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- China:

09 de Enero de 2019

Conflictos socioambientales en China: casos seleccionados del Atlas de Justicia Ambiental



Resumen

- Este artículo describe y analiza brevemente unos doce conflictos ambientales en China, a partir de información transcrita y traducida del Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas), que contiene aproximadamente cien casos de China (un país que está subrepresentado en el EJAtlas). Una pregunta que queremos responder es si la ecología política de China es o no muy diferente de la ecología política de otros subcontinentes como la India, Europa o Sudamérica. Las causas de los conflictos (el aumento del metabolismo social y problemas para gestionarlo) no son muy distintas, tampoco el tipo de conflictos (centrales termoeléctricas, residuos urbanos, contaminación minera, hidroelectricidad, industria petroquímica, industria nuclear, agricultura y ganadería intensivas, etc.). Pero, sin duda, en China la ecología política tiene características chinas, lo que requiere nuevas investigaciones que ya se están llevando a cabo.

Joan Martínez Alier* y Juan Liu*

Abstract

This article briefly describes and analyses twelve environmental conflicts in China with information transcribed and translated from the EJAtlas that holds approximately one hundred cases for China, a country still under-represented in the EJAtlas. One question we would like to answer is whether the political ecology of China is or is not very different from the political ecology of other subcontinents: India, Europe, and South America. The causes of the conflicts (the increase in the social metabolism, and the problems to manage this growth) are not very different. Nor are the types of conflicts very different (coal-fired power plants, urban waste, pollution from mining, hydroelectric dams, petrochemical industry, nuclear industry, intensive livestock farming, etc.). However, no doubt, China’s political ecology has Chinese characteristics to be further researched as it is being done already.

Introducción
¿Es China diferente? ¿Es la ecología política de China diferente de la de otros subcontinentes como la India, América Latina o Europa? ¿Hay una ecología política con características chinas? Seguramente sí que la hay. Anna Lora-Wainright (2017) ha calificado el ecologismo chino como un “activismo resignado”.[1] Pero el argumento que sostenemos en este artículo es que hay muchas semejanzas entre la ecología política de China y la de otros lugares. Para ello presentamos unos doce conflictos socioambientales de diversos tipos, con descripciones traducidas y abreviadas a partir de la información recogida en el Atlas de Justicia Ambiental (EJAtlas).[2]

Estos doce casos son una muestra recogida de una muestra mayor que consiste en los cien casos de China que tenemos ya incorporados al EJAtlas, además de otros cincuenta en preparación. Cuántos son los conflictos ambientales en China de interés general, notorios, relevantes, que debieran ser añadidos al EJAtlas, no lo sabe nadie. Seguramente algunos miles. En el equipo del EJAtlas estamos empeñados en añadir casos de injusticias socioambientales de China (esmerándonos en la cuidadosa documentación), ya que este gran país está por ahora poco representado. Por ejemplo, el EJAtlas reporta casi trescientos casos de la India y apenas cien de China.

Las estadísticas de los conflictos ya registrados en China son similares a las del EJAtlas en conjunto (donde en noviembre de 2018 hay más de 2.600 casos registrados, www.ejatlas.org). Por ejemplo, en China, algo más del veinte por ciento de casos son considerados éxitos de la justicia ambiental, y en un diez por ciento de casos hay víctimas mortales entre quienes protestan.[3] En los conflictos descritos en este artículo aparecen centrales termoeléctricas de carbón, industria nuclear, minas de cobre y oro, industria petroquímica, represas hidroeléctricas, incineradoras de basuras, contaminación por plomo y otros metales pesados, granjas de cerdos… El pan nuestro de cada día para quienes trabajamos mapeando conflictos ambientales de todo el mundo.

En el EJAtlas, destacan en China los nueve conflictos en torno al paraxileno. No hemos incluido ninguno en este artículo, ya están bien documentados en el EJAtlas y en otras publicaciones. Pese a las restricciones del Gobierno, China se ha visto inundada de grandes movilizaciones en contra del paraxileno (PX), un petroquímico altamente inflamable utilizado para producir plástico y poliéster. Las protestas en Xiamen de 2007 lograron frenar la construcción de una planta de PX. Los reclamos se extendieron a Dalián, Chengdú, Shanghái y otras localidades. Las centrales termoeléctricas de carbón, los conflictos por PX y las incineradoras provocan nuevas formas de movilización en China, las denominadas “caminatas colectivas” (jít? sànbù) (EJAtlas, 2017 a, b).

China es un país muy grande y ha habido conflictos ambientales enormes, de escala similar a los de la India con el desastre de contaminación química de Bhopal, en 1984, o al desastre nuclear de Chernóbil en la antigua URSS, en 1986. En China ha habido grandes conflictos sobre represas hidroeléctricas. Uno muy conocido fue el de la presa de las Tres Gargantas en el Yangtsé (EJAtlas, 2015 a). Otro fue el de la represa de Pubugou en el río Dadu, en la provincia de Sichuan, en 2004, con mucha violencia represiva y hasta muertes de activistas (EJAtlas, 2015 b). Otro fue el de Banqiao, con el que empezamos este artículo. Es un caso antiguo; después nos acercaremos a conflictos más recientes.

Banqiao: una represa que se rompe[4]
Hace ya muchos años, poco después del triunfo de la revolución maoísta, y en respuesta a las continuas inundaciones y a la necesidad de generar energía eléctrica, se construyó la represa de Banqiao, en la provincia de Henan. Se terminó en 1952. Sin embargo, no se tomaron precauciones ante los peligros que iban a llegar. La represa sufrió algunos errores de ingeniería y construcción, y pronto aparecieron algunas grietas, reparadas por ingenieros soviéticos. Chen Xing, uno de los principales hidrólogos de China, recomendó colocar doce compuertas de desagüe, pero solamente se instalaron cinco. Chen participó en este y otros proyectos de represas, aunque finalmente fue excluido a causa de sus críticas y su preocupación por la seguridad. Hubo, pues, un conflicto inicial entre especialistas.

En agosto de 1975 el tifón Nina azotó la región con la mayor cantidad de lluvia que nunca se había registrado. El equivalente a un año de lluvias cayó en 24 horas. El récord anterior era de 800 mm, y el tifón Nina descargó 1060 mm en un día. Esa tormenta causó inundaciones aguas abajo de la represa y, debido a eso, la petición de que las compuertas de la represa ya casi colmada se abrieran fue rechazada el día 6 de agosto. La misma petición, reiterada, el día 7 de agosto no llegó a oídos de los responsables porque la tormenta había derribado los postes del telégrafo. Las compuertas de desagüe (con un diseño que las hacía insuficientes) no pudieron absorber la cantidad de agua almacenada y el día 8 de agosto el agua superó en 0,3 metros la pared de contención de la represa, que cayó.

