Comunicaciones OLCA, 12 de mayo de 2010
Alianza social contra privatización de semillas y liberación de transgénicos
Productores orgánicos, ambientalistas,
y consumidores movilizados contra liberación de los transgénicos en
defensa de la salud y los alimentos producidos por la agricultura orgánica
y la pequeña y mediana agricultura campesina
- se rearma alianza social
amplia para bloquear el lobby empresarial
Santiago de Chile,
12 de mayo de 2010
Las
organizaciones de agricultores, sociales, ambientales y de consumidores
abajo firmantes nos declaramos en estado de alerta y movilización,
porque mientras se legisla para mitigar los efectos del terremoto, el
gobierno está dando pasos para cumplir uno de los compromisos electorales
del Presidente Piñera: la liberación de los transgénicos al mercado.
Este objetivo apoyado por transnacionales como Monsanto y Syngenta,
avanza por vías paralelas, con dos proyectos diferentes que se tramitan
en el Senado, y a través de la nueva institucionalidad ambiental ya
convertida en ley de la república. La ley ahora contempla la incorporación
legal de los transgénicos al sistema de evaluación de impacto ambiental.
Por ello llamamos a ejercer una activa vigilancia y movilización transversal
y nacional que obstaculice socialmente estos nefastos avances contra
la biodiversidad y la salud de los chilenos.
A bloquear la estrategia oficial
- El Senado se prepara
para aprobar a espaldas de la ciudadanía un proyecto de ley denominado
“Derechos de Obtentores Vegetales” (boletín Nº6355-01) que implicará
la contaminación genética de especies vegetales, pondrá en peligro
la semilla nativa, tendrá impactos negativos en la salud de los consumidores,
amenazará todas las exportaciones agrícolas, la producción de la
agricultura orgánica y también la competitividad de las exportaciones
de este sector; aumentará dramáticamente la dependencia de los agricultores
a las transnacionales agroquímicas, y elevará el precio de los alimentos.
Se trata de un ataque directo a la producción de alimentos realizada
hasta ahora por los campesinos y medianos productores, que se verán
sujetos a mayores costos y mayores controles. Chile no cuenta con ley
alguna de protección de la biodiversidad y está permitido el uso de
plaguicidas altamente peligrosos asociados a los cultivos transgénicos.
- Paralelamente, el ministro
de agricultura, José Antonio Galilea anunció que en junio y julio
se presentarían las indicaciones a otro proyecto, denominado “Bioseguridad
de Vegetales Genéticamente Modificados” (Boletín 4690-01) cuya tramitación
se encontraba detenida en el Senado desde 2008, orientado a la liberación
de los transgénicos.
- Al mismo tiempo, el
gobierno y el SAG se disponen a elaborar un reglamento de la nueva Ley
de Medio Ambiente (Ley 20.417) que asegura la liberación al mercado
de los transgénicos, por la insólita vía de declararlos de bajo impacto
ambiental –cuestión imposible de aceptar- o alternativamente a través
de su ingreso al cuestionado Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental
(EIA). La experiencia de la ciudadanía respecto de la institucionalidad
ambiental y la participación en los procesos de EIA indica claramente
que así las transnacionales lograrán la liberación de los transgénicos.
Nuestra
propuesta:
- Apoyamos una moratoria
total a la liberación de los transgénicos en Chile y el establecimiento
de etiquetado para los productos finales importados que son transgénicos.
- Rechazamos el avance
del establecimiento de todas las disposiciones jurídicas que impliquen
en forma abierta o encubierta la autorización de la liberación total
de siembra de cultivos transgénicos en el país poniendo en peligro
todas las exportaciones agrícolas.
- Impulsamos el establecimiento
de un sistema de biomonitoreo, y la adopción
de medidas tendientes a mitigar/revertir la contaminación transgénica
provocada por los actuales semilleros de exportación.
- Apoyamos las demandas
de las organizaciones de los agricultores orgánicos
orientadas a lograr la promoción y apoyo
efectivo de una agricultura orgánica o realizada sobre bases agroecológicas,
sana y segura, libre de plaguicidas
y transgénicos.
