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Fuente: IPS,
6 / 7 / 2006
Cuestionamiento científico a industria de la celulosa
por Raúl Pierri
Mientras el gobierno de Uruguay concentra sus baterías en una disputa
en La Haya con Argentina por la instalación de dos fábricas de celulosa
sobre un río limítrofe, científicos uruguayos presentaron este martes
un informe que advierte sobre los efectos nocivos del proyecto.
Los
efluentes de las dos plantas que se construyen en territorio uruguayo
afectarán el proceso reproductivo de los peces y causarán daños
crónicos a los organismos acuáticos del río Uruguay. Además, para el
funcionamiento de las fábricas se requerirá la extensión de las áreas
forestadas en el país, lo que a su vez podría disminuir el caudal de
los ríos y provocar daños permanentes en los suelos, concluye la
investigación.
El documento, titulado "Síntesis de los efectos
ambientales de las plantas de celulosa y del modelo forestal en
Uruguay", fue elaborado por una comisión de expertos de la Facultad de
Ciencias de la estatal Universidad de la República, y hace énfasis en
los impactos de la industria papelera.
"Las dos plantas tienen
previsto producir 1.500.000 de toneladas anuales de pasta de celulosa,
para lo cual consumirán 4.500.000 toneladas de madera por año. Para
esto se necesitan 300.000 hectáreas forestadas", explicó el geógrafo
Marcel Achkar al presentar oficialmente el estudio este martes, aunque
parte ya había sido filtrado a la prensa la semana pasada.
Sin
embargo, las áreas potencialmente forestables en Uruguay, de acuerdo
con sus características y disponibilidad actual, representan solo 40
por ciento de esas 300.000 hectáreas necesarias, por lo que se apelará
al uso de otras tierras no aptas y hoy utilizadas para la agricultura y
el pastoreo, añadió.
Tras una larga controversia que tensó al
máximo el vínculo entre Buenos Aires y Montevideo, la cancillería
argentina presentó en mayo una queja ante la Corte Internacional de
Justicia, con sede en La Haya, por la construcción de las fábricas de
la empresa finlandesa Botnia y la española ENCE y un puerto en la
ciudad sudoccidental uruguaya de Fray Bentos, sobre la margen oriental
del río Uruguay.
Buenos Aires esgrime preocupaciones
ambientales para oponerse a la instalación de las plantas y pide al
tribunal "una solución compatible con el ecosistema".
Los
científicos explicaron a IPS que decidieron presentar el informe como
"una contribución al debate sobre un tema en el que existe gran
confusión y que es de primera importancia para el país", y considerando
que "la ley orgánica de la Facultad la obliga a expedirse sobre los
grandes temas nacionales".
El trabajo está elaborado sobre la
base de datos aportados por estudios en otros países divulgados en
revistas especializadas internacionales, así como en resultados de
algunas investigaciones propias de la Facultad.
Alice Altesor,
del Departamento de Ecología, explicó que el modelo forestal impulsado
por las plantas tendrá efectivos negativos en el aire, el agua y el
suelo de Uruguay.
Las forestaciones de eucalipto y pino
aportan menos carbono al ecosistema natural de praderas en las que han
sido implantadas que los pastizales, mientras que consumen hasta 50 por
ciento más de agua, afectando el caudal de ríos y arroyos, y aumentan
la acidez del suelo, además de despojarlo de otros nutrientes, indicó.
"Existen
evidencias documentadas acerca de los efectos negativos del reemplazo
de pastizales naturales por plantaciones forestales", señaló Altesor.
El
informe alerta que "muchos de los cambios químicos (acidificación,
salinización, pérdida de nutrientes) son irreversibles y comprometen
seriamente la fertilidad y, por lo tanto, el potencial productivo de
los suelos".
Además, "los pastizales naturales albergan 80 por
ciento de la diversidad de especies vegetales del Uruguay y una alta
riqueza de fauna asociada. La sustitución de la cobertura vegetal por
una única especie, conlleva una severa pérdida de información
ecosistémica y genética", así como "la aparición de especies exóticas
que se comportan como invasoras", añade.
Por su parte, Néstor
Mazzeo, docente de la Maestría de Ciencias Ambientales de la Facultad,
se refirió a los efectos concretos de los efluentes de las fábricas en
el río Uruguay, en base a estudios de organismos expuestos a las
emisiones de plantas similares en 18 sitios diferentes de Suecia,
Canadá y Estados Unidos.
En el proceso de obtención de pulpa
de celulosa a partir de la madera se emplean, además de grandes
cantidades de agua, varias sustancias químicas, como cloro o dióxido de
cloro, soda cáustica, oxígeno o peróxido de oxígeno e hipoclorito de
sodio, que generan organoclorados (dioxinas y furanos), muy tóxicos,
persistentes y con capacidad de acumularse en organismos animales.
"La
composición química de los efluentes es extremadamente heterogénea, y
algo muy importante es que muchos compuestos aún no han sido
identificados. Se desconoce la naturaleza de muchos compuestos
presentes", dijo Mazzeo.
"Una respuesta muy clara y un patrón
general que se ha observado es que 80 por ciento de los organismos
(acuáticos) estudiados sufrieron un retardo en su proceso de maduración
sexual" a pesar de un aumento general de su tamaño, indicó.
Esto
quiere decir "hay una buena disponibilidad de alimento, pero algo en el
ambiente impide que parte de la energía que obtienen estos organismos
la puedan destinar a las funciones reproductivas", explicó, y añadió
que también puede ocurrir un problema de oxigenación para varias
especies.
Mazzeo subrayó que los compuestos peligrosos, de
baja solubilidad y resistentes a la degradación, se han constatado en
efluentes de diferentes plantas de celulosa, desde las que usan el
sistema Libre de Cloro Elemental (ECF, por sus siglas en inglés), que
libera menos organoclorados, hasta los que utilizan la tecnología
Totalmente Libre de Cloro (TCF).
Las empresas ENCE y Botnia
informan en sus respectivos estudios de impacto ambiental que emplearán
un sistema de producción de celulosa Kraft (proceso químico que utiliza
sulfato en la digestión de la madera) con blanqueo ECF.
El
informe incluye una serie de sugerencias al gobierno del presidente
Tabaré Vázquez para seguir de cerca el impacto de las plantas y
aconseja más tratamientos de los efluentes que los previstos en los
planes de las empresas para reducir su toxicidad.
El gobierno minimizó las conclusiones del informe señalando que se trataba sólo de "una recopilación de bibliografía".
Los
datos incluidos en el trabajo "se refieren a experiencias en otros
lugares. Es una revisión bibliográfica con información que no
corresponde al Uruguay. Las condiciones del río Uruguay son diferentes
a la de los ríos estudiados, y las especies analizadas son también
distintas a las que hay aquí", indicó a IPS la directora Nacional de
Medio Ambiente, Alicia Torres.
Por otra parte, la funcionaria
dijo que las recomendaciones hechas en el estudio son "un calco" de las
medidas adoptadas por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente ante estos proyectos, y anunciadas en su
sitio web.
Torres se reunió con los científicos el lunes, y les manifestó su "sorpresa por la oportunidad" del informe.
Se
estima que este mes el tribunal de La Haya podría pronunciarse sobre el
primer pedido efectuado por Argentina: la suspensión preventiva de las
obras de las empresas Botnia y ENCE.
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