La represa de Shimantan y otras 62 represas más pequeñas en el río Huai también cayeron. La caída de la represa de Baqiao causó una enorme ola de 10 km de ancho y de entre 3 y 7 metros de alto, que avanzó río abajo a 50 km por hora, inundando toda la cuenca. Se estiman unas 26.000 muertes a causa de la inundación y otras 145.000 por epidemias y hambre. Casi seis millones de edificios cayeron y once millones de residentes se vieron afectados. Hay estimaciones no oficiales de que murieron hasta 230.000 personas. El Gobierno chino trató de mantener el caso en secreto. En 1993 la represa fue reconstruida unos metros más alta. Un libro auspiciado por el Gobierno, El desastre de la inundación en Henan de agosto 1975, afirma: “La cascada de represas que se habían construido en el río Huai y sus tributarios para reducir los riesgos de inundación hicieron que el desastre fuera mayor y el rescate más difícil. Dos grandes represas, Banqiao y Shimantan, más otras dos medianas y 58 pequeñas se rompieron. Casi diez mil millones de metros cúbicos de agua crearon olas de diez metros de alto y desolaron todo Zhumadian en pocas horas. Más de cuatro millones de personas en treinta distritos fueron atrapadas por el agua, con cinco millones de casas y un millón de animales llevados por el agua”.

¿Cuál debería haber sido la compensación por los daños, suponiendo que fueran reparables? ¿Cuáles fueron los reclamos y quién los presentó? Siete capitales de distrito se inundaron: Suiping, Xiping, Ru’nan, Pingyu, Xincai, Luohe y Linquan. No se siguieron las órdenes de evacuación, porque el telégrafo falló y había pocos teléfonos. En la comunidad de Shahedian (con una población de 6.000 personas) murieron 827 personas justo debajo de la represa de Banqiao Dam, y el resto se salvó porque fueron evacuadas, pero en Wencheng, en el distrito de Suiping, pereció la mitad de una población de 36.000 personas.
En la actualidad continúan los conflictos sobre represas en China, el país con mayor cantidad de megavatios hidroeléctricos. En diciembre de 2016, en un caso de éxito (EJAtlas, 2016), una alianza ecologista nacional celebró, tras diez años de pelea, que por fin se dejara de lado la construcción de una serie de grandes represas en el río Nujiang en Yunnan, que desplazarían a decenas de miles de personas, destrozarían la biodiversidad de una gran área y dañarían paisajes espectaculares a lo largo de más de 2.500 km desde la meseta tibetana hasta Birmania (Myanmar) y Tailandia.


El petrolero iraní Sanchi se hunde en el mar de China Oriental [5]

Los petroleros de distintas nacionalidades naufragan con cierta regularidad por cualquier lugar del mundo. A principios de 2018, un petrolero iraní llamado Sanchi se hundió en las costas de China con consecuencias que es difícil todavía evaluar. Aquí ofrecemos una lista de derrames similares; la mayoría está todavía sin registrar en el EJAtlas.

  • Atlantic Empress, 1979, Tobago, 287.000 toneladas

  • ABT Summer, 1991, Angola, 260.000 toneladas

  • Castillo de Bellver, 1983, Saldanha Bay, Sudáfrica, 252.000 toneladas

  • Amoco Cadiz, 1978, Bretaña, Francia, 223.000 toneladas

  • Haven, 1991, Génova, Italia, 144.000 toneladas

  • Odyssey, 1988, a 700 millas de Nueva Escocia, Canadá, 132.000 toneladas

  • Torrey Canyon, 1967, islas Sorlingas, Reino Unido, 119.000 toneladas

  • Sea Star, 1972, golfo de Omán, 115.000 toneladas

  • Irenes Serenade, 1980, Navarino Bay, Grecia, 100.000 toneladas

  • Urquiola, 1976, La Coruña, España, 100.000 toneladas


El 6 de enero de 2018, el petrolero Sanchi, que venía de Irán, chocó con el carguero de Hong Kong CF Crystal en el mar de China Oriental, se incendió y se hundió, con 32 personas muertas o desaparecidas y un derrame de unas 130.000 toneladas que lo pondrían en sexto lugar en la lista anterior. Aunque los derrames de petróleo ocurren constantemente, no suelen ser de esta dimensión. Se calcula que 500.000 toneladas entran al mar al año a causa de naufragios; como referencia, el Prestige, hundido frente a las costas gallegas en 2002, transportaba 77.000 toneladas de fueloil (EJAtlas, 2014).

Los efectos de los derrames de petróleo dependen de la distancia a la costa. Por ejemplo, cuando el Atlantic Empress se hundió tras una colisión en 1979 a bastante distancia de Tobago en el Caribe, derramó 280.000 toneladas de petróleo que no llegaron a la costa. En cambio, cuando se hundió el Exxon Valdez en 1989 en Alaska, el derrame fue menor, pero contaminó 1.300 millas de costa en el Estrecho del Príncipe William, eliminando una gran parte de la vida acuática silvestre. El desastre del petrolero iraní Sanchi en el mar de China Oriental ocurrió a unas cien millas de la costa, y semanas después no se podía dar respuesta a preguntas sobre el tamaño exacto del derrame, su composición química y la dirección en que se movía el petróleo derramado, fundamentales para conocer las consecuencias ecológicas a corto y largo plazo.

El petrolero iraní transportaba un condensado de gas natural que es más volátil que el petróleo crudo. Tras colisionar con el carguero CF Crystal a unas 160 millas al este del estuario del río Yangtsé, el barco se prendió fuego y, al cabo de unos días, el 14 de enero de 2018, se hundió (28.32 grados de latitud norte; 125.55 grados de longitud este). Los impactos asociados a la ecología marina, la pesca y la salud humana supusieron la prohibición de la pesca en un amplio círculo de muchas millas alrededor del naufragio.

COFCO, una granja de un millón de cerdos en Mongolia Interior[6]

En Mongolia, los pastores locales, que ocupan gran parte de un territorio poco poblado, han protestado en distintos momentos con movimientos sociales de baja intensidad contra la minería metálica y de carbón, y también más recientemente contra la crianza de cerdos. Sus argumentos principales son la contaminación de las áreas de pastos por los excrementos y orines de los cerdos, así como la ocupación por cadáveres de cerdos de algunas zonas de pastos.

Debido a los amplios horizontes de Mongolia y a las posibilidades de cultivar alimentos para cerdos, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China fomenta esta nueva inversión en la crianza de cerdos. La empresa estatal de alimentación COFCO Joycome y el Gobierno popular de la Bandera[7] de Ongniud, en Chifeng City, firmaron un acuerdo para un proyecto tecnológicamente avanzado de un millón de cerdos en tierra expropiada a pastores locales. El 7 de marzo de 2014 se estableció la empresa COFCO Joycome con un capital registrado de 71 millones de dólares. Se previó que el Proyecto del Millón de Cerdos en Chifeng se completaría en tres fases hasta el año 2016.

En las distintas fases del proyecto, ha habido varias oleadas de protestas contra su construcción y la contaminación asociada. En 2014 COFCO había obtenido tierra del Gobierno local sin el consentimiento previo e informado de los pastores locales. Estos se organizaron para defenderse de la apropiación ilegal de su tierra por parte de las autoridades (la tierra es parte vital de las tradiciones de los mongoles) y contra los poderosos intereses empresariales. Pero no tuvieron éxito. Más recientemente ha habido enfrentamientos entre los pastores y las autoridades locales. El 17 de octubre de 2016, unos doscientos pastores marcharon hacia la granja de cerdos de COFCO en construcción y cortaron la ruta, ya que, para ellos, esa supuesta “zona tecnológicamente modelo para criar un millón de cerdos” no solo les impide su modo de vida pastoril, sino que implica una destrucción del ambiente natural, ya muy maltrecho en esa área. Los pastores llevaban pancartas que decían: “Nuestra tierra, nuestro territorio, heredado de nuestros ancestros, debe ser heredado por nuestros hijos y nietos”. Y “Nosotros, los mongoles, somos más fuertes cuando nos unimos”, “Nunca daremos ni un palmo de nuestra tierra aunque Dios nos lo pida”. Los pastores protestaron durante cuatro días hasta que las autoridades locales enviaron una docena de vehículos de la policía para acallar las protestas. Al menos tres pastores fueron arrestados.