- Apoyamos las medidas
tendientes a defender los derechos de los pequeños y medianos productores
y productoras agrícolas que actualmente abastecen de productos alimentarios
a nuestra población y cuyo modo de producción se ve gravemente amenazado
por el avance de estas leyes.
- Apoyamos las demandas
de la Asociación Gremial de Productores Orgánicos de Chiloé
al SAG sobre acceso a la ubicación exacta de las plantaciones transgénicas;
y su llamado a que el Estado asegure el libre acceso a las semillas
y la continuidad de la práctica tradicional del intercambio de semillas
entre agricultores.
- Apoyamos las demandas
de la red de asociaciones de consumidores Sur Austral de Chile exigiendo
a los organismos públicos cesar la vulneración de los derechos ciudadanos
por parte del Estado en materia de información y participación, y
emplazando a los parlamentarios a defender los intereses reales de la
ciudadanía y no los intereses económicos de las empresas.
- Exigimos la revisión
de la situación de los altos funcionarios públicos que
evidencien conflicto de interés en materia de bioseguridad de transgénicos,
y su destitución al probarse esos vínculos.
- Exigimos que se
asignen fondos públicos para financiar
investigación independiente sobre los efectos de los transgénicos
en la salud de los consumidores.
- Estamos disponibles
para aportar y trabajar en torno a la
elaboración y aprobación de una Ley de Protección a la Biodiversidad
que asegure la conservación y resguardo de la semilla nativa y del
patrimonio genético de nuestro país.
Suscriben esta declaración (al
12 de mayo de 2010):
- Asociación Gremial
de Agricultores Orgánicos de Biobio
- Asociación Gremial
de Productores Orgánicos de Chiloé (Chiloé Orgánico)
- Asociación Gremial
de Agricultura Biológica- Biodinámica
Alianza por una
Mejor Calidad de Vida/ Red de Acción en Plaguicidas (RAP-Chile) integrada
por
- Asociación Nacional
de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI)
- Observatorio de Conflictos
Ambientales (OLCA)
- Corporación de Investigación
en Agricultura Alternativa (CIAL)
- Grain
- Red Ambiental del Norte
- Organización Ciudadana
Ambiental de Salamanca - Región de Coquimbo
- Huertos de Reñaca
(Valparaíso)
- Jardín del Arca (de
la Red de Permacultura y Ecoaldeas) Valparaíso
- Consejo de Salud San
Pedro, Quillota
- Centro general de Padres
y Apoderados Colegio Italiano, población Enrique Arenas, San Pedro,
Quillota
- Revista Virtual de
Arte Escáner Cultural, subdirectora
- Club Juvenil Engrupo,
San Pedro, Quillota.
- Club deportivo social
20 de septiembre, San Pedro, Quillota
- Club de Rayuela Enrique
Arenas, San Pedro, Quillota
- Grupo de ayuda Casa
Acogida San Pedro, Quillota
- Corporación Juntos
E.V., San Pedro, Quillota
- Organización Arte,
Cultura y Salud, San Pedro, Quillota.
- Centro Cultural Social
y del Medio Ambiente Ceibo, Maipú
- Ecosistemas, Ñuñoa,
Región Metropolitana
- Asociación de Consumidores
Conscientes (Linares)
- Parque Educativo de
Agrotecnología de la Sociedad Educacional El Huerto (Linares)
- Centro de Iniciativas
Ecológicas/Chile
- Red de Asociaciones
de Consumidores Sur Austral (Linares, Concepción, Temuco, Valdivia,
Osorno, Puerto Montt y Chiloé)
- Ecoceanos
Para firmas de personas y organizaciones
en defensa de la semilla nativa ir a http://www.thepetitionsite.com/1/noprivaticenlassemillas
Contactos para mayor información
y/o adhesiones de nuevas organizaciones
María Elena Rozas aplagui@rdc.cl, fono 3416742
Lucía Sepúlveda secretaria@rapal.cl, fono 3416742
Las bases de nuestra posición
Ante el desconocimiento
generalizado sobre estas materias, exponemos a continuación
algunas de las principales razones que fundamentan nuestro rechazo a
los transgénicos e información acerca de la situación actual.
