Amplias evidencias muestran el devastador impacto de las forestales en Wallmapu y la Cordillera de la Costa
[resumen.cl] - Un estudio recientemente publicado que analizó el periodo 1997-2015 concluye que la industria forestal incrementa la pobreza y la desigualdad social para las comunidades rurales que viven en los territorios donde ésta se ha instalado. Los hallazgos muestran que la expansión de la industria forestal en las últimas décadas no ha reducido el desempleo ni aumentado los ingresos en las comunidades, sino todo lo contrario.
Un estudio recientemente publicado que analizó el periodo 1997-2015 concluye que la industria forestal incrementa la pobreza y la desigualdad social para las comunidades rurales que viven en los territorios donde ésta se ha instalado. Los hallazgos muestran que la expansión de la industria forestal en las últimas décadas no ha reducido el desempleo ni aumentado los ingresos en las comunidades, sino todo lo contrario.
En 2014 nuestro documental «Plantar Pobreza, el negocio forestal en Chile» apuntó a la gran industria de monocultivos forestales y pulpa de celulosa y papel como responsable de una amplia gama de impactos socioambientales. Uno de los más determinantes era la pobreza que afecta las comunidades rurales y periurbanas rodeadas por estas plantaciones.
Bosques nativos destruidos y reemplazados por plantaciones forestales a gran escala
Con la expansión de plantaciones forestales se ha desarrollado una profunda transformación del paisaje y una fragmentación avanzada de los bosques nativos. Estos cambios mantienen bajo amenaza a diversas especies endémicas de la zona y que presentan también un alto riesgo de extinción.
Un estudio de 2009 había reportado una pérdida neta boscosa de 28,2% entre las regiones del Biobío y la Araucanía, con un 71,7% por sustitución de bosque nativo a monocultivos.
Mientras tanto, en torno a la Cordillera de la Costa de la región del Mauleun estudio de 2006 determinó una pérdida de bosque nativo de un 67%, a una tasa de deforestación de 4.5% al año, como consecuencia principal de la sustitución por plantaciones de monocultivos forestales entre 1975 y 2000.
Mapa de cambios en el uso de suelo en el periodo 1986-2001-2011. Fuente: R. Heilmayr et al., 2016
Un estudio de 2018 en la Cordillera de Nahuelbuta reportó que la pérdida total de bosque nativo fue de un 33,2% a una tasa de deforestación de 1,6% al año entre 1986 y 2011. La pérdida fue más intensa en bosques nativos primarios, con un 49%, en comparación a a los bosques nativos secundarios, con un 28%, y fue causada principalmente debido por la sustitución por monocultivos forestales de pino y eucalipto.
El estudio dvierte que de continuar la trayectoria actual, se esperaría una pérdida considerable de la cobertura de bosque, y si la tasa actual de forestación con monocultivos se mantiene constante en torno a 4,2% al año, el paisaje se volverá aún más uniforme en base a dos especies de interés comercial.
Variación espacial, temporal y porcentaje del área usada por los diferentes tipos de
cobertura de suelo en los años 1986 y 2011 en la cordillera de Nahuelbuta.
Fuente: S. Otavo, C. Echeverría / Revista Mexicana de Biodiversidad 88 (2017) 924-935
De no cambiar esta tendencia, Nahuelbuta se convertirá en un paisaje severamente desforestado, con pequeños parches de bosque nativo altamente modificados, aislados y sin conectividad, rodeados de usos de suelo altamente contrastantes
Efectos poco estudiados en organismos acuáticos
Un estudio de 2018 realizado demuestra que el eucalipto, por sí solo, tiene efectos letales y subletales sobre larvas de insectos en cursos de agua. Al comparar las larvas alimentadas con hojas de especies nativas, versus las de Eucalyptus, la investigación concluyó que con este árbol introducido aumenta la mortalidad, se reduce el crecimiento y se deteriora la construcción de las cápsulas protectoras de larvas tricópteras, las que participan en procesos clave de reciclaje de nutrientes en ecosistemas de ríos y esteros.
Los cambios de uso de suelo son para uso intensivo con plantaciones de monocultivos agrícolas y forestales han generado una modificación de la vegetación de la riberas y las características de los cursos de agua. Debido a que algunos organismos pueden tolerar estas perturbaciones y otros no, la presencia o ausencia de algunas especies, llamadas bioindicadores puede servir para evaluar cómo la comunidad biológica responde a las perturbaciones antropogénicas. Estudios han evaluado zonas con diferentes coberturas de suelo y ha reportado diferencias en la comunidades acuáticas en torno a la Cordillera de la Costa en la zona centro-sur de Chile. Estas investigaciones han concluido que los cambios de uso de suelo y la conversión de bosques a monocultivos han contribuido a la pérdida de biodiversidad y a generar extinciones locales.
Las forestales afectan el rendimiento hídrico de grandes y pequeñas cuencas hidrográficas
Un estudio de 2019 evaluó el impacto de los bosques nativos y plantaciones forestales en el suministro de agua en Chile. Hasta ahora se sabía que pequeñas cuencas hidrográficas presentaban un significativo menor rendimiento de agua por el mayor consumo de las plantaciones (evapotranspiración).
La investigación revela que grandes cuencas también son afectadas por los monocultivos. Asimismo, apunta a que si las estrategias de mitigación para el cambio climático comprometidas por Chile consideran forestar áreas con plantaciones, esto tendrá un impacto en el potencial hídrico.
El estudio planteó nueva evidencia del efecto de los monocultivos forestales en la escasez de agua, cuyas consecuencias aumentarán con el avance del cambio climático para las próximas décadas en la zona centro sur de Chile.