La agencia local de protección ambiental de la Bandera de Ongniud recibía continuamente quejas por la contaminación de las granjas COFCO Joycome, y una inspección del 4 de julio de 2016 encontró que faltaban requisitos en la tramitación de la aceptación del proyecto por la agencia ambiental. En consecuencia, el 7 de julio la Agencia de Protección Ambiental ordenó que se suspendiera la producción de cerdos hasta que se cumplieran a final de año todos los requisitos, pero esa orden no fue acatada por la empresa. Otra inspección, el 30 de marzo de 2017, constató la ausencia de una planta de biogás y otras instalaciones ambientales previstas en la evaluación de impacto ambiental (EIA) de la segunda fase de construcción del proyecto, de tal manera que los residuos líquidos eran vertidos sin tratar a las tierras de pastos. El 13 de abril de 2017, la compañía COFCO Joycome fue sometida a un castigo administrativo por la Agencia de Protección Ambiental de la Bandera de Ongniud y tuvo que pagar una multa de 60.000 yuanes (unos ocho mil euros) por defectos en cada una de las dos fases del proyecto.

El 24 de abril del 2017, cientos de pastores de la Bandera de Ongniud declararon que ya no podían soportar más las granjas de cerdos del grupo COFCO. Mostraron pancartas contra las empresas contaminantes y por la protección de la vida, pidiendo que las granjas de cerdos se fueran de una vez. La contaminación afectaba a las fuentes de agua subterránea y no solo a los pastos. El olor era insoportable y estaban perdiendo sus medios de vida. En mayo de 2017, cientos de pastores y agricultores bloquearon las rutas durante varios días (Imagen 2); algunos fueron arrestados, incluyendo el que había iniciado un grupo de contacto online. COFCO respondió a las acusaciones de contaminación en junio de 2017, reconociendo que se había comportado mal en la implementación de las medidas de protección ambiental y que debía hacer un autoexamen. En la actualidad, la empresa ya ha invertido en Chifeng 500 millones de yuanes (cerca de 65 millones de euros) para mitigar los malos olores y proteger el ambiente, y próximamente invertirá otros 500 millones en protección ambiental.

Imagen 2. Bloqueo de ruta. La pancarta dice: “Adhesión al desarrollo verde, en contra de las empresas contaminadoras, protegiendo el derecho a la vida. ¡La Bandera de Ongniud de la ciudad de Chifeng debe expulsar a las granjas de cerdos contaminadoras!”. Fuente: EJAtlas.


El Gobierno popular (es decir, estatal) de la Bandera de Ongniud en la ciudad de Chifeng el 21 de diciembre del 2017 sacó a la luz una conclusión: “… tras cinco meses de rectificación, los problemas de prevención y control de la contaminación del agua, del suelo y de gases han sido básicamente rectificados por la compañía COFCO Joycome […]; los cerdos enfermos y muertos serán tratados en adecuados lugares habilitados para ello […]; la compañía ha pagado otra multa de 640.000 yuanes […]; el subdirector de COFCO Carne y el gerente de COFCO Joycome han sido sustituidos […]; las personas sospechosas de destruir propiedades, iniciar agitación, obstruir las acciones oficiales e investigaciones al expresar sus propias protestas han sido transferidas para posterior investigación y procesamiento al aparato fiscal”. En mayo de 2018, se dieron por buenas, oficialmente, las evaluaciones de impacto ambiental de la primera y segunda fases de construcción del proyecto.

Melody Chemicals, contaminando con plomo a los niños en Hunan[8]

En 2014 se descubrió que más de trescientos niños en el distrito o comarca de Hengdong, provincia de Hunan, tenían una cantidad excesiva de plomo en sangre. Tras una batalla legal, algunas familias recibieron una compensación monetaria. Este es un caso relativamente pequeño, que está relacionado con los casos en China de los “pueblos de cáncer” (Lora-Wainright, 2013) por contaminación con metales pesados. Recuerda casos parecidos de contaminación por plomo en Perú (en La Oroya y en El Callao, con la empresa Doe Run), en Estados Unidos (Flint, Michigan, a través del agua, EJAtlas, 2017 d) y en otros países.
El 14 de junio de 2014 diversos medios de comunicación, incluida la CCTV, reportaron que “más de trescientos niños en Dapu, en el distrito o comarca de Hengdong de la provincia de Hunan, tienen niveles excesivos de plomo en sangre”, lo que podía afectar seriamente su salud física y mental. Un test de sangre de 315 niños y niñas del entorno de la planta Melody Chemical mostró que 82 tenían niveles excesivos de plomo y otros 10 los tenían altos, lo que permitía calificar la situación como un incidente de contaminación grave. En los niños, la exposición a niveles altos de plomo lleva a retrasos de las habilidades cognitivas y a problemas de conducta, y puede implicar su muerte si los niveles son extremadamente altos. Los efectos son permanentes e irreversibles. También se supone que la exposición infantil al plomo se asocia a niveles de criminalidad altos al llegar a la edad adulta.

Cuando saltó la noticia, se intentó negar la relevancia del caso, insistiendo en que la planta cumplía los estándares de emisiones, o que (como argumentó la Agencia de Protección Ambiental del distrito de Hengdong) era imposible confirmar que la fábrica Melody Chemical fuera el único foco emisor del plomo. En una emisión de CCTV, el alcalde de Dapu aseguró que tal vez el exceso de plomo en sangre venía de que los niños se comían sus lápices, lo que despertó fuertes discusiones en redes sociales como Weibo.

El 15 de junio de 2014, el comité del partido y el Gobierno del distrito de Hengdong iniciaron una investigación. La Agencia de Protección Ambiental del distrito ordenó cerrar las empresas contaminadoras, y los departamentos de seguridad pública las investigaron. El Gobierno nombró un grupo especial para ir a Dapu a inspeccionar otras industrias y averiguar el número de niños con niveles excesivos de plomo en sangre, distribuir leche y otras medicinas, y hacer frente a las quejas de las familias. Al día siguiente, 16 de junio, por instrucciones del comité del partido en el distrito de Hengdong, el subdirector de la Agencia de Protección Ambiental del distrito, Zhang Zhengguo, fue investigado. La policía detuvo al encargado de los asuntos de contaminación de Melody Chemical

Casi un año después, el 13 de marzo de 2015, se presentó una demanda judicial colectiva en el Tribunal Popular del distrito de Hengdong por plomo en la sangre. Más de cincuenta familias estuvieron dispuestas a participar en la demanda judicial, pero varias se vieron forzadas a retirarse más tarde debido a la presión de las autoridades locales. A algunas familias se les dijo que, si no se retiraban de la demanda judicial, se les suspendería el ingreso mínimo de subsistencia que recibían, y también se dijo a algunas familias con parientes y amigos que trabajaban en oficinas del Gobierno que estos podían perder su trabajo. Si las familias afectadas prometían retirarse de la demanda judicial, podían obtener compensación de 1.000 a 10.000 yuanes (entre 130 y 1.300 euros). De ahí que, al cabo de un mes, 42 familias entregaran escritos al tribunal para retirar la demanda.

