- Internacional - Brasil:16 de Noviembre de 2025
Declaración de la Cumbre de los Pueblos rumbo a la COP30

Nosotros, desde la Cumbre de los Pueblos, reunidos en Belem do Para, en la Amazonía brasileña, del 12 al 16 de noviembre de 2025, declaramos a los pueblos del mundo lo que hemos acumulado en luchas, debates, estudios, intercambios de experiencias, actividades culturales y testimonios, a lo largo de varios meses de preparación y reunidos aquí en estos días.
Nuestro proceso reunió a más de 70.000 personas que conforman movimientos locales, nacionales e internacionales de pueblos indígenas y tradicionales, campesinos/as, indígenas, quilombolas, pescadores/as, extractivistas, mariscadores, obreros/as de la ciudad, sindicalistas, personas sin hogar, rompedores de coco babasú, pueblos terreiro, mujeres, comunidad LGBTQIAPN+, jóvenes, afrodescendientes, ancianos, pueblos de los bosques, campo, periferias, mares, ríos, lagos y manglares. Asumimos la tarea de construir un mundo justo y democrático, con una buena vida para todos. Somos la unidad en la diversidad.
El avance de la extrema derecha, el fascismo y las guerras en todo el mundo exacerban la crisis climática y la explotación de la naturaleza y de los pueblos. Los países del norte global, las corporaciones transnacionales y las clases dominantes son en gran medida responsables de estas crisis. Saludamos la resistencia y nos solidarizamos con todos los pueblos que están siendo cruelmente atacados y amenazados por las fuerzas del imperio estadounidense, Israel y sus aliados en Europa. Durante más de 80 años, el pueblo palestino ha sido víctima del genocidio del Estado sionista de Israel, que bombardeó la Franja de Gaza, desplazó por la fuerza a millones de personas y mató a decenas de miles de personas inocentes, en su mayoría niños, mujeres y ancianos. Nuestro total repudio al genocidio contra Palestina. Nuestro apoyo y abrazo solidario a las personas que resisten valientemente y al movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Al mismo tiempo, en el Mar Caribe, Estados Unidos intensifica su presencia imperial. Lo hacen ampliando operaciones conjuntas, acuerdos y bases militares, en connivencia con la extrema derecha, con el pretexto de combatir el narcotráfico y el terrorismo, como ocurre con la operación recientemente anunciada “Lanza del Sur”. El imperialismo continúa amenazando la soberanía de los pueblos, criminalizando movimientos sociales y legitimando intervenciones que históricamente han servido a intereses privados en la región. Nos solidarizamos con la resistencia de Venezuela, Cuba, Haití, Ecuador, Panamá, Colombia, El Salvador, la República Democrática del Congo, Mozambique, Nigeria, Sudán, y con los proyectos de emancipación de los pueblos del Sahel, Nepal y de todo el mundo.
No hay vida sin naturaleza. No hay vida sin ética y trabajo de cuidados. Por tanto, el feminismo es una parte central de nuestro proyecto político. Ponemos en el centro el trabajo de reproducción de la vida, esto es lo que nos diferencia radicalmente de quienes quieren preservar la lógica y la dinámica de un sistema económico que prioriza el lucro y la acumulación privada de riqueza.
Nuestra cosmovisión está guiada por el internacionalismo popular, con intercambios de conocimientos y saberes, que construyen vínculos de solidaridad, luchas y cooperación entre nuestros pueblos. Las verdaderas soluciones se ven fortalecidas por este intercambio de experiencias, desarrollado en nuestros territorios y por muchas manos. Estamos comprometidos a estimular, convocar y fortalecer estas construcciones. Por ello, saludamos el anuncio de la construcción del Movimiento Internacional de Personas Afectadas por represas, delitos socioambientales y por la crisis climática.
Comenzamos nuestra Cumbre de los Pueblos navegando por los ríos de la Amazonía que, con sus aguas, nutren todo el cuerpo. Como la sangre, sustentan la vida y nutren un mar de encuentros y esperanzas. Reconocemos también la presencia de los seres encantados y otros seres fundamentales en la cosmovisión de los pueblos originarios y tradicionales, cuya fuerza espiritual guía caminos, protege territorios e inspira las luchas por la vida, la memoria y un mundo de bien vivir.
