El magistrado que procesó por dos veces a Pinochet ha asumido los intereses de los aborígenes de Chile
Juez Guzmán defiende derechos de pueblo mapuche

Fuente: www.elpais.es , 8 de mayo de 2006

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FERRAN SALES - Barcelona. ELPAIS.es - Internacional - 08-05-2006 -

La comunidad indígena mapuche, la mas importante de Chile, formada por más de 600.000 personas —casi un 4% de la población total— ha encargado al ex magistrado Juan Guzmán, el juez que procesó al dictador Augusto Pinochet, la defensa de su causa. La primera misión de este jurista ha sido llevar al Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra una carta del caudillo mapuche Aucan Huilcaman, en la que éste enumera quejas y agresiones de que es victima su pueblo y pide la intervención y protección de la institución internacional.

Juan Guzmán, que abandonó su carrera judicial hace exactamente un año, se ha convertido con esta gestión en un activista en pro de los derechos humanos. Desde la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Santiago de Chile, compagina las clases de derecho procesal con sus gestiones en defensa del movimiento indígena mapuche, que desde hace siglos sufre la opresión y la represión de la Administración central, pero que ahora amenaza con hacer estragos.

“El movimiento mapuche, que trata por todos los medios pacíficos de recuperar sus tierras, de las que fueron expoliados en la región sur de Chile, es una vez más el blanco de una represión policial feroz”, asegura el jurista, quien se encuentra en Barcelona por unos días, en una escala de su viaje de regreso a Santiago de Chile, tras haber cumplido su misión ante las autoridades humanitarias de la ONU en Ginebra.

El juez Guzmán afirma que en los últimos años numerosos dirigentes y miembros de esta comunidad mapuche han sido arrestados, procesados y condenados a penas de hasta 10 años de prisión por las ocupaciones simbólicas y pacíficas de sus antiguos territorios. Lo que supone en su opinión una aplicación abusiva y exagerada de las leyes, cuando en realidad estas transgresiones deberían ser contempladas como faltas y sancionadas con multas o arrestos.

“La actuación de la policía es brutal. Irrumpe periódicamente en las aldeas mapuches, con la excusa de buscar armas. Allana las casas y se lleva sus pertenencias. En el mejor de los casos consigue decomisar, como única prueba, un cuchillo afilado, un machete, instrumentos utilizados por los campesinos para sobrevivir en la zona. Ésta es en muchas ocasiones la excusa para detenerlos y aplicarles leyes de corte antiterrorista”, añade el ex magistrado.

Juan Guzmán se ha convertido a sus 66 años en un activista de los derechos humanos, en un firme defensor del pueblo mapuche. Pero, sobre todo, en el portavoz de su caudillo, Aucan Huilcaman. Es éste el más prestigioso de los líderes indígenas del sur de Chile. En las pasadas elecciones intentó presentarse como candidato a presidente de la República. El jefe indígena, sin embargo, no pudo culminar el proceso electoral, por falta de medios económicos. Se quedó al principio del camino, al no poder pagar la minuta de los notarios que debían levantar acta de cada uno de los firmantes que avalaban su candidatura.

El magistrado Juan Guzmán es la última esperanza del movimiento mapuche. Juntos han empezado a diseñar las líneas generales de una estrategia que podría desembocar dentro de unos meses ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, la instancia internacional más importante y prestigiosa de la zona. Los dos están de acuerdo en utilizar todos los instrumentos a su alcance para conseguir la protección internacional.

La nueva singladura vital del artífice del procesamiento del dictador Pinochet no ha hecho más que empezar. Sobre la mesa de su despacho de decano de la Facultad de Derecho han empezado a llover las peticiones y quejas. Estos días, aprovechando, su estancia en España, se dedicará también en cuerpo y alma a buscar fondos con los que acabar de levantar el Parque del Recuerdo. Se trata de un museo virtual, que se ha empezado a erigir desde hace cinco años en la Villa Grimaldi, un antiguo centro de detención y tortura, convertido ya en una pieza fundamental de la “memoria histórica” del holocausto chileno.