El 12 de junio de 2015, ante el mismo tribunal en la provincia de Hunan, empezó este juicio histórico en que un grupo de trece familias de Dapu o lugares cercanos acusaban a Melody Chemical, una planta y fundición química, de causar la contaminación que había producido altos niveles de plomo en la sangre de sus hijos y nietos. Demandaban una compensación monetaria, y la cantidad variaba para cada niño. Solamente dos de los trece demandantes obtuvieron compensación en este tribunal de primera instancia. Siete demandantes rehusaron aceptar esta decisión y pidieron un nuevo juicio en el Tribunal Popular Superior de la provincia de Hunan, que el 28 de diciembre de 2016 determinó que la evidencia recogida sobre los hechos en el primer juicio era defectuosa y que la ley se había aplicado mal. Debía celebrarse otro juicio.

Entretanto, la fábrica Melody Chemicals se cerró permanentemente, y para mayo de 2017 los residuos locales en el agua cumplían los estándares para la salud humana; 117 fábricas que usaban metales pesados se habían cerrado o se habían transformado, y 71 proyectos de control de contaminación se habían implementado en Hengdong. La calidad del agua del río Xiangjiang había mejorado significativamente.

El 12 de septiembre de 2018, el juicio por la presencia excesiva de plomo en la sangre de niños llegó al Tribunal Popular Intermedio del distrito de Hengdong, en la provincia de Hunan. Tras años de litigios, siete familias firmaron un acuerdo de mediación en el tribunal en Hengyang (el municipio cabeza del distrito de Hengdong), recibiendo cada familia una compensación de entre 40.000 yuanes (5.096 euros) y 90.000 yuanes (11.465 euros) para dar por finalizado el caso. Es obvio que esa compensación está muy alejada de lo que haría falta para dar soluciones prácticas a los daños a la salud de estos niños y de centenares de otros. La ley de protección ambiental pone la carga de la prueba en los demandantes, que deben demostrar que ha habido daños, y eso está más allá de la capacidad social y económica de familias campesinas. Además, la ley establece que hay que entablar la demanda en un periodo máximo de tres años desde que se descubre el daño a la salud, pero, como en este caso, en la provincia de Hunan, si los perjudicados son familias campesinas, puede ser que les tome mucho más tiempo darse cuenta de que sus niños sufren de envenenamiento por plomo. Por lo tanto, no solo deberían aumentarse las compensaciones a las víctimas de la contaminación, sino que la ley debería ser revisada, ya que sirve para proteger a los contaminadores más que a la población.

Dai Renhui, un abogado de Pekín que representó a las familias, dijo que este caso histórico serviría de referencia para otras familias afectadas por contaminación industrial, que les dará la confianza y el coraje para usar la ley en defensa de sus derechos. Pan Qing’an, un ambientalista preocupado por la contaminación de metales pesados, publicó un documental sobre el caso.

Zijinshan, minería de cobre y oro en Fujian[9]

Los relaves tóxicos de una mina propiedad del mayor productor chino de cobre y oro contaminaron el río Tingjiang, amenazando el agua de boca y la industria pesquera en el río. El grupo minero Zijin produce y refina oro, cobre y metales no ferrosos. Su predecesora fue la compañía minera Shanghang, fundada el 15 de julio de 1986 en la provincia de Fujian. Zijin se dedica a la exploración y extracción de oro, cobre, zinc y otros metales.

La mina de Zijinshan de cobre y oro (en el distrito de Shanghang) domina una zona de 30 km2 y cuenta con 1.900 personas contratadas. Es la mina más importante del grupo Zijin, descubierta en 1980, un depósito porfídico que contiene dos tipos de minerales, con el oro arriba y el cobre abajo.

El rápido crecimiento de la empresa y del precio de sus acciones cuando las flotó en la Bolsa de Shanghái enriqueció a los mayores accionistas, incluido el Gobierno del distrito de Shanghang y algunos funcionarios. En la medida que todo fue legal, esa nueva riqueza fue bienvenida, excepto que tuvo un alto coste ecológico. Muchos se beneficiaron económicamente, incluida la población local residente de Shanghang, pero sus conciudadanos pagaron el precio de la contaminación.[10] El 3 de julio de 2010, un escape de un dique de lixiviados arrojó unos 9.100 metros cúbicos de agua ácida con residuos de cobre al río Ting, matando al menos dos mil toneladas de peces. El Gobierno del distrito adelantó algún dinero para comprar todo el pescado muerto a 6 yuanes / 500 kg (0,76 euros) para compensar las pérdidas a los agricultores-pescadores y después enterrar los peces. Hasta nueve días después ni la empresa Zijin ni el Gobierno del distrito de Shanghang (accionista importante y, al mismo tiempo, protector del interés público) anunciaron públicamente el accidente.

El 20 de julio, el Departamento de Protección Ambiental de la provincia de Guangdong avisó con urgencia a sus colegas en Fujian de que el agua tóxica proveniente de la mina de cobre Zijinshan había llegado a la desembocadura del río Tingjiang, en Guangdong, y que el contenido de cobre en esa sección del río había aumentado muchísimo, suponiendo un gran peligro para los pescadores y acuicultores. Había pues un conflicto transprovincial entre Fujian y Guangdong. Las autoridades de Guangdong pedían coordinación para tener información y vigilar la eliminación de la contaminación.

Este no fue el primer accidente de Zijin. Un informe del Instituto de Asuntos Públicos y Ambientales identificó a Zijin como una de las 175 compañías listadas en la Bolsa de Hong Kong que tenía más registros de infracciones ambientales en China. Desde el 2005 Zijin había cometido una serie de infracciones y había tenido accidentes ambientales en las provincias de Hebei, Xinjiang, Guizhou, entre otras. Hubo un accidente con la ruptura de un dique de relaves cuya contaminación llevó a que las escuelas de Shanghang advirtieran a los estudiantes que venían a los exámenes de acceso nacional a la universidad: “Por favor, no coman pescado”.

Tras el accidente de 2010, durante un tiempo los pueblos locales no tuvieron agua potable para beber. La opinión general era que “el agua del río Ting era deliciosa, pero ahora no nos atrevemos a beberla”. Quienes tenían dinero compraban agua, como se hace en las ciudades; otros debían caminar mucho trecho para recoger agua de la montaña porque la del río estaba contaminada. Tenían miedo de comer pescado y también sufrían del polvo de los minerales cuando hacía viento. Aparte de la contaminación, la gente de los pueblos poco había ganado con la presencia de la minera Zijin: era difícil conseguir trabajo en la empresa. Quienes habían conseguido acciones de Zijin a principios de la década de 1980 obtuvieron algún dinero y se mudaron a otros lugares. Los que permanecieron sufrían una incidencia alta de cáncer de esófago, de pulmón y de estómago, y eso llevaba a las familias a endeudarse. La gente asegura que antes de la minería no había esas enfermedades. Pero la realidad es que, aunque hubo quejas sobre la contaminación del aire y del agua, hasta que tuvo lugar el accidente de 2010 nada se hizo.