Luego de más de dos años de construcción colectiva y celebración de la Cumbre de los Pueblos, afirmamos:
1. El modo de producción capitalista es la principal causa de la creciente crisis climática. Los principales problemas ambientales de nuestro tiempo son consecuencia de las relaciones de producción, circulación y disposición de bienes, bajo la lógica y dominación del capital financiero y de las grandes corporaciones capitalistas.
2. Las comunidades periféricas son las más afectadas por fenómenos meteorológicos extremos y racismo ambiental. Se enfrentan, por un lado, a la ausencia de infraestructuras y políticas de adaptación. Por otro lado, a la falta de acciones de justicia y reparación, especialmente para las mujeres, los jóvenes, las personas empobrecidas y no blancas.
3. Las corporaciones transnacionales, en complicidad con los gobiernos del norte global, están en el centro del poder del sistema capitalista, racista y patriarcal, siendo los actores que más causan y más se benefician de las múltiples crisis que enfrentamos. Las industrias minera, energética, armamentística, agroindustrial y las grandes tecnológicas son las principales responsables de la catástrofe climática en la que vivimos.
4. Estamos en contra de cualquier falsa solución a la crisis climática que perpetuará prácticas nocivas, creará riesgos impredecibles y desviará la atención de soluciones transformadoras basadas en la justicia climática y de los pueblos, en todos los biomas y ecosistemas. Advertimos que el TFFF, al ser un programa financiarizado, no es una respuesta adecuada. Todos los proyectos financieros deben estar sujetos a criterios de transparencia, acceso democrático, participación y beneficio real para las poblaciones afectadas.
5. El fracaso del actual modelo de multilateralismo es evidente. Los delitos ambientales y los fenómenos meteorológicos extremos que causan muertes y destrucción son cada vez más recurrentes. Esto demuestra el fracaso de las numerosas conferencias y reuniones mundiales que prometieron resolver estos problemas pero nunca abordaron sus causas estructurales.
6. La transición energética se está implementando bajo la lógica capitalista. A pesar de la expansión de las fuentes renovables, no hubo reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero. La expansión de las fuentes de producción de energía acabó configurándose también como un nuevo espacio de acumulación de capital.
7. Por último, afirmamos que la privatización, mercantilización y financiarización de los bienes comunes y los servicios públicos están en oposición directa a los intereses populares. En estos hitos, las leyes, las instituciones estatales y la gran mayoría de los gobiernos han sido capturados, moldeados y subordinados a la búsqueda del máximo beneficio por parte del capital financiero y las corporaciones transnacionales. Se necesitan políticas públicas para avanzar en la recuperación de los Estados y enfrentar las privatizaciones.
Ante estos desafíos, proponemos:
1. Enfrentar las falsas soluciones de mercado. El aire, los bosques, las aguas, las tierras, los minerales y las fuentes de energía no pueden seguir siendo propiedad privada ni ser apropiados, porque son bienes comunes de los pueblos.
2. Exigimos que haya participación y protagonismo de los pueblos en la construcción de soluciones climáticas, reconociendo los conocimientos ancestrales. La multidiversidad de culturas y visiones del mundo, conlleva sabiduría y conocimientos ancestrales que los Estados deben reconocer como referentes para soluciones a las múltiples crisis que aquejan a la humanidad y a la Madre Naturaleza.
3. Exigimos la demarcación y protección de las tierras y territorios indígenas y de otros pueblos y comunidades locales, ya que son ellos quienes garantizan el bosque vivo. Exigimos a los gobiernos la deforestación cero, el fin de los incendios criminales y políticas estatales para la restauración ecológica y recuperación de áreas degradadas y afectadas por la crisis climática.