El uso de suelo forestal masivo es una mala idea en contexto de cambio climático
Un estudio evaluó los impactos en los bosques chilenos con respecto a los subsidios en la cobertura de suelo, carbono y biodiversidad y plantea que la expansión forestal implica muchos más costos antes no considerados.
Los autores apuntaron a que los bosques nativos chilenos eran ricos en biodiversidad e importantes reservorios de carbono, por lo tanto el esquema falló precisamente en incrementar los reservorios de carbono y aceleró la pérdida de biodiversidad.
La investigación constató que el esquema de subsidios que expandió las plantaciones forestales significó también un decrecimiento del área de bosque nativo.
Debido a que las plantaciones a menudo han reemplazado las cubiertas de suelo más ricas en carbono o con mayor biodiversidad. Por ello, este enfoque de la expansión forestal puede socavar los objetivos de un mayor almacenamiento de carbono y biodiversidad.
El estudio usó un modelo econométrico de cambio de uso de suelo para simular los impactos en el carbono y biodiversidad de la expansión de plantaciones forestales que fueron impulsadas por los subsidios en Chile entre 1986 y 2011.
El estudio señala que es altamente probable que los subsidios de plantaciones disminuyan la biodiversidad sin un incremento en el carbono total almacenado en la biomasa sobre el suelo.
Las plantaciones forestales alteraron ciclo del Nitrógeno en la Cordillera de la Costa
Un estudio de 2020 evaluó la magnitud de la alteración de nutrientes en una laguna de la cordillera de la costa en Chile central. El estudio constata que los cambios ocurridos en las últimas décadas son más significativos que los últimos 500 años. Este periodo coincide con la expansión acelerada de monocultivos forestales, mayor uso de agua con fines agroindustriales e incremento de fertilizantes. Este impacto es mucho mayor que el generado por cambios climáticos y actividades humanas previas.
Estas alteraciones en el ciclo del nitrógeno también tienen un efecto degradante en los suelos como reservorios de carbono.
Una nota de 2019 en la revista Nature señalaba que en vez de las plantaciones, la mejor manera de remover carbono de la atmósfera es restaurar los bosques naturales. Esto porque las plantaciones son mucho más pobres en almacenamiento de carbono que los bosques naturales, los cuales se desarrollan con poca o nula perturbación humana. Las cosechas regulares y la tala de plantaciones liberan el CO2 almacenado de vuelta a la atmósfera cada 10 a 20 años. En contraste, los bosques continúan almacenando el carbono por muchas décadas. Los autores concluyen que además de detener la deforestación, se deben instaurar programas de reforestación que restauren las tierras degradadas a bosques naturales, y las protejan.
El cambio climático aumenta el riesgo de incendios devastadores
En la zona centro sur de Chile, los incendios forestales se han vuelto «extremadamente destructivos y difíciles de controlar» dejando como consecuencias una serie de graves impactos ambientales, económicos y sociales.
Avión cisterna Boeing 747-200 modificado, llamado «Supertanker» realizando
una descarga sobre Dichato durante el cuestionado manejo de la crisis por el Estado y empresas
privadas en los megaincendios forestales de enero de 2017. Foto: Flickr Esteban Ignacio
Evidencias indican que la magnitud de estos incendios es determinada por los cambios de uso de suelo y por el cambio climático. Desde hace una década, estos incendios, también llamados «eventos de incendios extremos» o «megaincendios» aumentaron su frecuencia y la superficie afectada.
Varios estudios han constatado que los incendios forestales están determinados por efectos sinérgicos entre distintos factores, es decir, que estos actúan en conjunto generando un resultado que no se hubiera podido generar en caso de cada factor actuando de forma separada.
Un estudio de 2018 apuntó a que la flamabilidad inherente de los monocultivos, las prácticas de uso de suelo, las igniciones naturales, accidentales o intencionales u otros factores serían responsables por la desproporcionadamente alta ocurrencia de fuego en plantaciones forestales. La relativa uniformidad y continuidad de los combustibles leñosos asociados con plantaciones forestales pueden facilitar la dispersión del fuego comparado con otros tipos de cobertura donde la estructura del combustible es más heterogénea y discontinua.
De esta forma, se puede concluir que el incremento en la extensión de las plantaciones forestales puede interactuar con las condiciones climáticas cambiantes y promover grandes incendios en la zona central sur de Chile.
Un informe de 2020 señalaba que particularmente en Chile están incidiendo en el mayor riesgo de megaincendios «el cambio climático antropogénico, la crecienteárea de interfaz urbano-rural (zonas donde convergen o mezclan viviendas y formaciones vegetacionales) y el incremento de plantaciones forestales de especies de alta inflamabilidad, entre otras»
El informe también propone varias acciones tanto para prevenir los incendios, como para aumentar la resiliencia de los territorios. En ecología, la resiliencia es un concepto que indica la capacidad que tienen los ecosistemas y las comunidades biológicas para absorber alguna perturbación, y su capacidad para regresar al estado original antes de la perturbación.
La influencia del cambio climático y la megasequía que afecta al país, los intensivos cambios de uso de suelo, la expansión de los monocultivos forestales que vuelven el paisaje extremadamente homogéneo y con alta cantidad de combustible, además de la interacción entre plantaciones y el borde de las zonas urbanas. En este contexto académicos recomiendan dar énfasis en la necesidad de aumentar la prevención de estos megaincendios, estableciendo medidas como restauración de bosque nativo, recuperación de servicios ecosistémicos (como agua y biodiversidad), mejor planificación territorial urbana-rural y el diseño de un paisaje más diverso (bosque nativo) que le permita resistir y recuperarse de mejor forma de estas perturbaciones.