El escrutinio de los medios de comunicación finalmente logró que la historia de contaminación de la empresa Zijin saliera a la luz, y el Consejo de Estado envió un grupo de trabajo a investigar. La compañía primero echó la culpa de lo ocurrido en 2010 a las intensas lluvias, pero luego hizo públicas las advertencias de una investigación gubernamental que decía que el flujo de agua descargada de la mina era excesivo. La empresa también había ignorado el aviso del Gobierno en septiembre de 2009 sobre la necesidad de reparar el sistema de monitoreo automático de la calidad del agua. Tras el accidente, el 27 de julio de 2010 el vicepresidente de Zijin y director de la mina de cobre fueron detenidos por la policía. Se obligó a la empresa a pagar compensación por el pescado malogrado, pero la gente continuó recelosa de comer pescado a pesar de que los tests oficiales de laboratorio de agosto de 2010 concluyeron que los estándares de calidad del rio Ting se cumplían.

Según China Mining News, hasta el año 2014 la minera Zijin Mining había invertido más de mil millones de yuanes (128 millones de euros) en la “rectificación” de sus instalaciones ambientales tras los incidentes en Shanghang y Guangdong en 2010. El día 3 de julio fue declarado Día del Ambiente y la Seguridad, y todo el mes de julio es el Mes de la Seguridad en la empresa Zijin, como recordatorio.

Este caso de contaminación del agua y de los suelos por relaves tóxicos de la minería metálica no es, desde luego, algo único en China y en el mundo, como tampoco lo son los casos de contaminación del aire por las fundiciones de cobre. Este caso presenta una circunstancia habitual: una empresa políticamente poderosa se asegura cierta complicidad local al proporcionar puestos de trabajo y repartir algo de dinero a algunos sectores de la población, pero un accidente de contaminación masiva pone a la población local en contra, llama a la intervención de los organismos de regulación y del propio Gobierno, se imponen multas, se exigen medidas técnicas y algunas compensaciones monetarias. Mientras, se espera el siguiente “accidente” en alguna otra mina de oro y cobre en China o en el mundo.

Ciudadanos de Hainan contra la construcción de una central termoeléctrica de carbón[11]

Este es un caso de resistencia contra una de los cientos de centrales termoeléctricas de carbón (CTEC) (coal-fired power plants, en inglés) construidas en China y fuera de China por inversores chinos. Muchas veces son aceptadas sin protestas, pero en otros las comunidades locales protestan, lo que suele ser respondido con medidas gubernamentales que pueden incluir la represión por la policía, como ocurrió en Hainan.

En algunos conflictos de minería o de quema de carbón, la resistencia local se complementa con una apelación a disminuir la combustión de carbón para evitar el cambio climático, y esos casos caben dentro del movimiento internacional de Blockadia o movimiento de “Dejad el petróleo en el suelo, el carbón en el hoyo, el gas bajo la hierba” (“Leave oil in the soil, leave coal in the hole, leave gas under the grass”) (Roy y Martínez-Alier, 2017).

La protesta en Hainan fue contra una CTEC de 300 millones de dólares, en 2011, y fue reprimida violentamente. Esta CTEC fue proyectada ya en 2007, en la isla de Hainan, al sudeste de China, y fue aprobada en Pekín en noviembre de 2011. El 11 de marzo de 2012, unos diez mil residentes de la provincia de Hainan organizaron una protesta en el distrito de Ledong, llegaron al acto de inicio de la construcción el 12 de marzo y cerraron las tiendas y negocios para protestar. Expresaban su preocupación sobre la posible contaminación causada por la planta, que afectaría a la agricultura y la pesca. Hubo enfrentamientos entre la policía antidisturbios y los manifestantes. Tras darse los permisos de construcción en Yinggehai, en 2011, hubo oposición de ocho mil residentes, que se expresaron mediante una consulta organizada en enero 2012 por la división regional de la compañía estatal China Power (Energía de China). Aunque al Gobierno nacional y a los gobiernos locales les constaba que los habitantes locales se oponían a la construcción, no pararon el proyecto, sino que trataron de convencerlos de que lo aceptaran. Hubo un intento de desplazar la central a Fuluo y Huanliu, dentro del mismo distrito, pero allí también se opuso resistencia, y se regresó al lugar designado inicialmente de Yinggehai. En las protestas en Foluo, en abril de 2012, se difundió la noticia de que algunos ciudadanos habían invadido un edificio gubernamental, destruido oficinas, y que docenas de ellos habían sido heridos por los golpes y el gas lacrimógeno de la policía antidisturbios.

En octubre de 2012, la construcción de la CTEC continuó en Yinggehai, y un millar de personas se reunieron en protesta durante varios días. Muchos fueron heridos y arrestados por la policía. El grupo de Hong Kong de derechos humanos Information Centre for Human Rights and Democracy reportó que cincuenta personas habían sido arrestadas y cien habían resultado heridas en las protestas. Liu Futang, antiguo funcionario estatal chino y activista ambiental de Hainan, fue una de las personas arrestadas desde julio a diciembre de 2012, tras escribir y publicar él mismo un libro sobre las protestas contra la CTEC de Yinggehai. Cuando lo soltaron en diciembre de 2012, se confirmaba que la construcción de la CTEC había ya comenzado efectivamente. Es lo que en el EJAtlas calificamos como un fracaso de la justicia ambiental. La violencia de la represión (que se da también en muchos otros lugares del mundo) no siempre consigue acallar las protestas, pero sí lo consiguió en este caso.

El tubo de descarga de agua contaminada de la fábrica de papel Oji de Nantong a Qidong, Jiangsu
En contraste con la CTEC de Hainan, y también en el año 2012, tras protestas masivas en la ciudad de Qidong se logró parar un proyecto de descarga al mar de agua contaminada de la fábrica de papel, de propiedad japonesa, Oji Paper Nantong (EJAtlas, 2018 e).

La ciudad costera de Qidong está situada en la desembocadura del río Yangtsé, a unos 100 km al norte de Shanghái. Su economía se basa, en buena medida, en la pesca y la acuicultura, con una gran producción para la exportación de langostas y camarones. Las autoridades locales han atraído también otras industrias mediantes incentivos fiscales: compañías farmacéuticas, fábricas de fertilizantes químicos y de piezas de ordenadores. En junio de 2003, la empresa japonesa Oji Paper anunció que construiría una nueva fábrica de papel en Nantong, una ciudad a 100 km del mar en el centro de la provincia de Jiangsu. Esta nueva fábrica, Jiangsu Oji Paper, sería el mayor proyecto de pasta de papel de China, proporcionando 700 millones de yuanes (90 millones de euros) en ingresos fiscales al aSugiero eliminar, muy largo acuaño. Para atraer la inversión de Oji a Nantong, su Gobierno municipal ofreció construir un ducto de agua contaminada desde la fábrica al mar, usando un estudio de factibilidad preparado por la Universidad de Hohai. En 2007 la empresa Oji comenzó la construcción de la fábrica de papel en la ciudad de Nantong. El tubo de 104 km de largo tendría una sección de 6 km en área marítima con 2,2 km a través de humedales ricos en vida marina y otros 3,8 km hasta el mar. La salida se instalaría en aguas de la ciudad de Qidong, y la capacidad de transporte de agua contaminada sería de 150.000 toneladas de aguas contaminadas al día desde Nantong hasta la costa de Qidong.