1.
Nuevo colonialismo
La
urgencia por liberar sus semillas transgénicas al ambiente, tanto aquí
como en otros países de América Latina se debe a que Europa ha cerrado
las puertas a los cultivos transgénicos, aplicando políticas protectoras
de la salud y el ambiente. El intento de liberar los cultivos transgénicos
en Chile vía diversas “regulaciones” responde a los intereses y
presiones de las corporaciones agrobiotecnológicas que no pueden utilizar
el territorio de Europa para sus fines e inician así una nueva forma
de colonialismo.
Los
cultivos transgénicos son dañinos para la flora y fauna, el suelo
y la salud humana. Hasta ahora ninguna empresa biotecnológica ha presentado
estudios que comprueben la inocuidad de los transgénicos en la salud
humana y animal. Por el contrario, cada vez se suman más estudios que
demuestran que son una gran amenaza para la salud y el ambiente, lo
que genera gran incertidumbre y medidas precautorias en todo el mundo.
Pero las autoridades no atienden esas razones ni se muestran interesadas
en resguardar los cultivos orgánicos y tradicionales de los productores,
no obstante su reconocida calidad a nivel internacional.
2.
La amenaza inmediata
El
proyecto de ley sobre “Derechos de Obtentores Vegetales” que tras
su nombre oculta la privatización de la semilla nativa, cumple en demasía
las nefastas condiciones impuestas por el Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos. Esta iniciativa es un requisito previo para la firma
de un convenio internacional llamado UPOV 91 sobre propiedad intelectual
de plantas. Abre las puertas a la expropiación y a la privatización
de la biodiversidad agrícola y silvestre de Chile al posibilitar que
haya derechos de propiedad intelectual sobre todas las especies vegetales,
que podrán ser registradas por las compañías transnacionales por
más de 25 años en el caso de árboles y vides, por ejemplo. Los llamados
“derechos de obtentores" son justamente un tipo de propiedad
intelectual sui generis sobre las plantas. La propiedad intelectual
es por definición un privilegio, y se está legislando exclusiva y
precisamente para garantizarles mayores ganancias a las transnacionales
monopólicas en desmedro del desarrollo de otros importantes sectores
agrícolas nacionales.
Este
proyecto contra la semilla nativa fue aprobado de forma escandalosa
en la cámara baja el pasado 9 de enero de 2010, justo un día antes
que asumieran los nuevos integrantes de la Cámara de Diputados. Las
prevenciones de organizaciones campesinas, agricultores orgánicos,
sociales y ambientalistas presentadas ante la Comisión de Agricultura
fueron desechadas por los parlamentarios. Ellos empeoraron aún más
el proyecto al extender también a 25 años los derechos de "protección"
para árboles y vides ya inscritos de acuerdo a la ley anterior (Nº
19.342), que hasta ahora sólo eran válidos por siete años.
El
registro que se abrirá con la nueva ley incluirá tanto las variedades
nativas como las híbridas y transgénicas obtenidas a través de la
biotecnología, resguardando los intereses de las empresas transnacionales
exportadoras de semillas, entre ellas Monsanto y Syngenta junto a sus
socios locales. Abusando de este tipo de leyes, Monsanto hoy está pidiendo
en Estados Unidos patentar la carne de cerdo criado con alimento transgénico,
como si la carne fuera un descubrimiento de su propiedad. Al asegurar
en Chile esos derechos, se expandirá aun más el negocio de los transgénicos
y los farmacultivos de la biotecnología, hoy todavía limitado a la
exportación de semillas. Eso afectará todos los cultivos, tanto orgánicos
como convencionales puesto que es imposible la coexistencia entre cultivos
orgánicos, convencionales y siembras de transgénicos. La contaminación
de los cultivos alimentarios tradicionales a través de la polinización
o por el transporte o los residuos es un grave problema que afecta a
toda la comunidad nacional e internacional: cada año se presentan nuevos
casos de contaminación genética por transgénicos. En el 2007 se presentaron
39 nuevos casos de contaminación en 23 países. Hasta ahora en Chile
no hay ninguna regulación que obligue a la industria biotecnológica
a informar los daños y las pérdidas financieras que causan los transgénicos.