4. Reivindicamos la implementación de la reforma agraria popular y la promoción de la agroecología, para garantizar la soberanía alimentaria y combatir la concentración de tierras. Los pueblos producen alimentos saludables para eliminar el hambre en el mundo, basándose en la cooperación y el acceso a técnicas y tecnologías de control populares. Este es un ejemplo de una solución real para combatir la crisis climática.
5. Exigimos la lucha contra el racismo ambiental y la construcción de ciudades justas y periferias vivas a través de la implementación de políticas y soluciones ambientales. Los programas de vivienda, saneamiento, acceso y uso del agua, tratamiento de residuos sólidos, forestación y acceso a la tierra y regularización territorial, deben considerar la integración con la naturaleza. Queremos invertir en políticas de transporte público, público y de calidad, con tarifas cero. Se trata de alternativas reales para abordar la crisis climática en los territorios periféricos del mundo, que deben implementarse con el financiamiento adecuado para la adaptación climática.
6. Defendemos la consulta directa, la participación y la gestión popular de las políticas climáticas en las ciudades, para enfrentar a las corporaciones inmobiliarias que han avanzado en la mercantilización de la vida urbana. La ciudad de la transición climática y energética debe ser una ciudad sin segregación y que abrace la diversidad. Por último, condicionar el financiamiento climático a protocolos orientados a la permanencia de la vivienda y, en definitiva, a una compensación justa para las personas y comunidades con tierra y vivienda garantizadas, tanto en el campo como en las ciudades.
7. Exigimos el fin de las guerras y la desmilitarización. Que todos los recursos financieros destinados a las guerras y a la industria bélica sean revertidos para la transformación de este mundo. Que el gasto militar se destine a la reparación y recuperación de las regiones afectadas por desastres climáticos. Que se adopten todas las medidas necesarias para prevenir y presionar a Israel, haciéndolo responsable del genocidio cometido contra el pueblo palestino.
8. Exigimos la compensación justa y completa de las pérdidas y daños impuestos a los pueblos por los proyectos de inversión destructivos, por las represas, minería, extracción de combustibles fósiles y desastres climáticos. También exigimos que los culpables de delitos económicos y socioambientales que afectan a millones de comunidades y familias en todo el mundo sean juzgados y castigados.
9. El trabajo de reproducción de la vida debe hacerse visible, valorado, entendido como lo que es -trabajo- y compartido en la sociedad en su conjunto y con el Estado. Estos son esenciales para la continuidad de la vida humana y no humana en el planeta. Esto también garantiza la autonomía de las mujeres, que no pueden ser consideradas individualmente responsables del cuidado, pero se deben tener en cuenta sus contribuciones: nuestro trabajo sostiene la economía.
Queremos un mundo con justicia feminista, autonomía y participación de las mujeres.
10. Exigimos una transición justa, soberana y popular, que garantice los derechos de todos los trabajadores y trabajadoras, así como el derecho a condiciones de trabajo dignas, libertad sindical, negociación colectiva y protección social. Consideramos la energía como un bien común y abogamos por la superación de la pobreza y de la dependencia energética. Tanto el modelo energético como la misma transición, no pueden violar la soberanía de ningún país del mundo.
11. Exigimos el fin de la explotación de combustibles fósiles y hacemos un llamado a los gobiernos a desarrollar mecanismos para asegurar la no proliferación de combustibles fósiles, apuntando a una transición energética justa, popular e inclusiva con soberanía, protección y reparación a los territorios. En particular en la Amazonía y otras regiones sensibles y esenciales para la vida en el planeta.
12. Luchamos por la financiación pública y tributación de las corporaciones y de los más ricos. Los costos de la degradación ambiental y las pérdidas impuestas a las poblaciones deben ser pagados por los sectores que más se benefician de este modelo. Esto incluye fondos financieros, bancos y corporaciones de agronegocios, del hidronegocio, acuicultura y pesca industrial, de la energía y de la minería. Estos actores también deben asumir las inversiones necesarias para una transición justa y centrada en las necesidades de los pueblos.