Los ciudadanos de Qidong, que dependen del mar para su economía y su vida, se opusieron. Con 203 km de costa, humedales muy productivos y el puerto pesquero de Lvsi, que es uno de los cuatro mayores puertos pesqueros de China, la ciudad de Qidong es un eslabón de una cadena industrial pesquera muy eficiente. Para muchos pescadores y acuicultores que se ganan la vida en esa zona costera, ese ducto de agua contaminada les perjudicaría al impactar sobre la cría de larvas y peces. Se temía también el impacto negativo sobre la represa de Qingcaosha en el Yangtsé, que provee de agua a una gran parte de Shanghái.

Varios diputados del congreso del pueblo de Qidong se manifestaron en contra del proyecto en 2005 y presentaron mociones, cuestionando su legalidad y enfatizando los riesgos ambientales de la vida marina. Sin embargo, no consiguieron parar el proyecto. El 13 de octubre de 2008, la Agencia de Protección Ambiental de Jiangsu aprobó la evaluación de impacto ambiental (EIA) de la parte terrestre del proyecto, y el 17 de diciembre de 2008 la Agencia Oceánica y de Pesca de Jiangsu aprobó la EIA de la parte marítima. El 2 de febrero de 2009, la comisión de desarrollo y reformas de Jiangsu aprobó el estudio de factibilidad del proyecto.

A partir de 2007, algunos ciudadanos de Qidong empezaron a enviar informes y noticias a un foro online, Qi Wu Dong Jiang, expresando su oposición al proyecto, pero sus acciones no lograron mucha atención. No fue hasta la mitad de 2009 cuando la preocupación realmente creció y, entretanto, también pasó de la esfera online a papel impreso: tras conectarse entre sí a través de grupos QQ (chat software), algunos activistas locales empezaron a distribuir folletos impresos y bolsas verdes con eslóganes, y a recoger firmas en la ciudad de Qidong y en sus zonas costeras. Los activistas también llamaron la atención sobre los riesgos ambientales marinos y para la salud humana, con peticiones al Gobierno y en la prensa local, e iniciaron un recurso administrativo en el Tribunal Popular Intermedio de Nanjing y en el Alto Tribunal Provincial de Jiangsu. Esas acciones colectivas ciudadanas tuvieron éxito y el proyecto fue suspendido.

Imagen 3. Resiste Oji, defiende nuestra tierra. Fuente: EJAtlas.


Sin embargo, a finales de mayo de 2012, se informó de que el proyecto iba a ser construido, así que los activistas decidieron continuar sus acciones. Como en otros casos en China y en el mundo, se pasó de la fase de intervención de funcionarios administrativos, representantes políticos y jueces, a la acción directa de un movimiento social. Este suele ser un camino de ida y vuelta.

El 18 de junio de 2012 algunos funcionarios de Nantong fueron a Qidong para entablar un diálogo con los ciudadanos locales incluyendo a activistas, diputados del congreso popular municipal, pescadores y cuadros políticos ya jubilados de Qidong. Pero no se logró un consenso. Entretanto, la movilización masiva aumentó en Qidong con los activistas llamando a la gente, en parques urbanos, áreas residenciales y barrios costeros, a oponerse al proyecto. El 6 de julio, dos activistas enviaron una solicitud a la autoridad local para celebrar una manifestación los días 28-30 de julio. Esta solicitud fue rechazada por el Gobierno local que, además, envió mensajes a ciudadanos y tenderos antes del 28 de julio pidiéndoles que no participaran. Sin embargo, miles de ciudadanos decidieron continuar con la convocatoria difundiendo los detalles por Internet y mediante pasquines y folletos. En la mañana del 28 de julio de 2012, a pesar de los esfuerzos del Gobierno local para impedirla, la manifestación se llevó a cabo, y Sina Weibo, una red social china, dio la cifra de cien mil manifestantes, a pesar de que el Gobierno paró los transportes públicos, había enviado cartas con anterioridad a los ciudadanos anunciando castigos y desplegó mucha policía en la ruta prevista de la manifestación.

Miles de personas invadieron los locales del Gobierno municipal y varios manifestantes entraron en el edificio principal, donde rompieron computadoras, pusieron las mesas patas arriba, lanzaron documentos por las ventanas entre las ovaciones de la multitud y al menos un automóvil de la policía fue vuelto del revés. Según reportó Reuters, dos policías fueron arrastrados fuera de sus oficinas hacia donde la muchedumbre se concentraba, sufriendo golpes que les hicieron sangrar. Algunas imágenes mostraron otros golpes a la policía y a una persona descrita como el secretario municipal del Partido Comunista, rodeado por la multitud y medio desnudo. El tumulto se frenó por la tarde, cuando Ding Dawei, secretario del partido en la ciudad de Nantong, anunció por altavoz que el proyecto quedaba “permanentemente suspendido”.

El servicio Sina Weibo de microblogueo mostró algunas reacciones expresadas en comentarios nacionalistas chinos mezclados con llamamientos a organizar más protestas todavía. Algunos usuarios de Weibo expresaron sentimientos así: “¿Cómo es posible que una fábrica de papel japonesa venga a China a dañar la salud y el ambiente natural de los chinos? ¿Cómo vamos a estar 1.300 millones de chinos asustados por un minúsculo Japón? Toda nuestra nación debería boicotear los productos japoneses. Pequeño Japón, sal de mi país”. Los usuarios online también continuaron sus esfuerzos contra la propia empresa Oji. Una búsqueda de la frase “Boicot Nepia” —una marca de pañuelos de papel que Oji vende en China— produjo más de cien mil entradas el 30 de julio.

El proyecto del tubo de descarga de agua contaminada de la fábrica de papel Oji desde Nantong a la costa levantó oposición más allá de Qidong. Una cuenta de Weibo pidió a los ciudadanos de Shanghái proteger su agua de beber contra la contaminación que ese proyecto causaría. “Eso no significa que odiemos a Japón. Nos alarma su desarrollo económico ciego que se basa en dañar nuestro ambiente”.

Al haber prohibido el Gobierno de Nantong tras las manifestaciones en Qidong en julio de 2012 el proyecto de ducto de la fábrica Jiangsu Oji Paper, esta no tuvo otro remedio que echar el agua contaminada al río Yangtsé, una práctica que ya duraba más de un año desde que la fábrica abrió en 2011. El Yangtsé tiene ya un notorio cinturón de contaminación en sus aguas costeras, donde hay numerosas fábricas químicas en ambas riberas. Hay investigaciones que muestran que entre el 50 y el 80 por ciento de las fuentes de agua de las ciudades situadas en el curso del Yangtsé están en riesgo de ser contaminadas.
Tras recibir la aprobación de las autoridades locales para usar un método de membrana con el que limpiar las aguas contaminadas de desecho, y reusar el agua, la empresa Oji Paper reinició su fabricación a gran escala en 2014 en Nantong, que había sido frenada en 2012 por la oposición en Qidong. En conclusión, hubo en este conflicto una combinación de ecologismo ciudadano y popular que recurrió a la acción directa, con las mejoras tecnológicas de una “modernización ecológica” que la empresa finalmente introdujo a pesar de su coste.

