Conflictos ambientales en Perú

la republica.com.pe, 18 de agosto de 2007

China
Chico nuevo en el barrio de los recursos naturales

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Humberto Campodónico

Desde los años 90, la inversión de empresas chinas en recursos naturales en Perú ha tenido un importante crecimiento. Todo comenzó en 1992, cuando durante el proceso de privatización de Hierro Perú (Marcona), la estatal china Shougang compró el 100% de la empresa en US$ 120 millones, con un compromiso de inversión de US$ 137 millones (que fue incumplido en más de una oportunidad hasta un arreglo en el 2000).

Luego, en 1993, durante el proceso de privatización de Petroperú, la estatal SAPET (subsidiaria de China National Petroleum Corporation, CNPC) firmó un contrato de servicios por el Lote VII de Petroperú y en 1995 por el Lote VI. Hasta la fecha, Sapet ha invertido US$ 75 millones en ambos lotes (Dirección General de Hidrocarburos), que produjeron en el 2006 la pequeña cantidad de 3,000 barriles/día (BD).

En el 2004 se da el "gran salto", cuando la CNPC (Andes) adquirió el 45% de Pluspetrol Norte, propietario de los pozos más importantes del país: el Lote 8 y el Lote 1AB, en la selva norte. El socio mayoritario del consorcio, con el 45%, es Pluspetrol Resources (argentina, que lidera el consorcio que explota Camisea). La CNPC pagó US$ 200 millones por su participación, según The Economist Intelligence Unit (EIU). La producción en el 2006 fue 45,000 BD, el 58% del total peruano.

En el 2007, las empresas chinas ingresan a la minería peruana. La privada Zijin compró más del 50% de las acciones de Monterrico Metals en el proyecto minero Majaz (Piura) por US$ 182 millones, con lo que se convierte en el titular del proyecto. Esta inversión aún no se ha desarrollado si bien hace dos semanas Proinversión firmó un convenio de estabilidad jurídica (ver www.cristaldemira.com, 25/5/07).

Hace un mes, el proyecto minero Toromocho, de propiedad de la junior canadiense Peru Copper, fue adquirido por la estatal china Chinalco, por US$ 790 millones. El proyecto requiere una inversión de US$ 1,500 millones para explotar 275,000 toneladas métricas (TM) de cobre anuales y 5,235 TM anuales de molibdeno. Hace poco, el Ministro de Energía y Minas, Juan Valdivia, declaró que Perú Copper no pagaría impuesto a las ganancias de capital porque la compra-venta se realizó en la Bolsa de Valores.

En Ecuador, en el 2005, Andes Petroleum (de propiedad de CNPC-Sinopec) compró 5 bloques, con 143 millones de barriles de reservas (MMB), que producen 70,000 BD, a la canadiense Encana, por US$ 1,420 millones. También adquirió una participación estratégica de 36% del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), que transporta 450,000 BD. En Colombia, en el 2006, Sinopec formó un consorcio con ONGC Videsh, de India, para invertir US$ 850 millones en una participación de 50% en la empresa Ominex. Las reservas probadas ascienden a 300 MMB y producen 20,000 BD.

Según EIU, en Venezuela, la CNPC firmó un contrato de US$ 350 millones para invertir en 15 campos petrolíferos en el estado de Anzoategui, y US$ 670 millones en proyectos de gas natural. CNPC también acordó una sociedad de riesgo compartido con la estatal PDVSA para desarrollar campos petrolíferos en la franja del Orinoco.

La incursión china en recursos naturales obedece a una clara estrategia: reducir su dependencia de petróleo importado, buscando nuevas fuentes seguras de suministro, así como proveerse de los minerales que le permitan llevar adelante su proceso de industrialización.

La inversión china se caracteriza, como se ha visto, porque prefiere adquirir yacimientos ya descubiertos (para no perder tiempo en exploración), aunque esto le salga más caro. También por una gran dosis de pragmatismo, pues mantiene buenas relaciones con los propietarios de las empresas que adquiere y, sobre todo "no hace olas" porque sabe que, es el "chico nuevo" del barrio y se encuentra en un territorio que EEUU considera su "patio trasero". Otra cosa son las relaciones con los trabajadores y la preservación del medio ambiente, donde su récord es bastante malo. Pero esa es harina de otro costal.



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