13. Exigimos que el financiamiento climático internacional no pase por instituciones que profundicen la desigualdad entre el Norte y el Sur, como el FMI y el Banco Mundial. Ello debe estructurarse de manera justa, transparente y democrática. No son los pueblos y países del Sur global los que deben seguir pagando deudas con las potencias dominantes. Son esos países y sus corporaciones los que necesitan comenzar a pagar la deuda socioambiental acumulada por siglos de prácticas imperialistas, colonialistas y racistas, por la apropiación de bienes comunes y por la violencia impuesta a millones de personas muertas y esclavizadas.
14. Denunciamos la continua criminalización de los movimientos, la persecución, el asesinato y la desaparición de nuestros líderes que luchan en defensa de sus territorios, así como de los presos políticos y presos palestinos que luchan por la liberación nacional, exigimos la ampliación de la protección de los defensores de los derechos humanos y socioambientales en la agenda climática global, en el marco del Acuerdo de Escazú y otras regulaciones regionales. Cuando un defensor protege el territorio y la naturaleza, protege no sólo a un individuo, sino a todo un pueblo y beneficia a toda la comunidad global.
15. Exigimos el fortalecimiento de los instrumentos internacionales que defienden los derechos de los pueblos, sus derechos consuetudinarios y la integridad de los ecosistemas. Necesitamos un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre derechos humanos y corporaciones transnacionales, construido sobre la realidad concreta de las luchas de las comunidades afectadas por las violaciones cometidas, exigiendo derechos para los pueblos y reglas para las empresas. Afirmamos además que la Declaración de los Derechos de los Campesinos y Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales (UNDROP) debe ser uno de los pilares de la gobernanza climática. La plena implementación de los derechos campesinos devuelve al pueblo a los territorios, contribuye directamente a su alimentación, al cuidado del suelo y al enfriamiento del planeta.
Por último, consideramos que es hora de unificar nuestras fuerzas y enfrentar al enemigo común. Si la organización es fuerte, la lucha es fuerte. Por esta razón, nuestra principal tarea política es el trabajo de organizar a los pueblos de todos los países y continentes. Enraicemos nuestro internacionalismo en cada territorio y hagamos de cada territorio una trinchera de lucha internacional.
Es hora de avanzar de una manera más organizada, independiente y unificada, para aumentar nuestra conciencia, fuerza y combatividad. Esta es la manera de resistir y ganar.
“Pueblos del mundo: Uníos”
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Declaração da Cúpula dos Povos rumbo a COP30
Nós, da Cúpula dos Povos, reunidos em Belém do Pará, na Amazônia brasileira, de 12 a 16 de novembro de 2025, declaramos aos povos do mundo o que acumulamos em lutas, debates, estudos, intercâmbios de experiências, atividades culturais e depoimentos, ao longo de vários meses de preparação e nestes dias aqui reunidos.
Nosso processo reuniu mais de 70.000 pessoas que compõem movimentos locais, nacionais e internacionais de povos originários e tradicionais, camponeses/as, indígenas, quilombolas, pescadores/as, extrativistas, marisqueiras, trabalhadores/as da cidade, sindicalistas, população em situação de rua, quebradeiras de coco babaçu, povos de terreiro, mulheres, comunidade LGBTQIAPN+, jovens, afrodescendentes, pessoas idosas, dos povos da floresta, do campo, das periferias, dos mares, rios, lagos e mangues. Assumimos a tarefa de construir um mundo justo e democrático, com bem viver para todas e todos. Somos a unidade na diversidade.
O avanço da extrema direita, do fascismo e das guerras ao redor do mundo exacerba a crise climática e a exploração da natureza e dos povos. Os países do norte global, as corporações transnacionais, e as classes dominantes são os maiores responsáveis por essas crises. Saudamos a resistência e nos solidarizamos com todos os povos que estão sendo cruelmente atacados e ameaçados pelas forças do império estadunidense, Israel e seus aliados da Europa. Há mais de 80 anos, o povo palestino tem sido vítima de genocídio praticado pelo Estado sionista de Israel, que bombardeou a faixa de Gaza, deslocou pela força milhões de pessoas e matou dezenas de milhares de inocentes, a maioria crianças, mulheres e idosos. Nosso repúdio total ao genocídio praticado contra a Palestina. Nosso apoio e abraço solidário ao povo que bravamente resiste, e ao movimento de Boicote, Desinvestimento e Sanções (BDS).