La crisis de la basura urbana y la incineradora de Gaoling, Xi’an, Shaanxi[12]

Fueron miles los ciudadanos de Gaoling que se lanzaron a las calles durante una semana en octubre de 2016 para protestar contra una incineradora de basuras y que, a pesar de las promesas de las autoridades locales, continuaron con su protesta arriesgándose a sufrir la represión de la policía y a ser arrestados. Gaoling es un distrito o barrio de Xi’an, una gran ciudad, cuna de la China tanto geográfica como históricamente, porque fue antigua capital del imperio y punto de partida de la Ruta de la Seda. Hoy es una ciudad con diez millones de personas, una de las decenas de megaciudades de China. Y al igual que otras metrópolis se enfrenta a una crisis de la basura. En 2012 Xi’an generaba unas diez mil toneladas de basura al día, y el vertedero de Jiangcungou estaba casi lleno. En respuesta, el Gobierno de la ciudad decidió en 2015 construir cinco incineradoras en los distritos de Hu, Lantian, Baqiao, Gaoling y la nueva ciudad de Fengd Ong.

Desde 1998, había habido intentos de construir una incineradora en la zona, sin éxito. La primera se planificó en Gaoling, un distrito densamente poblado de Xi’an con una población de 300.000 personas. Gaoling está a más de 20 km del centro de Xi’an. El proyecto encontró fuerte resistencia por temor a que la incineración produjera dioxinas carcinógenas. El vecino pueblo de Liangcungou tiene un centro de disposición de residuos médicos y un número creciente de cánceres, y ha sido catalogado como uno de los “pueblos de cáncer” de China. Por eso los ciudadanos de Gaoling se movilizaron con el fin de defender sus propios intereses y el medio ambiente. La prensa local no pudo informar. El Apple Daily de Hong Kong recibió una llamada desde Gaoling pidiendo que por favor cubrieran las noticias. Las autoridades estatales borraron las informaciones compartidas; sin embargo, quedó información más que suficiente para saber qué es lo que ocurrió. Las protestas empezaron el martes 11 de octubre de 2016, y el domingo siguiente culminaron con enfrentamientos con la policía. La represión fue dura. Miles de policías ocuparon la zona para dispersar la manifestación y empezaron a arrestar a participantes. Los ciudadanos hicieron saber que muchos habían sido arrestados y que la policía había pegado a muchas personas, incluidas mujeres, niños y niñas.

Una residente de apellido Zhang reportó a Radio Free Asia (RFA, una emisora auspiciada por los EE. UU. que transmite desde la década de 1950) que el domingo 16 de octubre unas diez mil personas se reunieron frente a oficinas del Gobierno, y el lunes 17 de octubre explicó que “ayer pegaban a la gente y detuvieron a muchos […] pensando que eran manifestantes […]; las tiendas están cerradas, no se permite que abran […]; hoy no se manifiesta nadie en la calle, hay muchos policías de paisano”. Dos días después, Global Times China anunció que Zhang había sido arrestada por alegar que 300.000 residentes locales habían bloqueado un edificio del Gobierno en protesta contra la incineradora. La policía la acusó de expandir rumores por Internet a través de WeChat, un medio social similar a Whatsapp o Twitter que frecuentan cientos de millones de chinos. Un sitio web oficial acusó a Zhang de haber manipulado fotos y contenidos que tomó de otros medios, para acrecentar los rumores que menoscabaron el orden público.

Otro ciudadano local, Lu, declaró a RFA que las calles estaban “llenas de policía antidisturbios y de policía armada […]; pienso que alguna gente se sobrexcitó durante las protestas y la policía se los llevó en sus vehículos o a rastras”. Otra residente dijo que la gente teme que la incineradora cause muertes, “el humo de esas plantas es tóxico y sin duda habrá casos de cáncer […]; mucha gente no puede pagarse el tratamiento médico […] simplemente se esperan hasta que mueren”.
Los vídeos de testigos directos de las manifestaciones del domingo 16 de octubre de 2016 mostraron una marcha encabezada por bicitaxis con pancartas con la leyenda: “¡Viva el Partido Comunista, viva el presidente Xi Jinping!”. Otras pancartas decían “¡No a la incineradora de basura!”. Los eslóganes que se cantaron fueron: “¡Defendamos Gaoling! ¡Defendamos el cielo azul y la tierra pura!”. Tras los arrestos, gritaron: “Suéltenlos, suéltenlos”.

Imagen 4. Movilización en Gaoling, Xi’an, octubre de 2016. “Defendamos Gaoling luchando contra la contaminación”. Fuente: EJAtlas.


La fuerte respuesta de las autoridades resultó efectiva, al menos temporalmente. La mayor parte de la población se quedó en casa el lunes, y las autoridades consiguieron frenar el tráfico de informaciones en los medios sociales. Un ciudadano declaró a RFA: “Hay patrullas en todas partes, o sea, que no podemos salir […] tampoco hoy podemos enviar tuits, y cualquier grupo de chat que mencione el tema de la incineradora será cerrado […]; hay un bloqueo total de la prensa, no dejan circular las noticias”.

Las autoridades no quisieron comentar nada sobre las protestas, y cuando RFA consultó con la oficina del alcalde, el departamento de policía de Xi’an y los funcionarios gubernamentales del distrito de Gaoling, no obtuvo respuestas. Posteriormente, el Gobierno del distrito prometió que el proyecto no comenzaría a menos que los residentes estuvieran de acuerdo y, si todos los procedimientos legales se cumplían, a la vez que declaraba que “recientemente, los manifestantes contra el proyecto bloquearon las rutas principales, interrumpieron el tráfico y afectaron el orden social; alguna gente difundió rumores y ocupó oficinas del Gobierno; todo esto son violaciones de las leyes”.

Los residentes locales argumentaron que la localización del proyecto era inadecuada, ya que era un área de protección del agua de boca y estaba cerca de algunas escuelas y vecindades. La planta era un peligro para la salud humana y para el medio ambiente. Fue la falta de diálogo del Gobierno lo que llevó a las protestas y, como dijo Ma Xiaoming (activista de derechos humanos): “Que diez mil personas se movilicen en un solo distrito indica la profunda ira popular sobre esta cuestión […]. Mucha, mucha gente se preocupa por los temas ambientales, y la actitud del Gobierno ha causado una respuesta muy fuerte […]; el Gobierno no permite que se difunda información sobre este tipo de situaciones porque la incineradora estaría en el distrito de Gaoling, justamente en la orilla del río Wei, y la contaminación del agua sería un asunto muy serio […]. El río Wei es un afluente del río Amarillo y podríamos ver contaminación y daños en toda la cuenca río abajo”.

Miles de personas protestan contra la planta de reprocesamiento nuclear chino-francesa en Lianyungang, Jiangsu[13]

El Gobierno popular municipal de Lianyungang decidió parar la selección del lugar y el trabajo preliminar sobre el proyecto de reciclaje nuclear tras enfrentarse a las protestas de miles de personas. El grupo empresarial nuclear francés Areva se comprometió en 2012 a cooperar con la compañía estatal China National Nuclear Corporation (CNNC) para construir una instalación de reprocesamiento, sin determinar dónde se haría. Parecía que Lianyungang, una ciudad portuaria en la provincia de Jiangsu, era buena candidata, porque un nueva central nuclear se estaba construyendo allá por la CNNC. Lianyungang ya alberga la planta nuclear Tianwan con dos reactores en funcionamiento y dos más en construcción. Sin embargo, una encuesta del año 2010 realizada a 1616 residentes mostró la preocupación general acerca de la central Tianwan, de fabricación rusa: el 83,5?% dijo que estaban preocupados por el tratamiento inadecuado de los residuos nucleares en esa planta.

