|
|
Red Latinoamericana contra los Monocultivos de Arboles
Fuente:
RAP-AL Uruguay, (31/07/09)
Árboles transgénicos: cuando los científicos se convierten en publicistas
Ricardo Carrere
El Convenio sobre la Diversidad
Biológica (CDB) tiene por mandato proteger la biodiversidad del
mundo. Las fuertes campañas de un número cada vez mayor
de ONGs y organizaciones de pueblos indígenas han planteado los
peligros que representan los árboles genéticamente modificados
para la diversidad biológica de los bosques. El Convenio se ocupó
de este problema y, luego de discutirlo, decidió que era necesario
tomar medidas precautorias antes de autorizar la introducción
de dichos árboles en el ambiente.
La posición del CDB fue
recibida con agrado por las organizaciones que se preocupan por la suerte
de los bosques del mundo y de sus pobladores, pero está siendo
fuertemente resistida por quienes ganarían con el negocio de
los árboles transgénicos.
Un artículo recientemente
publicado por cuatro científicos que están a favor de
los árboles transgénicos muestra cuán anticientíficos
pueden llegar a ser algunos con tal de defender sus argumentos. Los
autores son Stephen Strauss, Huimin Tan, Wout Boerjan y Roger Sedjo
y el título en inglés es “Strangled at birth? Forest
biotech and the Convention on Biological Diversity Nature Biotechnology”.(1)
Se trata de un artículo
bastante largo y detallado, lo cual muestra la importancia que concede
el lobby de los árboles transgénicos a la posición
del CDB a este respecto. Por otro lado, también muestra a qué
extremos están dispuestos a llegar sus autores para defender
su posición. Lo que sigue es sólo algunos ejemplos que
ilustran este punto, pero invitamos a las personas interesadas en el
tema a analizar el texto completo, que encontrarán en http://www.globaljusticeecology.org
/stopgetrees_news.php?ID=294.
El título intenta hacer
creer que los árboles transgénicos han sido “estrangulados
al nacer” por el CDB. Sin embargo, los autores olvidan decir que
al menos 20 países realizan investigaciones sobre este tema y
que ya hay ensayos de campo en 11 países o más (por más
información, ver http://www.wrm.org.uy/subjects/GMTrees
/Information_sheets.html). Lo que está haciendo el CDB es simplemente
aplicar el principio de precaución para evitar la posibilidad
de que los árboles transgénicos tengan impactos irreversibles
sobre la diversidad biológica. Es decir que el CDB se está
limitando a cumplir con su misión.
En realidad, lo que dice el artículo
refuerza la posición del CDB. Strauss y los demás le dan
los argumentos necesarios.
Ellos dicen que “Las preocupaciones
con base científica más creíbles referentes a los
árboles transgénicos son quizás las relacionadas
con su potencial de gran dispersión de semillas y polen cuando
se les permite florecer”. Y agregan que “La mayoría
de los científicos están de acuerdo en que, hasta tanto
no se desarrollen genes que impidan la contaminación transgénica,
que sean socialmente aceptables y de eficacia comprobada en el terreno,
seguramente habrá cierto grado de dispersión de genes
– ya sea a través del polen, de las semillas o de propágulos
vegetativos – en la mayoría de las especies forestales.
Además, la dispersión puede cubrir grandes! distancias,
del orden de varios kilómetros o más” (énfasis
agregado). Para empeorar aún más las cosas, añaden
que “El escaso nivel de domesticación de la mayoría
de las especies arbóreas contribuye a este problema, dado que
los propágulos suelen ser lo bastante aptos como para sobrevivir
en entornos silvestres”.
Lo anterior bastaría a la
mayor parte de los científicos para hacerlos desistir de una
actividad tan peligrosa, pero no a Strauss y sus colegas.
Entre los muchos argumentos que
utilizan para justificar su investigación y sus ensayos al aire
libre, el siguiente es un buen ejemplo de su enfoque anticientífico.