Ao mesmo tempo, no mar do Caribe, os Estados Unidos intensificam sua presença imperial. Fazem-no expandindo operações conjuntas, acordos e bases militares, em conluio com a extrema direita, sob o pretexto de combate ao narcotráfico e ao terrorismo, como com a operação recém anunciada “Lança do Sul”. O imperialismo segue ameaçando a soberania dos povos, criminalizando movimentos sociais e legitimando intervenções que historicamente serviram aos interesses privados na região. Nos solidarizamos à resistência da Venezuela, Cuba, Haiti, Equador, Panamá, Colômbia, El Salvador, República Democrática do Congo, Moçambique, Nigéria, Sudão, e com os projetos de emancipação dos povos do Sahel, Nepal e de todo o mundo.
Não há vida sem natureza. Não há vida sem a ética e o trabalho de cuidados. Por isso, o feminismo é parte central do nosso projeto político. Colocamos o trabalho de reprodução da vida no centro, é isso que nos diferencia radicalmente dos que querem preservar a lógica e a dinâmica de um sistema econômico que prioriza o lucro e a acumulação privada de riquezas.
Nossa visão de mundo está orientada pelo internacionalismo popular, com intercâmbios de conhecimentos e saberes, que constroem laços de solidariedade, lutas e de cooperação entre nossos povos. As verdadeiras soluções são fortalecidas por esta troca de experiências, desenvolvidas em nossos territórios e por muitas mãos. Temos o compromisso de estimular, convocar e fortalecer essas construções. Por isso, saudamos o anúncio da construção do Movimento Internacional de Atingidas e Atingidos por barragens, pelos crimes socioambientais e pela crise climática.
Iniciamos nossa Cúpula dos Povos navegando pelos rios da Amazônia que, com suas águas, nutrem todo o corpo. Como o sangue, sustentam a vida e alimentam um mar de encontros e esperanças. Reconhecemos também a presença dos encantados e de outros seres fundamentais na cosmovisão dos povos originários e tradicionais, cuja força espiritual orienta caminhos, protege territórios e inspira as lutas pela vida, pela memória e por um mundo de bem viver.
Depois de mais de dois anos de construção coletiva e de realizar a Cúpula dos Povos, afirmamos:
1. O modo de produção capitalista é a causa principal da crise climática crescente. Os principais problemas ambientais do nosso tempo são consequência das relações de produção, circulação e descarte de mercadorias, sob a lógica e domínio do capital financeiro e das grandes corporações capitalistas.
2. As comunidades periféricas são as mais afetadas pelos eventos climáticos extremos e o racismo ambiental. Enfrentam, por um lado, a ausência de políticas de infraestrutura e de adaptação. Por outro, a falta de ações de justiça e reparação, em especial às mulheres, jovens, pessoas empobrecidas e não brancas.
3. As empresas transnacionais, em cumplicidade com governos do norte global, estão no centro de poder do sistema capitalista, racista e patriarcal, sendo os atores que mais causam e mais se beneficiam das múltiplas crises que enfrentamos. As indústrias de mineração, energia, das armas, o agronegócio e as Big Techs são as principais responsáveis pela catástrofe climática em que vivemos.
4. Somos contrários a qualquer falsa solução a crise climática que venha a perpetuar práticas prejudiciais, criar riscos imprevisíveis e desviar a atenção das soluções transformadoras e baseadas na justiça climática e dos povos, em todos os biomas e ecossistemas. Alertamos que o TFFF, sendo um programa financeirizado, não é uma resposta adequada. Todos os projetos financeiros devem estar sujeitos a critérios de transparência, acesso democrático, participação e benefício real para as populações afetadas.
5. É evidente o fracasso do atual modelo de multilateralismo. São cada vez mais recorrentes os crimes ambientais e os eventos climáticos extremos que ocasionam mortes e destruição. Isto demonstra o fracasso das inúmeras conferências e reuniões mundiais que prometeram resolver esses problemas, mas nunca enfrentaram as suas causas estruturais.
