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3 de junio de 2011
PRONUNCIAMIENTO DE LAS ORGANIZACIONES
ANAMURI - RANQUIL – ASAMBLEA MAPUCHE DE IZQUIERDA
CLOC-V.C – CHILE:
Las Semillas Campesinas son un Patrimonio de nuestros Pueblos Indígenas y Campesinos
Ha
sido una grata sorpresa la reacción y el apoyo expresado a
nuestras organizaciones de muchas y muchos compatriotas frente a la
amenaza para la agricultura campesina
y nuestras semillas criollas y nativas ante la aprobación en
el Senado para la adhesión de Chile a
UPOV 91,
referida a la última Acta Modificatoria de la
Unión Internacional de Protección para las Obtenciones
Vegetales (UPOV), la que data del 19 de Marzo de 1991 y que responde
a lo delineado por la OMC para otorgar mayores garantías y
ganancias a las empresas multinacionales de las semillas.
Al
otro lado se ubica la contradictoria posición de
organizaciones que en representación de los campesinos han
apoyado y solicitado ante la comisión del Senado dar paso a la
aprobación a UPOV 91
sin tener, a nuestro juicio, los conocimientos plenos del sentido de
esta ley que atenta gravemente contra los derechos de quienes nos
han confiado su representación, dando lugar así, a
la justificación de su voto de aprobación, del Senador
Eugenio Tuma de la IX región.
En
relación a esto, distorsionando el debate, nos sorprendió
leer en “El Mostrador” y “EL quinto poder”
las opiniones de Julio Berdeguer en relación a la importante
discusión que actualmente se lleva en diferentes ámbitos
a nivel nacional en torno a la adhesión de Chile al Convenio
UPOV 91.
Consideramos que es arrogante, el
Sr. Berdeguer al calificar el debate de
primario y se
apresura a entregarnos elementos para “avanzar
y evitar que se construyan mitos”.
Lamentablemente, muchas de sus aseveraciones contradicen hechos
conocidos o descontextualizan el debate, oscureciéndolo más
que ayudando a mejorarlo. Con el fin justamente de fomentar un
debate amplio y fundamentado, las organizaciones que integramos la
CLOC Vía Campesina Chile, ANAMURI,
Confederación Ranquil, Asamblea Mapuche de Izquierda, junto a
la Coordinadora de Estudiantes por la Agroecología, CEPA,
Marcha
Mundial de Mujeres, M.M.M-Chile, TERRAM –
GRAIN – CENDA- CEDEM –RAPAL-OLCA, de
ahí que nos parece importante aclarar lo siguiente:
- Chile
adhirió al Convenio UPOV 78 en el año 1996. Con ello,
entregó a las empresas semilleras un conjunto de privilegios
y limitó severamente el derecho de las y los agricultores a
reproducir las semillas. En los quince años desde entonces,
la disponibilidad de variedades vegetales chilenas ha disminuido y
hemos pasado a ser un país más y más
dependiente de variedades y empresas extranjeras. De este modo al
aprobar el Senado la adhesión de Chile al Convenio UPOV 91,
se abren así las puertas a que Chile entregue aún más
privilegios a las grandes empresas semilleras y deje fuera de la ley
a los sistemas campesinos y de los pueblos originarios para
guardar, reproducir, compartir y mejorar sus semillas. Lo que
veremos en los próximos meses es una serie de iniciativas
legales para permitir la privatización de todo tipo de
semillas, incluidas las semillas campesinas y de plantas silvestres.
Por el futuro de la agricultura y la alimentación en Chile
y por el bienestar de las comunidades indígenas y campesinas
en el país, las organizaciones firmantes llamamos a impulsar
un proceso de oposición social amplio que impida que tales
leyes se hagan realidad.
- La
adhesión a UPOV 91 está directamente relacionada con
los tratados de libre comercio y
es sólo
un ejemplo de cómo la firma de los tratados comerciales busca
imponer determinadas agendas legislativas en contra de principios
básicos de funcionamiento democrático y ejercicio de
la soberanía nacional.
En el capítulo 17 del Tratado de Libre Comercio entre Chile
y Estados Unidos, puede leerse:
3.
Antes del 1º de enero del 2009, las Partes deberán
ratificar o adherir a:
(a)
la Convención Internacional sobre la Protección de
Nuevas Variedades de Plantas (1991);
Más
aún, la justificación del proyecto de ley de adhesión
que acaba de aprobarse dice:
Por otra parte, la
adhesión al Acta 1991 del Convenio UPOV, al igual que otros
tratados internacionales que forman parte del sistema multilateral de
propiedad industrial, fue comprometida internacionalmente por Chile
en diversos acuerdos bilaterales de libre comercio (TLC).
- La
privatización de las semillas y de la capacidad reproductiva
de las plantas es uno de los pilares del neoliberalismo en la
agricultura. No por casualidad UPOV es un tipo de legislación
que se impulsa desde la Organización del Comercio y que la
International Seed Federation – la mayor organización
de las empresas semilleras a nivel global- define como la
“legislación base”.
Decir que UPOV no tiene que ver con el neoliberalismo, porque UPOV
fue fundado en 1961 “cuando no había nada de eso”
es equivalente a decir que el Banco Mundial tampoco tiene que ver
con el neoliberalismo porque fue fundado en 1945.