La
aprobación de esta ley despojaría a los campesinos de su derecho a
disponer libremente de su cosecha. Los cultivos de todos los agricultores
podrán contaminarse con transgénicos, y el precio de los alimentos
subirá impactando finalmente a todos los consumidores. También habrá
impactos negativos en la salud y el ambiente, ya que los cultivos transgénicos
están asociados a un aumento en el uso de plaguicidas y a efectos en
la salud de las personas y daños a la biodiversidad.
3.
Transparencia cero
La
expansión de los cultivos transgénicos para exportación, autorizados
por SAG, sigue caracterizándose por el secretismo y la falta de protección,
ya que esta entidad se niega históricamente a dar a conocer los sitios
exactos de localización de los cultivos y el Consejo para la Transparencia
lleva un año sin responder el recurso de amparo planteado por RAP-AL
contra el SAG por este tema.
El
gobierno actual no ha entregado información sobre la temporada 2009/2010.
De acuerdo a datos oficiales proporcionados para 2008/2009, los cultivos
de semillas transgénicas para exportación alcanzaron un total de 30.447,04
hectáreas de maíz, soya, y canola (raps) que son los más extendidos,
seguidos por cartamo, remolacha, vid, cebada, tomate, zapallo y alfalfa,
en este orden.
Respecto
de la temporada anterior (2007), el crecimiento fue de un 24,5%, totalizándose
5.982,9 hectáreas más de este tipo de cultivos, donde el maíz ocupa
el primer lugar. La región del Maule, con 15.049 hectáreas encabeza
el ranking, seguida por la región de O'Higgins –donde ya se copó
la superficie de siembra - con 7.888,89- y la Metropolitana, con 2.949,11
hectáreas. En regiones como Arica y Parinacota, y Coquimbo, que no
tenían antes cultivos transgénicos, en la temporada informada por
SAG se sembraron 52,91 y 156,20 hectáreas respectivamente. En la sureña
región de Los Ríos también irrumpieron los transgénicos ocupando
758 hectáreas, mientras en la Araucanía la cifra se eleva ahora a
2.192 hectáreas.
4.
La privatización de la semilla nativa
La
desprotección frente a esta expansión sin protección para la agricultura
orgánica, se agudizará si se aprueba la ley de privatización de la
semilla. Toda especie nativa que actualmente es parte de nuestro patrimonio
y nuestra biodiversidad, y por tanto se puede reproducir y usar libremente,
podrá tener un dueño y ser por tanto propiedad intelectual - propiedad
privada - de empresas nacionales o extranjeras. Para los efectos prácticos,
el resultado es muy similar al generado por una patente.
El
requisito planteado por este proyecto a estas corporaciones transnacionales
y sus socios de Chile, es simplemente presentar un grupo de plantas
relativamente homogéneas y que no estén registradas previamente. También
deben ser “nuevas”, pero la ley considera nueva toda especie no
registrada antes. Así pueden apropiarse de un patrimonio colectivo
que es fruto del trabajo de comunidades campesinas e indígenas, donde
especialmente las mujeres han guardado, mejorado y reproducido la semilla
por generaciones y generaciones. De este modo se desconoce que en definitiva,
las semillas son nuestro patrimonio como país.
Aprobar
este proyecto no hará más competitivas a las exportaciones agrícolas
chilenas, por el contrario puede significar el cierre de mercados que
exigen productos no transgénicos y libres de residuos de plaguicidas,
es decir alimentos sanos e inocuos, dignos de un país que pretende
convertirse en una potencia agroalimentaria y donde los consumidores
también son cada vez más conscientes de sus derechos.
Las
amenazas que enfrenta Chile como resultado del menor crecimiento económico,
la cesantía y otros efectos del terremoto nos comprometen a intensificar
nuestros esfuerzos para contribuir a asegurar la soberanía alimentaria
de nuestro pueblo y defender la salud y calidad de vida de todos los
chilenos y chilenas y de las generaciones por venir, amenazados por
estos proyectos de liberación de los transgénicos.
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