6. A transição energética está sendo implementada sob a lógica capitalista. Apesar da ampliação das fontes renováveis, não houve redução nas emissões de gases de efeito estufa. A expansão das fontes de produção energética acabou por se configurar também como um novo espaço de acumulação de capital.
7. Finalmente, afirmamos que a privatização, mercantilização e financeirização dos bens comuns e serviços públicos contrariam frontalmente os interesses populares. Nestes marcos, as leis, instituições de Estado e a imensa maioria dos governos foram capturados, moldados e subordinados à busca do lucro máximo pelo capital financeiro e pelas empresas transnacionais. São necessárias políticas públicas para avançar na recuperação dos Estados e enfrentar as privatizações.
Frente a esses desafios, propomos:
1. O enfrentamento às falsas soluções de mercado. O ar, as florestas, as águas, as terras, os minérios e as fontes de energia não podem permanecer como propriedade privada nem serem apropriados, porque são bens comuns dos povos.
2. Cobramos que haja participação e protagonismo dos povos na construção de soluções climáticas, reconhecendo os saberes ancestrais. A multidiversidade de culturas e de cosmovisões, carrega sabedoria e conhecimentos ancestrais que os Estados devem reconhecer como referências para soluções às múltiplas crises que assolam a humanidade e a Mãe Natureza.
3. Exigimos a demarcação e proteção das terras e territórios indígenas e de outros povos e comunidades locais, uma vez que são quem garantem a floresta viva. Exigimos dos governos o desmatamento zero, o fim das queimadas criminosas, e políticas de Estado para restauração ecológica e recuperação de áreas degradadas e atingidas pela crise climática.
4. Reivindicamos a concretização da reforma agrária popular e o fomento à agroecologia, para
garantia da soberania alimentar e combate à concentração fundiária. Os povos produzem alimentos saudáveis, a fim de eliminar a fome no mundo, com base na cooperação e acesso a técnicas e tecnologias de controle popular. Esse é um exemplo de verdadeira solução para combater a crise climática.
5. Demandamos o combate ao racismo ambiental e a construção de cidades justas e periferias vivas através da implementação de políticas e soluções ambientais. Os programas de moradia, saneamento, acesso e uso da água, tratamento de resíduos sólidos, arborização, e acesso à terra e à regularização fundiária, devem considerar a integração com a natureza. Queremos o investimento em políticas de transporte público, coletivo e de qualidade, com tarifas zero. Essas são alternativas reais para o enfrentamento da crise climática nos territórios periféricos no mundo todo, que devem ser implementadas com o devido financiamento para adaptação climática.
6. Defendemos a consulta direta, a participação e gestão popular das políticas climáticas nas cidades, para o enfrentamento às corporações do setor imobiliário que têm avançado na mercantilização da vida urbana. A cidade da transição climática e energética deverá ser uma cidade sem segregação e que abrace a diversidade. Por fim, condicionar o financiamento climático a protocolos que visem a permanência habitacional e, em última instância, a indenização justa para pessoas e comunidades com garantia de terra e moradia, tanto no campo quanto nas cidades.
7. Exigimos o fim das guerras e a desmilitarização. Que todos os recursos financeiros destinados às guerras e à indústria bélica sejam revertidos para a transformação desse mundo. Que as despesas militares sejam direcionadas à reparação e recuperação de regiões atingidas por desastres climáticos. Que sejam tomadas todas as medidas necessárias para impedir e pressionar Israel, responsabilizando-o pelo genocídio cometido contra o povo palestino.
8. Exigimos a justa e plena reparação das perdas e danos impostos aos povos pelos projetos de investimento destrutivos, pelas barragens, mineração, extração de combustíveis fósseis e desastres climáticos. Também exigimos que sejam julgados e punidos os culpados pelos crimes econômicos e socioambientais que afetam milhões de comunidades e famílias em todo o mundo.
