad alimentaria, incrementa la pobreza, dispara las migraciones internacionales a gran escala, los conflictos intra-regionales, agudiza la inestabilidad social y la inequidad de género y pone en riesgo la salud y bienestar de 1200 millones de personas en más de 100 países.

Todas estas cuestiones ocupan la actividad de la sociedad civil que acude perpleja ante la inactividad e indeferencia de los gobiernos en la lucha contra la pobreza y ve cada vez más lejano el cumplimiento real de los objetivos de desarrollo del milenio. Sin embargo les recordamos que los gobiernos no pueden elegir sus sociedades, pero nosotros sí podemos elegir a nuestros gobiernos.

A lo largo de esta octava conferencia de las partes de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, los representantes de la sociedad civil hemos puesto sobre la mesa cuestiones transversales para la lucha contra la pobreza y el desarrollo sostenible, elementos básicos a considerar en la implementación de la Convención, tales como: la participación de la sociedad civil, la equidad de género y la adaptación al cambio climático.

Hemos debatido acerca de los límites, potencialidades y eficacia de la participación y fundamentalmente sobre la necesidad de que estos aspectos se reflejen en decisiones concretas de esta octava conferencia de las Partes.

Han de desarrollarse mecanismos efectivos que promuevan y garanticen la participación de los jóvenes en la lucha contra la desertificación y la mitigación de la sequía.

Para promover la participación de la sociedad civil, durante la Sesión de Diálogo Abierto (ODS) fue presentado el proyecto de decisión de las ONG para constituir un Grupo de Trabajo Intersesional que se encargue de examinar mecanismos de optimización de la participación de la sociedad civil para la implementación de la UNCCD. Propuesta que fue positivamente reconocida por la Presidenta de la COP8 y Ministra de Medio Ambiente del Gobierno de España y que esperamos sea aprobada por esta Conferencia. De ser ignorada esta propuesta, todo lo expresado por los gobiernos acerca de la participación, significaría sólo una declaración de intenciones retórica, carente de compromiso real.

Las ONG hemos abordado la importancia trascendental de la equidad de género y su significado para la lucha contra la desertificación en todo el mundo y particularmente en África. Esta cuestión demanda una inversión más fuerte de recursos a nivel financiero, institucional y profesional. Debiéndose garantizar por los gobiernos la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y el reconocimiento de las mujeres como agentes claves en la gestión de recursos naturales, especialmente en el manejo sostenible de la tierra.

Igualmente deben reconocerse los derechos de los pueblos trashumantes y promover el desarrollo de sistemas de gestión adaptativa de pastos que maximicen la productividad sostenible y minimicen los riesgos.

Además hemos planteado el debate acerca del problema y las consecuencias que el cambio climático y el calentamiento global están conllevando a nuestros pueblos y en especial a las comunidades afectadas.

Una de las principales urgencias relacionadas con esta cuestión, es el poco tiempo del que disponemos para adaptarnos a la desertificación y al cambio climático, tragedias anunciadas desde hace décadas. Desastres que importan muy poco a los gobiernos ya que aún no se han implementado medidas concretas para hacer frente a esta situación a pesar de que la comunidad científica internacional y las organizaciones de la sociedad civil venimos alertando de estos problemas desde largo tiempo atrás.

Por esta razón, exigimos a los gobiernos que trabajen con la sociedad en su conjunto y con una visión a largo plazo. Los gobiernos tienen que concienciarse de que los pueblos no podemos depender de decisiones comprometidas con intereses políticos o económicos de corto plazo, sino que necesitamos y reclamamos compromisos sólidos, duraderos y efectivos.

Esperamos que esta Conferencia definitivamente se confirme como un punto de inflexión en la historia de la Convención y que la aprobación del Marco y Plan Estratégico Decenal signifique el inicio de una nueva etapa para su implementación. Con ésto deben terminar las excusas para que los países Partes cumplan los compromisos por ellos mismos adoptados y realicen los aportes necesarios, en orden a revertir los procesos de degradación de las tierras secas y la consecuente pobreza de las comunidades afectadas.

Las ONG no queremos ser cómplices de esta indiferencia frente a la desertificación de nuestro planeta, ofrecemos nuestra colaboración en el trabajo activo pero nos negamos a seguir siendo partícipes de convenciones y acuerdos de papel que suponen inversiones ingentes y resultados inexistentes.

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