- La
adhesión a UPOV 91 y el proyecto de ley de obtenciones
vegetales están íntimamente relacionados con la
introducción de cultivos transgénicos al país.
UPOV 91 y el proyecto de ley de obtenciones vegetales (semillas)
que hoy se encuentra en el parlamento son parte de las medidas que
las empresas semilleras necesitan para asegurar sus
ganancias y que el país sea abierto a los cultivos
transgénicos. Las transnacionales de las semillas
transgénicas no quieren que pase en Chile lo que ha pasado en
Argentina, donde a pesar de cultivarse millones de hectáreas
de soya y maíz transgénico, las ganancias de las
transnacionales no han sido las que ellas quisieran justamente
porque Argentina no se ha adherido a UPOV 91 y por lo tanto, no
pueden obligar a los agricultores a pagar un royalty por la
reproducción de las semillas transgénicas. Con UPOV91,
las empresas semilleras pueden prohibir la reproducción de
variedades que ellos reclaman como propias y confiscar la producción
e incluso las exportaciones de quienes no paguen los royalties que
ellos exigen.
- Las
y los campesinos no deseamos privatizar nuestras semillas y no
aceptamos que se privatice semilla alguna. Las
semillas son un producto colectivo, social, cultural, histórico
y en permanente evolución. El trabajo de mejoramiento que
han hecho las empresas semilleras es insignificante en comparación
al que hemos hecho los pueblos originarios y campesinos del mundo
entero desde hace más de diez mil años. Ha sido
nuestro trabajo de mejoramiento el que hizo posible la agricultura y
el que ha producido la inmensa diversidad que hoy sustenta nuestra
alimentación. Sin nuestras semillas, ni Monsanto ni Von Baer,
ni el INIA, ni ninguna otra empresa hubiesen podido producir
semilla alguna así como tampoco podrían producir en
el futuro. Las empresas y los centros de investigación
tuvieron libre acceso e hicieron libre uso de nuestras semillas,
aprovechando nuestra buena fe para tomar las semillas de nuestros
campos y encerrarlas en los bancos y laboratorios; no entendemos qué
tipo de excusa puede llevar a pensar que ahora debemos pagarles por
algo que hacen en base a nuestro trabajo de siglos. Hoy nosotros
exigimos mantener un derecho histórico y presente en todas
las culturas del mundo a seguir reproduciendo y cuidando las
semillas sin condicionamiento alguno. Y nuestra posición no
depende de si quien pretende privatizar es una empresa nacional o
transnacional, un instituto de investigación o alguien de
origen campesino.
- La
descripción que el Sr. Berdeguer hace de los sistemas de
bancos de germoplasma no corresponde a la realidad legal ni a la
práctica. Los bancos de germoplasma
no permiten que comunidades campesinas o indígenas tengan
acceso a las semillas que encierran y muchos de ellos han entregado
parte de sus colecciones a empresas transnacionales, las que luego
las han privatizado.
La Vía Campesina y sus organizaciones hemos pedido una y otra
vez que los bancos de germoplasma se abran para permitir la vuelta
de las semillas a nuestros campos y nuestras manos, pero tal acceso
se nos ha negado una y otra vez. La aprobación del Convenio
UPOV 91 da bases para que las colecciones de semillas en manos de
los bancos se conviertan en un buen negocio originando incentivos
perversos para que las colecciones sean entregadas al sector
privado, como al parecer está haciendo el actual director
nacional del INIA
En relación al
Tratado Internacional sobre Recursos Genéticos, es un sistema
limitado que no nos garantiza el acceso a las semillas, que no nos
protege plenamente de la privatización de las semillas y que
se hará aún más limitado si Chile aprueba una
ley de variedades vegetales de acuerdo a UPOV 91
- Es
absurdo decir que “cualquier persona” puede registrar
una variedad como propia. El proceso de registro y de fiscalización
posterior es caro y complejo. El sistema UPOV está hecho de
acuerdo a las necesidades y posibilidades de las grandes empresas.
No por casualidad, desde el ingreso de Chile
a UPOV 78, el mejoramiento vegetal en manos de instituciones
chilenas ha decaído de manera alarmante.
INIA y ANASAC pasaron de ser fundamento del mejoramiento genético
en el país a ser meros observadores marginales, con sólo
alrededor del 10% de las variedades registradas. Más aún,
ANASAC está desapareciendo como empresa nacional y está
siendo comprada por Monsanto.
- Consideramos
de importancia nacional que en Chile haya mejoramiento genético
para garantizar el éxito de nuestra agricultura y nuestra
soberanía alimentaria en el corto, mediano y largo plazo.
Ello requiere apoyar sistemas de mejoramiento descentralizado que no
fomenten la privatización y monopolización de las
semillas, que se basen en la diversidad y se adapten a formas
sustentables de agricultura. Por sobre todo, si Chile quiere
proteger y potenciar su riqueza genética, debe proteger sus
fundamentos: la agricultura llevada a cabo por pueblos campesinos y
originarios.
- Por
eso reiteramos que Las Semillas Campesinas
son un Patrimonio de nuestros Pueblos Indígenas y Campesinos
quienes históricamente las han puesto al servicio de la
Humanidad para alimentar los pueblos y no para lucrar a los grandes
monopolios Nacionales o Transnacionales de las Semillas.
Semillas
Campesinas en Resistencia
CLOC-Vía Campesina CHILE
Santiago 3 de junio 2011
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