9. Os trabalhos de reprodução da vida devem ser visibilizados, valorizados, compreendidos como o que são - trabalho - e compartilhados no conjunto da sociedade e com o Estado. Esses são essenciais para a continuidade da vida humana e não humana no planeta. Isso também garante autonomia das mulheres, que não podem ser responsabilizadas individualmente pelo cuidado, mas devem ter suas contribuições consideradas: nosso trabalho sustenta a economia.
Queremos um mundo com justiça feminista, autonomia e participação das mulheres.
10. Demandamos uma transição justa, soberana e popular, que garanta os direitos de todos os trabalhadores e trabalhadoras, bem como o direito a condições de trabalho dignas, liberdade sindical, negociação coletiva e proteção social. Consideramos a energia como um bem comum e defendemos a superação da pobreza e da dependência energética. Tanto o modelo energético, quanto a própria transição, não podem violar a soberania de nenhum país do mundo.
11. Exigimos o fim da exploração de combustíveis fósseis e apelamos aos governos para que desenvolvam mecanismos para garantir a não proliferação de combustíveis fósseis, visando uma transição energética justa, popular e inclusiva com soberania, proteção e reparação aos territórios. Em particular na Amazônia e demais regiões sensíveis e essenciais para a vida no planeta.
12. Lutamos pelo financiamento público e taxação das corporações e dos mais ricos. Os custos da degradação ambiental e das perdas impostas às populações devem ser pagos pelos setores que mais se beneficiam desse modelo. Isso inclui fundos financeiros, bancos e corporações do agronegócio, do hidronegócio, aquicultura e pesca industrial, da energia e da mineração. Esses atores também devem arcar com os investimentos necessários para uma transição justa e voltada às necessidades dos povos.
13. Exigimos que o financiamento climático internacional não passe por instituições que aprofundam a desigualdade entre Norte e Sul, como o FMI e o Banco Mundial. Ele deve ser estruturado de forma justa, transparente e democrática. Não são os povos e países do Sul global que devem continuar pagando dívidas às potências dominantes. São esses países e suas corporações que precisam começar a saldar a dívida socioambiental acumulada por séculos de práticas imperialistas, colonialistas e racistas, pela apropriação de bens comuns e pela violência imposto a milhões de pessoas mortas e escravizadas.
14. Denunciamos a contínua criminalização dos movimentos, a perseguição, o assassinato e desaparecimento de nossas lideranças que lutam em defesa de seus territórios, bem como aos presos políticos e presos palestinos que lutam por libertação nacional. Reivindicamos a ampliação da proteção de defensores e defensoras de direitos humanos e socioambientais na agenda climática global, no marco do Acordo de Escazú e outras normativas regionais. Quando um defensor protege o território e a natureza, ele não protege apenas um indivíduo, mas todo um povo e beneficia toda a comunidade global.
15. Reivindicamos o fortalecimento de instrumentos internacionais que defendam os direitos dos povos, seus direitos consuetudinários e a integridade dos ecossistemas. Precisamos de um instrumento internacional juridicamente vinculante em matéria de direitos humanos e empresas transnacionais, que seja construído desde a realidade concreta das lutas das comunidades atingidas pelas violações cometidas, exigindo direitos para os povos e regras para as empresas. Afirmamos ainda que a Declaração dos Direitos Campesinos e de Outras Pessoas que Trabalham nas Áreas Rurais (UNDROP) deve ser um dos pilares da governança climática. A plena implementação dos direitos camponeses devolve o povo aos territórios, contribui diretamente para a sua alimentação, para o cuidado do solo e o esfriamento do planeta.
Por fim, consideramos que é tempo de unificar nossas forças e enfrentar o inimigo comum. Se a organização é forte, a luta é forte. Por esta razão, a nossa tarefa política principal é o trabalho de organização dos povos em todos os países e continentes. Vamos enraizar nosso internacionalismo em cada território e fazer de cada território uma trincheira da luta internacional.
É tempo de avançar de modo mais organizado, independente e unificado, para aumentar nossa consciência, força e combatividade. Este é o caminho para resistir e vencer.
“Povos do mundo: Uni-vos”
Imagen: OLCA373
