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Fuente:
www.rebelion.org
6 de noviembre de 2005
Las multinacionales españolas continúan el despojo de América Latina
El nuevo colonialismo español
Luis Miguel Busto Mauleón
"La división internacional del
trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder.
Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se
especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del
Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la
garganta. Pasaron los siglos y América Latina perfeccionó sus funciones..."
Así comienza el libro de Eduardo
Galeano, ‘Las venas abiertas de América Latina’ escrito en 1970. Treinta y
cinco años mas tarde nada dice que haya cambiado, es mas, las cosas, sin duda,
han empeorado. Tan solo un pequeño cambio: la identidad de las sanguijuelas.
Las funciones perfeccionadas a las que se refiere el autor hablan de cómo con
el capitalismo fueron las grandes corporaciones norteamericanas las que
entraron a saco en el sur del continente y comenzaron el despojo de recursos
naturales y humanos. Pero ya a finales del siglo pasado, como el asesino que
vuelve al lugar del crimen, las empresas españolas fijaron su vista en las
nuevas posibilidades del Nuevo Mundo y como aves de rapiña se lanzaron a
repartirse los despojos. La clase política sudamericana los recibió como los
salvadores de la codicia de sus vecinos del norte porque se trataba de empresas
procedentes de la Madre patria. Pero para el capitalismo no hay familia que
valga. Ni patria que se le ponga por delante.
Las grandes empresas
multinacionales españolas nacieron en la década de los ochenta, en una ola de
crisis del capitalismo mundial y en un marco de apertura de la economía
española al calor de la integración en la Unión Europea. Para ser admitida en
su seno, España tuvo que aceptar el desmantelamiento de su tejido industrial y
la coordinación de su política agraria con la del resto de países asociados. A
cambio comenzó a recibir los fondos estructurales orientados a financiar la transición
hacia una estructura económica basada en la oferta de bienes de consumo y
servicios. Pero en esta lucha por los mercados se encontró con sus socios
europeos y la inversión se antojó necesaria dirigirla hacia América Latina. Se
trataba de una inversión necesaria para acumular unos capitales que, en ese
marco de competencia, era complicado importar desde Europa o incluso crear en
la propia España. El gobierno español jugó un papel protagonista al establecer
un marco legal liberalizador que consistió en la reducción de requisitos
legales para los flujos de capitales salientes, la disposición de fondos
públicos para apoyar las inversiones, la creación de seguros y la firma de
acuerdos bilaterales y multilatelares para protegerlas.
Las multinacionales españolas, a
remolque de los cambios estructurales apoyados por el Banco Mundial y el FMI,
acapararon en esos años parte el patrimonio y los servicios públicos
latinoamericanos, rematados a precios de saldo. Los años 90 se caracterizaron
por la ofensiva desnacionalizadora que pretendía reducir la deuda externa a
base de privatizaciones y exportaciones mientras se minimizaba el gasto social.
Esto fue aprovechado por las compañías españolas en expansión que necesitaban
nuevos mercados y legislaciones mas blandas para conseguir beneficios jamás
vistos. Vendidos los recursos nacionales la ofensiva apuntó al sector servicios
donde las necesidades básicas de millones de personas quedaron atrapadas en los
monopolios españoles.
Los datos así lo demuestran. Las
empresas multinacionales españolas invirtieron en los años 90 alrededor de
40.000 millones de dólares en la compra de bancos, telecomunicaciones, energía
y otros sectores estratégicos de Latinoamérica. Pero lo que debería ser un
factor creador de empleo y riqueza, tal y como se defiende desde el mundo
empresarial, no ha sido mas que una nueva invasión colonial al perseguir solo
el máximo beneficio en el menor tiempo posible. Es decir, su único objetivo ha
sido el abaratar costes mermando en lo posible los sueldos, las aportaciones
fiscales y las cotizaciones sociales.
