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Fuente:
Adital, 25 de octubre de 2011
Golpe científico a los transgénicos mientras China interrumpe la siembra
Lejos de acabar con el hambre en el mundo y de
mejorar la calidad de vida de los campesinos, los cultivos transgénicos agravan
la inseguridad alimentaria y los riesgos a la salud y son un fracaso a la hora
de aumentar las cosechas, según confirmaron estudios científicos en las últimas
semanas. Estas nuevas investigaciones coinciden con la inminente interrupción
por parte de China a la comercialización de arroz y trigo genéticamente
modificados, como informó la Red del Tercer Mundo (TWN).
"El semanario financiero Observador Económico
confirmó la medida en su edición del 23 de septiembre, invocando un informante
vinculado con el Ministerio de Agricultura”, indicó TWN en un memorándum
público al respecto.
La inminente veda, que se extenderá por entre cinco
y diez años, "parece alineada con la creciente cautela en torno de la
tecnología transgénica que reina en la cúpula del gobierno”, agregó esta
organización con sede en Malasia que integra la red de Social Watch.
"En el Cuarto Taller Internacional de Biodiversidad
celebrado en Beijing en abril, organizado por varios grupos científicos chinos,
un alto funcionario del Ministerio de Ambiente dijo que el primer ministro Wen
Jiabao pidió mayor cautela en la materia”, indica el memorándum.
Mientras, el diario chino Global Times informó sobre
el compromiso expuesto por el funcionario del Ministerio de Agricultura Chen
Xiaohua a aceptar los llamados a la cautela. Por otra parte, entrevistado por
el Diario de Nanfang el 29 de septiembre, Yuan Longping, conocido como "el
padre del arroz híbrido”, advirtió que "los científicos no saben si la
resistencia a los insectos de algunos cultivos transgénicos tienen efecto en
seres humanos”.
Un mes después, un informe elaborado por 20
organizaciones de la sociedad civil del sudeste asiático, África y América
Latina constató que los transgénicos causaron un aumento en el uso de productos
químicos que contaminan el agua y la tierra, y la propagación involuntaria y
sin control de "supersemillas” infértiles en predios donde no fueron cultivadas.
El estudio, titulado "El emperador transgénico está
desnudo: Un informe ciudadano global sobre el estado de los transgénicos” y
coordinado por la organización Navdanya International y la Comisión
Internacional para el Futuro de la Alimentación y la Agricultura con la
colaboración del Centro de Seguridad Alimentaria, describe la ingeniería
genética como "tecnología fallida” cuyas "promesas de aumentar el rendimiento
de las cosechas y alimentar a los hambrientos demostraron ser falsas”.
"La ingeniería genética no aumentó el rendimiento de
ningún vegetal. Investigaciones de Navdanya en India muestran que, si bien [la
compañía estadounidense] Monsanto afirma que el algodón Bt rinde 1.500
kilogramos por acre, en realidad alcanza un promedio de entre 400 y 500
kilogramos”, escribió la renombrada científica y activista Vandana Shiva, quien
dirigió la investigación junto con sus colegas Debbie Barker y Carolina
Lockhart.
El estudio también verifica que los transgénicos
tolerantes a herbicidas y resistentes a los insectos, con la presunta propiedad
de controlar por sí mismos yerbas malas y pestes, "hicieron surgir
supersemillas y superpestes”, remarcó Shiva.
Los defensores de los transgénicos prometieron
resolver "grandes desafíos” como "las crisis alimentarias, la degradación de
recursos naturales y el caos climático”, pero esta tecnología "no logró
alimentar a los hambrientos y ha contribuido a la destrucción ambiental y al
recalentamiento planetario”, escribió Debbie Barker en el informe. Por otra
parte, agregó, estos cultivos "no están alimentando a los hambrientos” porque
"en su inmensa mayoría se los procesa como pienso animal o a biocombustibles”.
"En contraste con el muy costoso sistema industrial
transgénico de alta tecnología, hay métodos agrícolas viables y de bajo costo
que solucionan mejor los problemas del hambre y la pobreza”, sostuvo Barker.
"La ingeniería genética no es solo una ciencia, una
tecnología y un negocio, sino también una moda intelectual pasajera y en cierto
sentido una burbuja económica. Algo que se vende, y en exceso, como la
ultimísimo respuesta a todo: solucionará el problema del hambre y curará toda
enfermedad”, escribió Wendell Berry en el informe. "La biotecnología también es
extremadamente cara en comparación con la agricultura tradicional y es costosa
para los agricultores. Algunas compañías biotecnológicas mendigan dinero,
mientras otras aportan grandes cantidades a los departamentos universitarios de
microbiología. La actitud de la industria hacia los campesinos es de
hostilidad, como lo demuestran sus demandas contra ellos y su búsqueda del ‘gen
terminator’. Su actitud hacia los consumidores es agresiva y despectiva, como
lo demuestra su oposición al etiquetado.”
El informe advierte que, tras la introducción de los
cultivos transgénicos comerciales en 1996, éstos llegaron a producirse en 29
países y a cubrir alrededor de 1.500 millones de hectáreas. En China, agrega,
el uso de algodón resistente a los insectos multiplicó por 12 la población de
estas pestes desde 1997. Los cultivadores de soja de Argentina y Brasil
necesitan el doble de herbicida para sus predios que con las modalidades
tradicionales. El uso de pesticida sobre el algodón en India se multiplicó por
13 desde la introducción de la variedad transgénica Bt.
El estudio "Alimentos con ingeniería genética: Una
revisión”, publicado el 28 de septiembre por la organización Food and Water
Watch radicada en Washington, concluye que la proliferación de esos cultivos
causó numerosas crisis ambientales y de salud, así como aumentó la pobreza al
obligar a millones de campesinos a "comprar” semillas patentadas a precios exorbitantes,
informó la agencia de noticias IPS.
Este informe, concentrado en la situación
estadounidense, indica que tres organismos gubernamentales (la Administración
de Alimentos y Medicamentos, el Departamento de Agricultura y la Agencia de
Protección Ambiental) son cómplices de esas crisis, debido a su débil control,
su escasa capacidad para imponer las regulaciones y su absoluta falta de
coordinación.
Otro informe, publicado este mes por el Centro
Africano de Bioseguridad (ACB), se opone a la autorización del primer ensayo
con banano transgénico en Sudáfrica, no sólo por los riesgos que supone "para
la salud humana y animal, el ambiente y la sociedad”, sino también por "la
falta de interés público o justificativo comercial”.
El ACB considera que el banano resistente a
enfermedades fitosanitarias no puede poner fin a los problemas de tenencia de
la tierra o la competencia de áreas de producción más ecológicamente adecuadas,
como las de Mozambique, un proceso que significará la pérdida de 24.000 empleos
rurales en Sudáfrica.
Este
informe se basa sobre datos de estas fuentes:
El emperador transgénico está desnudo
(síntesis, en inglés y en formato PDF): http://bit.ly/pWP1rX
El emperador transgénico está desnudo
(informe completo, en inglés y en formato PDF): http://bit.ly/ov9ZnJ
Banano transgénico se cuela en
Sudáfrica: Claves y preocupaciones (en inglés y en formato PDF): http://bit.ly/rcBt9i
Biosafety Information Center, en
inglés: http://bit.ly/qaY07S
Instituto para la Agricultura y la
Política Comercial, en inglés: http://bit.ly/YT7dD
IPS: http://bit.ly/8J2TZQ
The Guardian: http://bit.ly/ahcby6
Centro para la Seguridad Alimentaria: http://bit.ly/Jv8cM
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