Adicionalmente, se proponía ahora esta planta de reprocesamiento a un coste de 100.000 millones de yuanes (13.000 millones de euros) que sería construida por CNNC con tecnología de Areva. China quería reprocesar 800 toneladas de fuel ya gastado y también fabricar MOX con el mismo modelo de la fábrica de Areva en Melox, en el sur de Francia, que recobra plutonio. La fabricación empezaría entre 2020 y 2030. Esa perspectiva de una planta de reprocesamiento nuclear, que se añadiría a la central eléctrica nuclear ya existente, fue demasiado para la población local. Empezando el 6 de agosto de 2016, muchos se lanzaron a protestar sin atender a las advertencias del Gobierno local y de la policía de que estaban infringiendo la ley. Las protestas duraron semanas y a veces implicaron confrontaciones con la policía.

Según el New York Times del 10 de agosto de 2016: “Las mayores protestas en Lianyungang ocurrieron el sábado 6 de agosto (2016), cuando muchos miles de personas y familias con niños marcharon por el centro de la ciudad. A pesar de las advertencias del Gobierno, las manifestaciones continuaron en escala menor durante esta semana; los ciudadanos desafían a los policías antidisturbios, que llevan escudos, según informes recibidos y vídeos en las redes sociales”.
Los manifestantes usaron esos medios para denunciar la planta de reprocesamiento nuclear mientras los censores del Gobierno hacían lo que podían para remover los mensajes en las redes sociales.

En la red social Sina Weibo se colocaron mensajes con la cara de una persona con una máscara de protección, y al lado un signo de radiación nuclear y una X roja encima. El mensaje era: “La gente de Lianyungang no quiere radiación”. Los ciudadanos también usaron WeChat, un sistema de mensajes en Internet muy popular, para compartir vídeos mostrando las calles del centro de Lianyungang llenas de gente por la noche, muchos de ellos de edad ya mediana, caminando por la calle en manifestación y cantando: “Oponte a los residuos nucleares, defiende nuestro hogar”, y “Por la nueva generación, rehúsa la construcción de la planta de residuos nucleares”.

En la noche del lunes del 8 de agosto, miles de ciudadanos se juntaron frente a una escuela primaria en la plaza Suning Plaza y gritaron: “¡Protesta, protesta!” a la policía especial equipada con escudos y armas antidisturbios. Algunos les lanzaron botellas de agua y alrededor de una docena lanzaron piedras (y fueron detenidos). En los días anteriores las manifestaciones habían crecido hasta que la policía las dispersaba.

Uno de los argumentos ciudadanos contra el proyecto fue que Lianyungang está en un área sísmica, y que ya existía allí una central nuclear. Por lo tanto, otro proyecto nuclear aumentaba la inseguridad. El 10 de agosto de 2016 el Gobierno popular municipal de Lianyungang anunció que el proyecto quedaba suspendido, aunque no quedaba anulado. En la actualidad, Lianyungang continúa siendo uno de los lugares posibles porque las autoridades nacionales temen que las protestas se extiendan a otros lugares que se están considerando.

Conclusión

El crecimiento económico de China sucede a la vez que crece el uso de energía y materiales. No todas las fuentes de energía son igualmente dañinas o peligrosas, pero hay a veces protestas locales contra ellas: esto ocurre tanto si son CTEC como centrales eléctricas de petróleo, hidroeléctricas o nucleares, e incluso si son grandes inversiones en molinos de viento o en placas solares, que, a pesar de ser más benévolas, también despiertan oposición en algunos casos. Los materiales que entran en la economía se convierten parcialmente en desechos y, como hemos visto, hay conflictos también sobre el uso de tales materiales (como el PX o el cobre) y sobre la gestión de tales desechos, ya sea cuando hay accidentes o mala gestión en las minas que perjudican el ambiente natural y la salud humana o cuando el tema es la gestión diaria del flujo de residuos urbanos. Desde luego, no todos los proyectos de inversión dirigidos a aumentar y a gestionar el metabolismo social son conflictivos, ni en la China ni en ningún otro país. Solamente lo son algunos, muchos más que los considerados en este artículo, y también más que los que tenemos catalogados y vamos a poder catalogar en el EJAtlas.

Los casos considerados en este artículo se agrupan en los años 2010-18 (con la excepción del desastre de la represa de Banqiao), y los podríamos clasificar entre los que son solucionados, tras las protestas, con mejoras tecnológicas en una pauta de “modernización ecológica” y los que no tienen otra “solución” que cargar los daños a la población pobre y al ambiente natural tras reprimir las protestas. Mucho queda sin embargo por investigar sobre la ecología política de China con la base de datos del EJAtlas o de otras muy numerosas fuentes.

Vemos también que, como ocurre en otros lugares, a veces las protestas se dan preventivamente, antes de que los proyectos de inversión se instalen (incineradora de Gaoling; papelera de Oji; represas del río Nujiang); otras veces las protestas son por daños que se van acumulando por el funcionamiento habitual de los proyectos, pidiendo reparaciones (por ejemplo, envenenamiento por plomo); y en algunos casos las protestas surgen por accidentes esporádicos que suelen ocurrir en explotaciones mineras o en represas.

El EJAtlas es un depósito de datos sobre conflictos ambientales que ya estamos usando nosotros, los miembros del proyecto EnvJustice, para preparar y publicar artículos en revistas internacionales (por ejemplo, Scheidel et al., 2018). Aunque estamos algo atrasados en añadir al EJAtlas conflictos ambientales de China (en comparación con otras zonas del mundo), vamos adelante y vemos que estos datos que recopilamos ya son usados por otros investigadores. Recomendamos por ejemplo la tesis de máster de 2016 de Porter Lyons[14], que compara 41 “incidentes” ambientales en China, muchos de los cuales se citan en el EJAtlas. El autor intenta comprobar varias hipótesis; una de ellas muy interesante es que existe una división clara entre el este y el oeste de China en cuanto al tipo de conflictos y en cuanto a los resultados de los conflictos (en términos de “éxitos” o “fracasos” de la justicia ambiental). En conclusión, queda muchísimo por hacer en el estudio de la ecología política de China.

Referencias del EJAtlas

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Bibliografía

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Scheidel, A., L. Temper, F. Demaria y J. Martínez-Alier, 2018. “Ecological distribution conflicts as forces for sustainability: an overview and conceptual framework”. Sustainability Science, 33(3), pp. 585-598.


* Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA), Universitat Autònoma de Barcelona. E-mail: joanmartinezalier@gmail.com. Ambos autores participan en el proyecto EnvJustice financiado por European Research Council (ERC), Advanced Grant n.º 695446, 2016-21. Agradecemos la ayuda de la profesora Anna Lora-Wainright, de University of Oxford, y de algunos de sus estudiantes, y la de estudiantes de la Dra. Juan Liu, de la Northwest Agricultural and Forestry University (NWAFU), Yangling, Shaanxi.


Fuente:
https://www.ecologiapolitica.info/?p=11180

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