En muchos casos se ha llegado,
incluso, a colaborar con gobiernos y políticas dictatoriales haciendo
cuestionarse el respeto de estas empresas a los derechos humanos mas
fundamentales. En la consecución de su único objetivo no han excluido ningún
medio y con frecuencia han recurrido a la promoción de guerras y conflictos
inter-étnicos, a la violación de los derechos laborales, a la degradación del
medio ambiente, a la corrupción de funcionarios para apoderarse de servicios
públicos mediante privatizaciones fraudulentas, a la monopolización de los
medios de comunicación, a la corrupción de elites políticas, intelectuales y de
la sociedad civil y a la financiación de golpes de estado, de dictaduras y a
otras actividades criminales.
La política de inversiones en
Sudamérica que comenzaron las empresas españolas con el beneplácito de los
gobiernos socialistas todavía se recrudeció mas con el gobierno de José María
Aznar. Su enfrentamiento con sus socios europeos y su acercamiento a la
política norteamericana le dio mayor margen de maniobra en América Latina. Esta
política se concreta en la llamada Fundación Carolina, nacida en el año 2000, y
que agrupaba a las 24 multinacionales españolas mas importantes. La mayoría de
ellas habían nacido como empresas públicas y en los últimos años habían sido
privatizadas. Pertenecían a todos los sectores económicos y tomaron posiciones
en casi todos los países de la región.
Son muchas las empresas españolas
que comenzaron de nuevo el viaje en busca del Nuevo Mundo. Si la devastación
sufrida por parte de los europeos del Renacimiento, a la que hace referencia
Galeano, fue el comienzo del desangramiento sudamericano, esta nueva oleada
puede suponer la puntilla. Veamos en qué sectores las multinacionales españolas
han hincado el diente y quiénes son los vampiros ávidos de sangre.
Sector de Telecomunicaciones:
Telefónica
Telefónica es una empresa privada
que cuenta con 1,7 millones de accionistas directos y cuyo núcleo duro lo
forman La Caixa y BBVA. Tiene 88,5 millones de clientes, está presente en 16
países y cuenta con 157.000 empleados en todo el mundo. Es la sexta compañía
mundial del sector por capitalización bursátil, la quinta empresa de Europa y
la primera de España. Si bien es cierto que en el campo de las
telecomunicaciones el servicio se ha extendido y ha mejorado en algunos
aspectos, la entrada de esta empresa en los diferentes países latinoamericanos
ha generado muchas irregularidades.
En primer lugar, la mayor
actividad económica de Telefónica debería haber significado una mayor
recaudación tributaria. Sin embargo, diferentes acuerdos de la compañía con los
gobiernos de turno, le ha posibilitado pagar menos impuestos. En muchos casos
ha impedido la competencia en el sector de otras empresas al contemplar las
concesiones períodos de monopolio. Tampoco ha sido una generadora de empleo ya
que en muchas ocasiones las empresas contratistas eran también españolas y los
puestos de dirección han sido ocupados por españoles. En este aspecto, las
condiciones laborales han ido empeorando y la descentralización de servicios y
la creación de filiales ha aumentado la subcontratación de personal para evitar
responsabilidades contractuales intensificando, además, la contratación
temporal. La entrada de la multinacional en los diversos países tampoco ha
supuesto un ahorro para los consumidores internos siendo el coste del servicio
de telefonía exageradamente alto. Finalmente, ha sido una fiel colaboradora con
los gobiernos de turno y, ante esta relación tan estrecha con el poder
económico y político el consumidor latinoamericano ha quedado desprotegido.
El grupo Telefónica
Latinoamérica, controlado al 100% por Telefónica tiene presencia en Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y
Venezuela. Su mayor volumen de negocio lo tiene en Argentina por mediación de
Telefónica de Argentina en el que participa con un 98,03%; en Brasil a través
de Telesp y una participación del 87,49%; Chile, con Telefónica CTC Chile y una
participación del 44,89%; y Perú, en la empresa Telefónica del Perú y una
participación del 98,19%. En el resto de países lo hace a través de diferentes empresas
de su grupo: Atento, Telefónica Contenidos, Telefónica Empresas, Telefónica
Móviles, Terra Networks y TPI Páginas Amarillas.
