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Fuente: Primera Página Mayo de 2006

Quien Siembra vientos... (Barrick y sus conflictos)

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Por: Patricia Gonzales.

Barrick enfrenta hoy un nuevo conflicto social, surgido a raíz del intento de realizar sus trabajos de exploración en el Cerro Cóndor Waín, si esta minera canadiense no desea ser arrojada de la forma humillante como lo fue de las tierras de la comunidad campesina Huambo, tiene que saber enfrentar esta nueva turbulencia con el mayor sentido común y la meridiana lucidez que exige el momento.

El clima desfavorable hacia ellos, y la mala imagen que proyectan a la población no surge de manera gratuita y, no es por lo tanto la responsabilidad de “curas rojos, agitadores sociales, comunistas anti mineros o políticos en busca de réditos, no es así, (la culpa no esta en estos actores coyunturales a quienes esta transnacional señala como responsable de todos sus males), si no está en ellos mismos, por los continuos errores en que cae reiteradamente la propia compañía, el no tener la hidalguía de reconocerlo y asumirlo como tal, hará poco probable cualquier entendimiento posible, con esta y otras comunidades a futuro.

La compañía aún no a logrado construir una estrecha relación transparente, armónica y horizontal con la población, aún no logra comulgar con las necesidades y las esperanzas que la ciudadanía huarasina depositó en ella, no ha podido canalizar las expectativas que el proyecto minero daba por descontado es decir; progreso y desarrollo para nuestra zona.

Barrick es percibida por la población como una compañía contaminadora, depredadora y explotadora de nuestros recursos naturales y, que cuenta además con un afán rapaz, desmedido e incesante de lucro.

La alta conflictividad social que enfrenta Barrick, se agrava aún más cuando la población toma conocimiento de la escandalosa decisión del Defensor del Contribuyente, elegido y nombrado por el Ministro de Economía Pedro Pablo Kuckzynski, quien impide a la SUNAT continuar en el Poder Judicial el litigio que mantenía contra esta minera por la reevaluación de los activos de la mina Pierina y la absorción de la empresa Arequipa Resources, y esto al amparo de la legislación fujimorista, impidiendo así el pago de más de un $141 millones de dólares, de más esta decir, que si Barrick hubiera pagado la cifra mencionada el 50 % de la misma, habría sido destinada a nuestra zona por concepto de canon minero.

Por cierto, conocido es por la población que esta transnacional se niega a pagar las regalías mineras, a pesar de la existencia del fallo del Tribunal Constitucional, que considera que esto no es un impuesto, sino una contra prestación por la explotación de recursos no renovables de nuestro país.

El escenario adverso a Barrick se ha ido incrementando paulatinamente, y por sus propios errores. Otro ejemplo que citaremos para reflejar este panorama es el siguiente; Barrick no emplea la fuerza laboral proveniente de nuestra zona, como si lo hace la minera Yanacocha en Cajamarca con un considerable 56 % . La política de desarrollo social urbano y rural, que se requiere implementar en nuestra zona es escasa, a pesar del alto precio de los metales en el mercado internacional que genera fabulosas ganancias a esta compañía, Barrick es incapaz de compartir sus ingentes ingresos con las necesidades y carencias de la población ¿Dónde queda pues, la política del buen vecino?, entendida esta no como una limosna o caridad del rico hacia el pobre, sino como el principio básico y universal de toda sociedad humana: la solidaridad.
Estos son los hechos que crean esta percepción negativa de la compañía, existe pues, un rencor emergente, un resentimiento peligroso que pueda conllevar a un espiral de animosidad creciente.

Meses atrás, la Comunidad de Huambo expulsó de su jurisdicción a Barrick, hoy están a punto de lograrlo las diversas comunidades aledañas al cerro Cóndor Waín, reflejando así lo que se ha venido señalando a lo largo de estos tiempos, si ellos continúan con esa arrogancia y miopía que no les permite vislumbrar la solución a estos conflictos surgidos precisamente a raíz de sus propias falencias, si van a carecer del espíritu generoso y reflexivo que la situación demanda para darle un viraje distinto a esta problemática social que cada vez se vuelva más crónica, continuarán pues, cosechando lo que van sembrando.