Dicen que “muy pocas de las especies transgénicas que se
están desarrollando con fines comerciales son sexualmente compatibles
con los bosques silvestres, o serán usadas en o cerca de bosques
silvestres, por lo cual será muy excepcional que haya un grado
significativo de introgresión de transgenes en los genomas de
árboles silvestres, al punto de que se vuelvan comunes en los
ecosistemas silvestres” (énfasis agregado).
Si bien estos cuatro hacen hincapié
en que son científicos – y lo hacen de punta a punta del
artículo – para probar que tienen razón en todo
lo que dicen, el párrafo mencionado prueba exactamente lo contrario:
una actitud totalmente anticientífica.
1) La diferencia entre hipótesis
y hechos se desvanece y las primeras se muestran como sinónimos
de los segundos. Pruebas:
– La ciencia no puede saber
si las especies transgénicas “serán usadas en o
cerca de bosques silvestres”, porque son los gobiernos y las empresas
quienes lo decidirán.
– La ciencia no puede saber
si “será muy excepcional que haya un grado significativo
de introgresión de transgenes en los genomas de árboles
silvestres”.
– No está cuantificado
el significado de “muy excepcional” ni de “un grado
significativo”.
2) Existe una confusión
entre especies y bosques.
– Las especies transgénicas
pueden ser sexualmente compatibles o incompatibles con las especies
naturales, pero no con los “bosques silvestres”.
– El empleo del término
indefinido “bosques silvestres” puede significar que se
están refiriendo únicamente a la contaminación
de especies que viven en bosques “primarios”, y no a las
especies mismas.
3) Se esconden las pruebas existentes
– El género más
comúnmente manipulado genéticamente es el álamo
(varias especies). Sin embargo, el artículo no menciona que ya
hay pruebas de contaminación transgénica de álamos
“silvestres” (nativos) en China.
– El artículo no menciona
que los otros dos árboles principales que son objeto de manipulación
genética son el pino (que crece en muchos bosques “silvestres”
del mundo entero) y el eucalipto (nativo de Australia y plantado en
muchísimos países del mundo). En los dos casos, la dispersión
de polen y semillas sería inevitable y ningún científico
puede probar que los bosques de eucaliptos de Australia estarían
a salvo de la contaminación transgénica.
– Los autores dicen que “es
probable que la superficie plantada con especies forestales transgénicas
sea relativamente pequeña; las plantaciones forestales comprenden
sólo alrededor del 5% de la cubierta forestal mundial”.
Olvidan mencionar que, según la FAO, las plantaciones cubren
un total de... ¡270 millones de hectáreas! Describir esta
superficie como “relativamente pequeña” es anticientífico,
por no decir más.
Ejemplos de este tipo abundan en
el artículo, aunque el siguiente es quizás uno de los
más ilustrativos: “... las especies de árboles silvestres
podrían sacar provecho de algunos tipos de árboles transgénicos,
por ejemplo, un árbol silvestre podría adquirir un rasgo
que mejore su resistencia al estrés y, de este modo, volverse
resistente a nuevas formas de estrés biótico o abiótico,
quizás provocadas por un rápido cambio climático”.
Obviamente, lo anterior equivale
a reconocer que, si se autoriza la plantación de árboles
transgénicos, habrá contaminación. Pero, al mismo
tiempo, es difícil comprender – a menos que los autores
cuenten con un doctorado en futurología – cómo puede
determinar la ciencia si los árboles “silvestres”
se beneficiarán o no con la adquisición de nuevos rasgos,
o si acaso las especies con “mejor resistencia” no pondrán
en peligro la diversidad biológica, precisamente a causa de ese
nuevo rasgo.
Resumiendo, el artículo
termina demostrando que los argumentos de las ONG para pedir la prohibición
de los árboles transgénicos son científicamente
correctos, y contribuye a justificar el enfoque precautorio solicitado
por el CDB.
Ricardo Carrere
(1) Strangled at birth? Forest
biotech and the Convention on Biological Diversity
Nature Biotechnology 27, 519 - 527 (2009). Steven H. Strauss, Huimin
Tan, Wout Boerjan & Roger Sedjo.
Fuente: http://www.wrm.org.uy/inicio.html
Julio 2009
|
|