El beneficio de Telefónica
Latinoamericana en 2004 fue de 806,6 millones de euros, un 44,4% superior al
año 2003.
Sector de
hidrocarburos: Repsol
Repsol YPF es una empresa
internacional de petróleo y gas, con actividades en 28 países y con mas de
30.00 trabajadores en nómina. Es una de las diez mayores petroleras privadas
del mundo y la mayor compañía privada energética en Latinoamérica en término de
activos. Tiene una producción de
hidrocarburos de más de 1,1 millones de barriles equivalentes
de petróleo/día y sus reservas de crudo y gas casi alcanzan los 5.000
millones de barriles que se localizan, fundamentalmente, en Latinoamérica y en
el Norte de África. Sus principales accionistas son los grupos financieros La
Caixa y BBVA y sus actividades se centran en la exploración y explotación, el
refinamiento y la venta y distribución de petróleo. Repsol defiende que “está
desarrollando una estrategia corporativa cuyos principales pilares son la
protección del medio ambiente, el establecimiento de una política de recursos
humanos que potencia la mejora continua de las relaciones laborales y la
integración de las medidas y actuaciones concretas que colaboran al desarrollo
de la sociedad”.
Pero la realidad es otra. En un
principio ya resulta extraño que un país como España aparezca en Sudamérica con
una empresa petrolera cuando ni tiene petróleo ni tiene grandes relaciones con
los países productores. En ese marco Repsol compra empresas públicas
latinoamericanas del sector hidrocarburos a precios irrisorios gracias a los
acuerdos político-económicos bilaterales.
Dos ejemplos: YPF de Argentina
comprada a cambio de bonos para paliar la deuda externa bajo el pretexto de la
falta de capacidad financiera. Tras la compra, en 1999, en un año multiplicó
por cuatro sus beneficios que llegaron a 1.150 millones de euros siendo un 66%
procedentes de YPF.
En 1996 se vendió el 75% de las
acciones de la refinería de La Pampilla de Perú a Repsol por 180 millones de
dólares cuando en 1994 había generado unos ingresos de 657 millones.
Los impactos medioambientales de
sus actuaciones y sobre las comunidades indígenas distan mucho de sus
objetivos. Las continuas denuncias apenas saltan a la luz pero se van
conociendo. Como la destrucción del parque natural Yasuní en la amazonía
ecuatoriana de 680.000 hectáreas de las cuales un tercio pertenecen al pueblo
huaoraní; o el humedal Llancanelo, reserva natural en Argentina donde la
petrolera quiere perforar ocho nuevos pozos; o la invasión de 18 territorios
indígenas y 4 parques naturales en Bolivia; o el más conocido que ha llevado a
la multinacional a un pleito con el pueblo mapuche.
Los beneficios de Repsol YPF en
2004 fueron de 1.950 millones de euros. Los ingresos operativos en Europa
alcanzaron 29.050 millones de euros; en Latinoamérica solo 11.760, lo que
demuestra cómo los recursos naturales de la zona sirven, en gran parte, para el
consumo europeo.
Sector eléctrico: Endesa
Endesa es una de las mayores
compañías de electricidad de Europa y es el líder en el mercado español y en
varios países de Latinoamérica. Fundada en 1944 como una empresa estatal para
la producción de energía, fue privatizada en 1998. En la actualidad, Endesa
sirve a más de 22 millones de clientes de electricidad y gas a nivel mundial,
emplea a más de 27.000 trabajadores y cuenta con ingresos en torno a los 18.000
millones de euros. En manos de grandes corporaciones bursátiles (Cajamadrid,
Chase International...) se encuentra actualmente su accionariado revuelto tras
la reciente OPA hostil lanzada por Gas Natural que, por cierto, está en manos
de Repsol-YPF y La Caixa.
Durante el año 2004 tuvo unos
beneficios netos de 1.379 millones de euros, aumentando el 5,1% con respecto al
año anterior. Su presencia en Latinoamérica se plasma en la empresa Endesa
Internacional y asume la gestión de un amplio número de empresas,
principalmente Enersis, Endesa Chile y Chilectra (en Chile); Edesur, Costanera,
Dock Sud y El Chocón (Argentina); Cien, Endesa Fortaleza, Ampla y Coelce
(Brasil); Emgesa y Codensa (Colombia); o Edegel y Edelnor (Perú).A pesar de que la entrada de la
multinacional en la zona conllevó un incremento de la potencia instalada y del
índice de electrificación también ha tenido en los últimos años sus peros. Así, la historia de ENDESA-España
en Chile comienza cuando ésta llegó a un acuerdo financiero con un grupo
chileno que representa los más turbios intereses de la burocracia estatal bajo
la dictadura militar de Pinochet. El Estado enajenó el patrimonio público y
estos gestores del aparato burocrático estatal aparecían como los únicos
beneficiarios en múltiples sociedades donde se hacían responsables de toda la
gestión del patrimonio y a su vez adquirían pequeños paquetes de acciones. El
Estado chileno, por su parte, interviene siempre a favor de los empresarios y
en contra de los pueblos originarios. Los gaseoductos tendidos en el norte de
Chile, que se llevan los recursos mineros sin pagar impuestos, se han
construido destrozando cementerios indígenas, petroglifos milenarios y sitios
sagrados de las distintas culturas precolombinas.
Su actividad en Perú también ha provocado grandes polémicas
ya que la concentración del mercado entró en conflicto con las leyes aunque el
estado facilitó su privatización otorgando impunidad a la multinacional aunque
vulnerando el principio de igualdad ante la ley. La primera actuación fue el
despido de trabajadores, primeros los afiliados al sindicato mas importante, y
la firma de contratos individuales para evitar la negociación colectiva.
Finalmente la mayoría de actividades se subcontrataron evitando
responsabilidades derivadas del riesgo eléctrico en el trabajo.
Sector financiero: BBVA
En la década de los 90, el sector bancario español estuvo
marcado por dos tendencias: la concentración de poder y la expansión
internacional. Las entidades españolas, tras un periodo de fusiones y
adquisiciones, han configurado un panorama dominado por dos gigantes: el BBVA y
el BSCH.
A su vez comenzaron una expansión hacia Sudamérica buscando
nuevos mercados con el objetivo de poder competir con los grandes bancos
europeos. Esta estrategia estuvo facilitada por la elite dirigente de los
países latinoamericanos. Su papel en la economía se centró en el sistema
financiero y en las pensiones privadas pero sus mayores irregularidades
correspondieron al ámbito laboral ya que estos bancos participaban del capital
social de otras multinacionales españolas, tal y como hemos visto
anteriormente.
El BBVA es la segunda entidad bancaria española y el año
pasado ganó 2.082 millones de euros, un 25,8% mas que en 2003 y solo por debajo
del BSCH. De ese beneficio, 1.239 millones de euros se obtuvieron en sus
filiales latinoamericanas, un 44% del total. Sin embargo, sus recursos y sus
fundaciones para América Latina para todo el año pasado fue de 4,9 millones de
euros.
Si bien la entrada de estos bancos supuso una mejora en el
trato al cliente y la agilización de sus servicios los perjuicios ocasionados
presentan un balance totalmente negativo. La entrada en los diferentes países
se produjo mediante la adquisición de bancos nacionales, muchos de ellos
públicos, y en el proceso de reestructuración quienes primeros pagaron los
costes fueron los trabajadores. En Perú, por ejemplo, el 25% de la plantilla
fue despedida, se aumentó la jornada de trabajo sin compensación y el
sindicalismo se fue debilitando.
Aunque el ejemplo mas sangrante es el del BBVA en Argentina:
las adquisiciones de los bancos locales mediante fusiones y OPAS, su irrupción
en las telecomunicaciones, en los fondos de pensiones, en los servicios
públicos, metidos en la industria del armamento, especulando con la
construcción inmobiliaria, manteniendo en secreto la deuda externa privada de
los países mas pobres... para terminar negando sus escuálidos ahorros a los
pequeños ahorradores argentinos atrapados en el ‘corralito’.
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